Plaza Doña Elvira
Tras los saqueos de la judería en 1391, Enrique III donó el barrio a Pedro López de Ayala de quien lo heredó su hija, Doña Elvira, dando nombre a la actual plaza.
En el lugar donde hoy se sitúa este espacio abierto y ajardinado se encontraba el palacio donde vivía la familia. Como cualquier vivienda de tal envergadura de la época, contaba con un patio de caballos del que una parte se incorporó a la vía pública, surgiendo así la plazuela original denominada «Plaza de los Caballos». El resto del patio se alquiló, en 1577, como corral de comedias llamado «Corral de Doña Elvira», en honor de su antecesora y donde sus gentes acudían a distraerse con las obras representadas. Entre otros exitosos autores, estrenaron obras en el corral de comedias de Doña Elvira, en Sevilla, los mismísimos Lope de Vega y Miguel de Cervantes. Tras la prohibición de la actividad por parte del ayuntamiento, el corral pasó a utilizarse como almacén hasta que, en 1826 se demolió para ensanchar el viario y la plaza de los Caballos hasta alcanzar las dimensiones actuales. Además, gracias a la exposición Iberoamericana de 1929, se promueve el embellecimiento realizándose algunas mejoras por parte de Juan Talavera.




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