Plaza del Duque
Denominada en el S.XV como plaza del Duque de Medina Sidonia por encontrarse allí su casa principal de los por entonces todopoderosos Duques de Medina Sidonia, aunque posteriormente, en 1841, se le denomina plaza del Duque de la Victoria.
La
creación y las sucesivas remodelaciones se hacen en función de las
obras del Palacio que Alonso Pérez de Guzmán (El Bueno), VII Duque
de Medina Sidonia, decidió establecer en aquel solar.
En
dos ocasiones, 1841 Y 1868, toma el nombre de Duque de la Victoria en
honra del general Joaquín Baldomero Fernández-Espartero Álvarez de
Toro, príncipe
de Vergara,
duque
de la Victoria,
duque
de Morella,
conde de Luchana
y
vizconde
de Banderas,
quien en 1843 sitió y bombardeó Sevilla, por cuya resistencia le
valió a la ciudad el título de Invicta.
De la riqueza arquitectónica con la que contaba en sus alrededores, edificios de gran interés y belleza que incluso dejaron boquiabierto a Felipe II, hoy en día no queda nada. Todos fueron sustituidos por otros de carácter comercial: en el lugar que ocupaba el palacio que le dio nombre se construyó un teatro en época del Asistente Pablo Antonio José de Olavide y Jáuregui, derribado en 1789. Reconstruido el resto por sus nuevos propietarios, los Marqueses de Palomares del Río, tras los destrozos causados por las tropas francesas de ocupación, albergaría desde 1879 hasta 1960 los populares almacenes de tejidos conocidos como Almacenes del Duque. En esa fecha sería derribado junto con el colindante palacio de los Sanchez-Dalp. En el lugar ocupado por ambos palacios se levanta hoy el edificio de El Corte Inglés. La Iglesia de San Miguel no corrió la misma suerte que otras iglesias de Sevilla llamadas a ser derribadas y en su lugar se construyó el Teatro del Duque y, posteriormente, la Delegación Provincial de Sindicatos. Todavía se puede observar la fachada de lo que fue el antiguo palacio de los Cavalieri, demolido para levantar otros almacenes comerciales. En cuanto a su estructura, en 1828 se reformó para convertirse en un gran paseo de salón, a la moda del espacio público de la época. Obtuvo el privilegio de ser el paseo más distinguido de la ciudad, el que preferían los sevillanos de su tiempo dando de lado a la decrépita Alameda de Hércules. En 1924 con la creación de arriates, la pavimentación con mármol y la plantación de fresnos y palmeras entre otros árboles, se le da la forma que tras algunos cambios presenta en la actualidad: planta sensiblemente rectangular, con espacio central presidido por la estatua de Velázquez, obra del escultor Susillo colocada en 1892, a la que se le dota de un pedestal, realizado por el arquitecto Juan Talavera, para realzarlo tal y como hoy se ve.




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