lunes, 24 de noviembre de 2025

PLAZA DE MOLVIEDRO

 

Plaza de Molviedro

Tras la conquista castellana de Sevilla, fueron cedidos al Temple unos terrenos intramuros que abarcaban desde la actual Plaza Nueva hasta más allá de la Puerta del Arenal.

La Orden del Temple formó Compás propio (espacio con jurisdicción particular) en la ciudad. Se sitúo en la zona de la Laguna de la Pajería, antiguo meandro del río, Calle de la Laguna y Compás de la Laguna (actualmente Calle Castelar y Plaza de Molviedro), y se extendió desde la Huerta de San Francisco –hoy plaza del mismo nombre y parte de Plaza Nueva, hasta la muralla que existía junto a la Puerta del Arenal. En las Casas de la Pajería se ubicó la plana mayor templaria llegada a la capital andaluza. Se constituyó como Priorato, dependiente de la encomienda de Jerez, y con la función central de alojar las huestes de la frontera, ofrecer residencia a los transeúntes y, muy especialmente, mantener a la Orden en conexión con la Corona, dado que tanto Fernando III como Alfonso X fijaron en Sevilla su residencia.

Desde finales de la Edad Media el puerto y el Arenal sevillanos fueron una populosa zona de transacciones comerciales, fabricación de útiles para el comercio y enseres navales, pero también de encuentros sociales y de juergas, cuando no de peligrosos casos protagonizados por delincuentes, pues existía un gran número de población flotante y desarraigada. En el XVI, cuando la Ciudad alcanzó una importancia mundial y la población se duplicó, superando la cifra de 100.000 habitantes, estos problemas se agravaron: Sevilla vivía en una dualidad en que la que convivían la riqueza y la pobreza, emporio económico y también centro de la picaresca, “amparo de pobres y refugio de desechados” en frase de Miguel de Cervantes.

La prostitución se hallaba muy extendida en Sevilla, sobre todo en los alrededores del puerto y en determinados barrios de la ciudad, a extramuros. La política era de tolerancia pero de segregación en lugares concretos; estos lugares eran las llamadas mancebías, que se institucionalizaron para acoger y controlar a las mujeres públicas, es decir, a aquellas mujeres definidas en las Partidas de Alfonso X como mujeres "que están en la putería e se dan a todos cuantos a ellas vienen". Eran mujeres "que ganaban por las tabernas e bodegones e otras partes", acompañadas de rufianes y gente de mal vivir, cuya presencia era poco ejemplarizante para las mujeres honestas y desestabilizaba la tranquilidad del vecindario por los escándalos, riñas y robos que con frecuencia se producían.

La Mancebía de Sevilla era mucho más que el lugar habitual de prostitución; era el único espacio legal para ejercerla, casi una institución municipal, con sus propias Ordenanzas y una Comisión de munícipes supervisores. Los poderes públicos pretenden confinar la prostitución a un espacio claramente acotado y alejado teóricamente de las zonas centrales de la ciudad. La política municipal obedecía más a intereses de orden público que a intereses económicos.


LA MANCEBÍA DE SEVILLA estaba en el llamado "Compás de la Mancebía" - Era un lugar bajo, que se anegaba con facilidad por su cercanía al río, por lo que se le llamó también "Compás de la Laguna ".  (antiguo brazo del rio desecado siglos atrás), en el barrio del Arenal.

La mayoría de las rameras se concentraban en el Compás aunque solían trabajar en la Resolana, San Bernardo, Callejón del Agua, junto al Alcázar, murallas, Hoyas de Tablada y Triana, donde había menos vigilancia y más comodidad para estos entretenimientos.

La mancebía se encontraba delimitada por la muralla de la ciudad y por una tapia interior dentro del perímetro intramuros. Sus límites se marcaban por dicha muralla que discurría por detrás de la calle Santas Patronas en dirección a la calle de la Mar (hoy García de Vinuesa) completándose con una tapia que seguía por la trasera de las casas de la calle Harinas. Hay que tener en cuenta que la calle de la Mar y la Puerta del Arenal no se comunicaban directamente con la Mancebía, ya que al final de la calle Castelar se abriría posteriormente bajo el mandado de Pablo de Olvaide, asistente entre 1767 y 1776 (hoy diríamos Alcalde). La tapia continuaba, sin interrupción y discurriendo entre las casas, por la calle Harinas hasta el Arco de Atocha, y seguidamente entre las calles Piñones (actual Padre Marchena) y Pajería (hoy Zaragoza). Desde Piñones, dicha tapia seguía por detrás de las calles Rosas (Quirós) y Rosillas ( Fray Bartolomé de las Casas), para enlazar con el tramo final de la Pajería hasta la calle del Rey (San Pablo), donde el cerco se cerraba con el encuentro entre la tapia y la muralla.

Hacia el Arenal se comunicaba a través de un postigo -donde luego se alzó el Baratillo- y hacia la ciudad se abría se encontraba la entrada principal a la Mancebía, la puerta principal ubicada bajo el Arquillo de Nuestra Señora de Atocha. La puerta era mas conocida por el Golpe, a causa de poseer uno de esos pestillos que se cierran solos con un simple golpe, situada en la confluencia de las actuales calles de Jimio, Gamazo y Zaragoza, donde había un portero "guardacoimas" o "guardapostigo", ( un empleado de los padres encargado de la vigilancia).

Otras dos entradas de la Mancebía estaban en las calles Rositas y Rosas, (actuales Fray Bartolomé de las Casas y Quirós) y Palenque (hoy Doña Guiomar). Todas estas eran las entradas “oficiales” pues por las traseras de las casas se hacían perforaciones o boquetes en la tapia que cercaban la mancebía y además existieron numerosas entradas secretas en el lienzo de muralla que separaba a la mancebía del puerto, que dificultaba enormemente el control sobre la misma, siendo muy difícil impedir la huida de delincuentes y que las mujeres públicas salieses y ejerciesen su oficio por las calles.

Allí junto al lugar donde fondeaban los navíos, donde acudína los marineros y los emigrantes, el negocio era más intenso y directo. Esta ubicación central (pues e puerto era ya entonces, como lo sería mas en el siglo siguiente, el verdadero corazón de Sevilla), explica la reiterada decisión del Concejo por aislar la Mancebía lo más posible, ordenando tapiar todo su contorno y eliminar portillos que daban paso a calles secundarias.

En 1772 el asistente Pablo Antonio José de Olavide y Jáuregui ordena la demolición de la Mancebía y rehacer el barrio de nueva planta, encargando su ejecución al ingeniero Manuel Prudencio de Molviedro y Angel, concluyéndose seis años más tarde, bajo el mandato de Pedro de Samaniego Montemayor y Córdoba, vizconde de la Armería y marqués de Monte Real, tras el encarcelamiento de Pablo Antonio José de Olavide y Jáuregui por la Inquisición. En esas fechas sería derribada una ermita situada en el centro del Compás junto a una cruz, y erigida la capilla del Mayor Dolor que hoy acoge a la hermandad de Jesús Despojado, Asimismo, según consta en el Archivo Municipal, se eleva en el nuevo ensanche un palenque "para vender pan, carne, bacalao, pescado, hortalizas y demás comestibles", siendo rotulado hacia 1840 como plaza de Molviedro.


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