lunes, 20 de octubre de 2025

LA CAPILLA DEL CARMEN, EN TRIANA

 


La capilla del Carmen de Triana, se encuentra en el arranque del Puente de Triana, en la orilla trianera, en lo que sería la entrada o salida del barrio.

Dedicada a la devoción del Carmen en Triana y está ligada históricamente al cuadro de la Virgen con el Niño que en ella se venera. La pintura es un óleo sobre lienzo, anónimo del s. XVIII. Nos muestra a la Virgen sedente, con el Niño sentado sobre su pierna izquierda. La Virgen viste el hábito carmelita, porta en su mano derecha el escapulario de la advocación y ambas figuras portan coronas de plata en relieve sobre sus cabezas.

Terminado el nuevo puente en 1852, se traslada el lienzo de la Virgen del Carmen a una nueva capilla, ya desaparecida y que se situaba justo donde finalizaba la rampa de bajada del puente, casi en la esquina con la calle San Jorge. Esta nueva capilla y la torre del reloj que la custodiaba, sobrevivieron hasta 1924.

La llegada del tranvía, que en un principio fue tirado por mulas y posteriormente eléctrico, hizo que fuera necesario un ensanche en el acceso al puente y dicho ensanche obligó a derribar la capilla decimonónica, la torre del reloj y el edificio colindante, el que hacía esquina con la calle San Jorge. Para los tranvías de mulas no suponían ningún impedimento pero sí para el eléctrico. Hubo que rebajar la pendiente entre puente y Altozano y las esquinas de este con San Jorge y San Jacinto tuvieron que ochavarse para permitir el giro a los nuevos tranvías que unían Sevilla-Triana con Camas o con Coria del Río. La zona por tanto sufre una importante remodelación urbanística y la segunda capilla de la Virgen del Carmen se derriba en 1924.

La obra de Aníbal González finaliza en 1928, aunque en la cúpula luce un azulejo que indica la fecha de 1927.

El conjunto lo forman tres espacios bien diferenciados: la capilla, de planta circular; el campanario, de planta octogonal y la sacristía, espacio adintelado que sirve de unión a ambos volúmenes, el de la capilla y el de la torre.

La capilla se cierra al exterior mediante una verja de hierro, permitiendo ver su interior a través del cristal. La puerta de la misma, con arco de medio punto, se enmarca por dos pilastras corintias. Sobre el cuerpo de la capilla, un friso de azulejos y una cornisa sirven de base a la cúpula de media naranja que la cubre. Esta cúpula se encuentra cubierta por preciosos azulejos trianeros en su parte exterior y sobre ella, una falsa linterna a modo de templete también cerámico, que aloja a las santas Justa y Rufina con la Giralda entre ambas, como marca la iconografía tradicional. Este templete se cubre con una pequeña cúpula de azulejos, sostenido por cuatro arcos de herradura que se asientan sobre cuatro pares de columnas cerámicas de color verde y remata el conjunto una cruz de forja.

La torre, con las ocho pilastras adosadas en sus ochos esquinas, nos da la sensación de una mayor esbeltez de lo que en realidad tiene. El segundo cuerpo se decora con una especie de paños de sebka (como los de La Giralda) pero de estética modernista. Remata el conjunto una cúpula octogonal escoltada por ocho jarrones de cerámica y una veleta, cuyo origen se encuentra en la torre del reloj que se encontraba junto a la capillita. La veleta nos muestra la silueta de un sereno, con farol y chuzo. La veleta estuvo en la torre del reloj de la antigua capilla hasta 1924, donde al parecer fue rescatada del derribo y pasó luego a coronar el campanario de la capilla actual, donde se conservaba hasta que durante una madrugada desapareció. La actual fue diseñada por Antonio Garduño Navas en la década de los ochenta, como recuerdo de "El Veleta" Marchena y como recuerdo de esa profesión tan popular hasta hace pocas décadas y ya desaparecida.

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