Castillo de Gadir/San Jorge
Durante el dominio almohade, en 1171, el califa almohade Abū Ya´qūb Yūsuf, Āmir de Isbiliya, ordena la construcción en esa zona del río de un puente flotante sobre una hilera de barcas para unir las orillas este y oeste, el Puente de Barcas. Las cadenas de ese puente estarían unidas al entonces llamado Castillo de Gabir.
La fortaleza se construye al pie del Puente de Barcas, en un solar donde había una necrópolis de época almohade y donde previamente a su construcción se realizó un proceso de explanación que supuso una subida de cota reforzada a base de zanjas rellenas de piezas de cerámica de todos los tamaños. El conjunto defensivo de planta rectangular, con una superficie algo superior a los 5.000 m2, estaba formado por el propio Castillo defendido por una muralla con cuatro torres en las esquinas, estando flanqueados los lados más largos (el este y el oeste) por sendas torres intermedias, un foso y una barbacana. Fernando III de Castilla, con la ayuda de la flota de Ramón Bonifaz, rompería las cadenas y con ella la barrera del puente. Esto ayudaría a Fernando III a tomar la ciudad en 1248. Desde dicha toma y hasta 1280 el castillo pertenecería a la Orden Militar de San Jorge, patrón de los caballeros y los soldados. La importancia defensiva del castillo fue disminuyendo con los siglos y en 1481 se convertiría en sede del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de la iglesia católica, que lo abandonaría en 1626 debido al continuo deterioro de sus muros a causa de las fuertes crecidas del río. Tras esto, fue cedido a Gaspar de Guzmán y Pimentel Ribera y Velasco de Tovar, III conde de Olivares, I duque de Sanlúcar la Mayor, I duque de Medina de las Torres, I conde de Arzarcóllar, I príncipe de Aracena y valido del rey Felipe IV de España, el cual se ocupó de sus reparaciones y cuidados y de la vigilancia sobre las mercaderías realizadas a sus puertas. En 1639 volvería a ser del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de la iglesia católica hasta su marcha definitiva en 1785. Fue entonces ocupado por el colegio jesuita de la Inmaculada Concepción de la Virgen Mº, Ntra. Sra., vulgo Colegio de las Becas (hoy convento de Santa Clara). Entre 1800 y 1803, el castillo fue demolido y se crea un ensanche desde la plaza del Altozano hasta la calle Castilla, con la creación de una nueva calle denominada de San Jorge, quedando un solar en el que se construyen viviendas y el Mercado de Abastos de Triana (1823), que ha seguido en funcionamiento hasta la actualidad con sucesivas reformas. La Exposición Universal de Sevilla 1992 y con el objetivo de modernizar el citado mercado se demolió, bajo el mercado se llevaron a cabo numerosas excavaciones arqueológicas, saliendo a la luz, los restos del castillo y de un cementerio almohade, que concluyeron en la necesidad de musealizar los restos.
En 2009 el Ayuntamiento inauguró el proyecto del Castillo de San Jorge, creando así un centro de interpretación de las ruinas y de la represión religiosa que supuso la Inquisición española. En el interior de sus muros aún hoy en día podemos encontrar restos de las antiguas estancias que componían el Castillo, como por ejemplo la casa del portero, las cuadras, las casas del nuncio y del notario, así como las propias cárceles, la casa del primer inquisidor, y la Sala de Audiencias Secundarias. Las celdas, pequeñas y oscuras, se situaban junto a la actual calle San Jorge. Había un total de entre 26 y 30 cárceles secretas y otras 12 situadas en las torres que antiguamente tenía la fortaleza, en concreto en una de ellas, la de San Jerónimo, albergaba la cámara del tormento. Por último, se encuentran las ruinas correspondientes a la casa del Primer Inquisidor, responsable del buen funcionamiento del tribunal. Su vivienda destacaba sobre el resto conforme a la altura de su cargo. En el interior de sus muros aún hoy en día podemos encontrar restos de las antiguas estancias que componían el Castillo, como por ejemplo la casa del portero, las cuadras, las casas del nuncio y del notario, así como las propias cárceles, la casa del primer inquisidor, y la Sala de Audiencias Secundarias.
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