La Torre de la Plata c/ Santander Conocida en tiempos de Alfonso X, era también conocida como torre de los Azacanes, sería el segundo baluarte de defensa de esta zona portuaria e industrial. La unión entre ambas torres no sería en línea recta, sino que existiría un gran quiebro que serviría de acceso a las atarazanas. Sin embargo siempre se ha especulado con que ambas torres tuvieran un lienzo de muralla que las uniera en línea recta por la calle Santander. Este segundo lienzo de muralla rompería por completo el acceso a las atarazanas por lo que, o bien nunca existió o fue construido en una etapa posterior para evitar el quiebro una vez que el astillero dejó de estar en uso al trasladarse la construcción y reparación de barcos a las nuevas atarazanas levantadas por Alfonso X en 1252. Debió de ser en el momento de su construcción un autentico fortin, desde donde se dominaba el rio y se flanqueaba el Arenal. A sus pies se construyó una puerta, llamada Postigo del Carbón, una vez que se edificaron las Atarazanas), de planta octogonal y en su interior tiene tres cámaras superpuetas. La cámara inferior tiene un pilar octogonal en el centro, del que parten ocho arcos fajones que apoyan en los muros maestros, que general espacios cubiertos con bóvedas de cañón triangulares. Su altura máxima llega hasta el adarve. El material constructivo es mixto, sillares en las esquinas, paños de tapial y ladrillo en la cubierta.
Desde la Torre de la Plata el lienzo de muralla seguiría recto hacia el Alcázar a lo largo de la calle Santander y atravesando la actual Avenida de la Constitución hacia la calle Santo Tomás.
Atarazanas de Sevilla
La primera noticia que se tiene de unos astilleros en la ciudad de Sevilla, data del s. I a.C, cuando tiene lugar la guerra civil entre Pompeyo y Julio César.
En el s. IX se producen una serie de ataques normandos (vikingos) en las costas peninsulares, uno de ellos en Sevilla. Esto motiva al califa ´Abd al-Rahmān II a reforzar la muralla de la antigüa Híspalis romana, la Spalis hispano-visigoda, y a crear una flota de guerra permanente. Con este fin, ordena la construcción de unos astilleros en Sevilla. Unos 200 años más tarde, en 1184, el califa Abū Yacūb Yūsuf I, al mismo tiempo que da la orden de construir la muralla de cierre de la explanada de Ibn Jaldún y el alminar de la nueva Aljama, ordenó al entonces gobernador de la ciudad, Abū Dawud Yalul ben Yildasan la fabricación de unos astilleros donde, en un corto espacio de tiempo, construir una gran flota para hacer frente a los reinos cristianos.
El lugar elegido fue un terreno desde la muralla de la alcazaba que da sobre el río en la puerta al-Qatay (de las Naves) hasta el pie, el nivel más bajo, en la zona comprendida entre la Torre del Oro, La Torre de la Plata, la Puerta del Carbón y el Postigo del Aceite.
El antiguo solar que ocupaban las Atarazanas esta dividio en tres partes, de sur a norte: cinco naves que fueron demolidas a mediados del s.XX para la construcción de la Delegación Provincial de Hacienda, cinco naves que corresponden al Hospital de la Caridad y siete naves más que correspondían a la antigua Maestranza de Artillería, que cubrían unos 15.000 metros cuadrados. En el Hospital de la Caridad, fundación erigida en el s.XVII, se conservan importantes restos de las antigua atarazanas, aunque muy soterrados y enmascarados por adosamientos posteriores. La nave central, más ancha, del antiguo edificio portuario fue convertida entonces en iglesia barroca.
Las Atarazanas también incluían la denominada Resolana del Río, una gran explanada de arena que llegaba hasta la orilla del Guadalquivir. Se trató de una de las mayores instalaciones industriales de la baja Edad Media en Europa, de extensión comparable a la que tenía por entonces el Arsenal de Venecia.
Arquitectónicamente se trata de una obra gótica y mudéjar construida toda ella en fábrica de ladrillo, que muestra el influjo del arte almohade en las construcciones medievales en la ciudad de Sevilla. Asombran las dimensiones de sus anchas y largas naves adosadas y cubiertas por bóvedas de arista, apropiadas para la construcción de los mayores barcos de la época. Estas naves se comunican lateralmente a través de gruesos arcos ligeramente apuntados y enfrentados entre sí que arrancan directamente desde el suelo, y que en su conjunto provocan en su interior perspectivas atractivas.
A lo largo de su historia el edificio de las Atarazanas Reales ha sufrido transformaciones importantes. En la actualidad quedan en pie solo siete de las diecisiete naves originales. La primera gran intervención arquitectónica sobre el edificio de las Atarazanas tuvo lugar en el año 1641 con la construcción del Hospital de la Caridad y su iglesia, que ocupó cinco de las naves, cuyos arcos todavía pueden vislumbrarse hoy día. En 1719 el Gobierno dispuso que cinco naves pasasen a almacenar material de artillería, función que ya habían ido desempeñando las Atarazanas desde 1587. En 1762 comenzó una gran reforma del Cuerpo de Artillería que llevaría al cabo de los años a que la Maestranza de Artillería sita en las Atarazanas contase con un gran depósito de carruajes y pertrechos para suministrar a las tropas, lo que acabó traduciéndose en una ampliación en la capacidad de talleres y almacenes con la anexión de dos naves más para completar las siete que ocuparía el Ejército hasta el s. XX. En 1782, las Maestranzas de Cádiz y Málaga se fusionaron en la de Sevilla, quedando esta como abastecedora única para toda Andalucía y Extremadura y, un año más tarde, también para Las Indias, lo cual conllevó una nueva operación arquitectónica que transformó parte del edificio y levantó la fachada actual. Aparte de la construcción de la Caridad en el s. XVII, el resto de la estructura del edificio original sobrevivió completa hasta 1945, cuando cinco de las naves fueron derribadas para dejar sitio a la construcción del actual edificio de la Delegación de Hacienda. Las Atarazanas de Sevilla están declaradas Bien de Interés Cultural y catalogadas como Monumento Nacional desde 1969. En 1993 pasaron a ser propiedad de La Junta de Andalucía, cuya Consejería de Cultura realizó obras de rehabilitación hasta 1995. En 2009 la Junta le cedió el edificio a la entidad financiera La Caixa por un periodo de 75 años a fin de que construyera en él un centro de difusión cultural denominado CaixaForum Sevilla. A finales de 2012 La Caixa anunció que construiría el Caixaforum en otro lugar de la ciudad, lo cual desató un conflicto con la Junta de Andalucía que concluyó con un acuerdo por el que la entidad financiera invertiría 10 millones de euros en otro proyecto cultural distinto en las Atarazanas.
Una vez salvado el recinto de las Atarazanas almohades, la muralla continuaba hacia el Alcázar en dos tramos, creando una pequeña ciudadela en lo que es hoy en día la Casa de la Moneda. El tramo sur iba paralelo a la actual calle Almirante Lobo para entroncar con la muralla aparecida durante las obras del Metro en la calle San Fernando. Ambos lienzos de muralla se unían en la Puerta de Jerez y tenían como protección natural el arroyo Tagarete que discurría a los pies de la muralla. Actualmente este lienzo de muralla se conserva dentro de lo que es la Sala de Teatro La Fundición (almenas incluidas), antigua Fundición Real. Este tramo de muralla proseguía por la calle San Fernando hasta el actual Bar España girando hacia los actuales Jardines del Alcázar donde nos encontramos el siguiente resto aún visible hoy en día. Se trata de una torre totalmente desprovista de unión con cualquier lienzo de muralla y que más parece un elemento decorativo de los jardines que un elemento defensivo de la primitiva muralla almohade. Desde esta torre la muralla seguía en línea recta hacia el Alcázar a través de lo que hoy conocemos como Galería de los Grutescos, antigua muralla almohade transformada en galería decorativa y cortesana por Vermondo Resta entre 1612 y 1621. Si volvemos sobre nuestros pasos hacia la Casa de la Moneda, recordamos que la torre de la Plata formaba parte de un tramo de la muralla que seguía por la calle Santander hasta la entrada monumental del recinto construida por Sebastián van der Borcht en el s. XVIII. Bajo este edificio, al igual que dentro del restaurante “La Casa del Tesorero” han aparecido recientemente nuevos tramos de la muralla almohade que reutilizaban construcciones islámicas anteriores del s. XI. Se trata de la bautizada como 'Torre de Bronce' y la puerta de Bab Al-Kuhul que sería una de las salidas de la ciudad hacia el sur antes de la construcción de la Puerta de Jerez tras la ampliación almohade del cinturón de murallas. Según algunos estudios, este recinto de la Casa de la Moneda habría sido ocupado por la residencia palatina de Abu Hafs, hermano del emir Abū Yaqūb Yūsuf, el gran constructor de toda este conjunto de murallas que rodeaban el Alcázar hacia 1170.
En la zona comprendida entre el antiguo Coliseo España y la avenida de la Constitución nos encontraríamos un lugar abierto que serviría de antesala a una de las entradas al Alcázar, el Postigo de ´Abd-al-Aziz que tiene una torre hexagonal en un extremo y conserva su carácter defensivo con almenas en su parte superior. Esta plaza estaría también amurallada y en la zona sur el muro seguiría paralelo al de Puerta Jerez quedando a día de hoy un pequeño trozo que atraviesa perpendicularmente la calle San Gregorio. Esta muralla sería paralela a la de la calle San Fernando y dificultaría aún más el asedio de la ciudad por su frente sur ya que el atacante se encontraría con el río Tagarete, un primer cinturón de murallas y otro más una vez superado éste.
A través de un gran patio de armas se llegaba hasta la entrada al recinto palaciego del Alcázar, hoy tapiada para crear el eje visual que todo conocemos desde la Puerta del León hacia el Patio de Montería. Tras entrar por esta puerta era necesario girar a la derecha para encontrar un segundo lienzo de muralla que es el que hoy está agujereado para dar acceso al Patio de la Montería. Un complicado y difícil sistema defensivo que demuestra la inestabilidad de la época y el miedo de los gobernantes no sólo al asedio cristiano, sino a las revueltas populares.
Postigo de ´Abd -al- Aziz del s. XIII, también conocido como Arco de la Plata o de la Victoria.
Situado en la esquina de la avenida de la Constitución con la calle Santo Tomás de Sevilla. En ella apenas destaca la Torre de Santo Tomás o de´Abd-al-Aziz, llamada así en honor de ´Abd-al-Aziz ibn Mūsā, segundo emir de Al-Ándalus que vivió en Sevilla hasta el 716, año en que murió asesinado.
La construyeron los almohades a mediados del s. XII, cuando ampliaron las defensas de los Reales Alcázares. Con esa ampliación, las murallas de Sevilla abarcaron un total de 150 hectáreas.
Esta torre constituía el vértice nor-occidental de una alcazaba construida entre 1151 y 1171 para albergar las tropas que defendían el palacio de gobierno, y además formaba parte de una coracha que protegía de una posible invasión a través del Guadalquivir.
De la Torre de ´Abd-al-Aziz, colindante con la Puerta de la Victoria que daba acceso al recinto del Alcázar, partía una segunda muralla que conectaba con la Torre de la Plata, el Postigo del Carbón, y continuaba hacia el oeste. A principios del siguiente s., en 1221, se culminó la obra con la construcción de la Torre del Oro que remataba el extremo sur-occidental de la muralla.
Es curioso constatar que cada una de las torres que jalonaban esa muralla, iba aumentando el número de lados según su proximidad al río. Los almohades sabrían por qué. Así la primera, la más alejada, que hoy está totalmente incluida entre los edificios, tiene cuatro. La Torre de ´Abd-al-Aziz que es la segunda, tiene seis. La tercera, la Torre de la Plata, tiene ocho, y la cuarta, la Torre del Oro que está situada a orillas del río y defendía el puerto, tiene doce.
Al tiempo que estaban integradas en el conjunto defensivo de la ciudad, las murallas palatinas que incluían la Torre de ´Abd-al-Aziz, aislaban un complejo entramado de edificios situados en el sector meridional, que albergaban los poderes político, administrativo, económico y religioso; una suerte de “ciudad prohibida” a la que no tenían acceso los ciudadanos normales.
La Torre de ´Abd-al-Aziz sufrió serios daños a causa del terremoto de 24 de agosto de 1356, y fue reconstruida por Pedro I en un estilo mudéjar similar al del palacio del rey en los Reales Alcázares. Tiene 15 metros de altura de los cuales 8 están rellenos de tapial. Su planta forma un pequeño hexágono, cada uno de cuyos lados mide solamente un metro y medio. Actualmente, varios de sus lados están embutidos en los edificios contiguos que, además, la superan en altura, motivo por el cual pasa bastante desapercibida. Estos edificios fueron construidos en 1919 por Aníbal González Álvarez-Ossorio, el famoso arquitecto sevillano que también construyó la Plaza de España y mandó plantar los naranjos que, desde entonces, caracterizan Sevilla.
Ese mismo terremoto también provocó daños en la Torre del Oro, y el rey castellano la mandó restaurar añadiéndole, además, el segundo cuerpo, también dodecagonal. El tercer cuerpo, cilíndrico, se añadió en 1760 cuando se repararon los daños causados por el terremoto de Lisboa ocurrido el uno de noviembre de 1755.
Según la tradición, la Torre de ´Abd-al-Aziz fue el primer lugar en el que ondeó el pendón de Castilla tras la conquista de Sevilla en 1248. Por ese motivo también se ha llamado Torre del Homenaje. El pendón se conserva en la Catedral, junto a la capilla del Bautismo.
Desde la Torre de ´Abd-al-Aziz la muralla continuaba por la calle Santo Tomás donde es perceptible otra torre empotrada en la Cilla del Cabildo (hoy subsede del Archivo General de Indias)... Los muros de piedra que protegen el Alcázar hacia la Plaza del Triunfo forman parte de la zona más antigua del recinto palaciego ya que se remontarían a los siglos X y XI tras la reconstrucción de la ciudad una vez conquistada por Abderramán III y la posterior ampliación del recinto en época taifa. Si seguimos el lienzo de muralla hacia el Barrio de Santa Cruz nos encontraremos el primitivo acceso al Alcázar del s. X-XI, en un nivel muy inferior al original por el recrecimiento de la calle pero que es posible vislumbrar en todo su esplendor desde el interior donde se conserva parte de la monumental puerta del Alcázar pre-almohade. Una de las casas del Patio de Banderas que pertenece al CSIC guarda en su interior este tesoro y para que podamos comprender mejor la complejidad de los accesos islámicos existe esta maqueta donde se observa perfectamente lo que era un acceso en recodo. Las dos torres que vemos a la derecha de la imagen se corresponden con la calle Joaquín Romero Murube, desde ellas se accedía por la puerta que hoy vemos tapiada y rehundida a un patio interior completamente rodeado por murallas que tenía una segunda puerta de acceso al Alcázar. El atacante debía atravesar ambas puertas mientras resistía el constante ataque desde torres y murallas.
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