lunes, 22 de septiembre de 2025

El sistema defensivo del Alcázar de Sevilla

 

El sistema defensivo del Alcázar de Sevilla, no se acaba en las murallas que lo cercaban hacia la calle San Fernando y el puerto, sino que tenían un cierre que miraba hacia la propia ciudad y que comunicaba la alcazaba donde vivían los gobernantes en época almohade con la nueva Mezquita aljama cuyas obras culminarían en 1184.

Pero volviendo al sistema defensivo del Alcázar que a día de hoy aún conservamos, seguimos nuestro recorrido en el Patio de Banderas. En una de las esquinas de la antigua Plaza de Armas del Alcázar encontramos un angosto pasillo con dos recodos que nos llevan a la conocida como calle Judería. Un lugar muy famoso en la ciudad por su belleza, pero también por su importancia como escenario de la ópera Carmen de Bizet. En el arco que da a la calle Judería podemos ver cómo se conservan los goznes donde estarían ubicadas las puertas que cerraban este pasadizo cuyo fin era salvaguardar la seguridad de los gobernantes de Sevilla. La actual calle Judería, esconde en realidad una vía de escape del Alcázar para huir de la ciudad en caso de asedio o revuelta, porque el período almohade en la ciudad se caracterizó por una fuerte inestabilidad social. Si miramos hacia el pasadizo por el que acabamos de pasar vemos que en la parte superior se conserva una torre defensiva y que a izquierda y derecha tenemos murallas; estamos dentro del recinto de la alcazaba almohade pero en una zona especialmente vigilada y controlada. Al fondo de la calle, casi oculta por el caserío, encontramos una pequeña puerta protegida a su vez por otra alta torre con un potente matacán desde el que poder defenderla. Esta puerta se comunica con los Jardines del Alcázar, exactamente con la zona donde se ubica la Puerta de Marchena. En la actualidad se trata de una zona ajardinada del Alcázar, pero en época almohade estos jardines acababan en la parte interior de la Puerta de Marchena (que es un añadido de principios del s. XX). Todo este muro era una potente muralla que seguía por la Galería de Grutescos y protegía el Alcázar. La pequeña puerta estaba por lo tanto fuera del recinto, daba a campo abierto y estaba muy cerca del río, era la escapatoria perfecta para huir en caso de revueltas populares, pero también suponía un punto débil en las defensas de la ciudad, de ahí que esté protegida por la torre que vemos en la imagen y que una vez traspasada nos encontremos con poco más que un pasillo desde el que sería fácil contrarrestar un ataque.

Volviendo a la calle Judería nos encontramos otro lienzo de muralla en lo que se conoce como Callejón del Agua. Este muro además de defender esta zona de la ciudad tenía una misión fundamental en el día a día del Alcázar, suministrar el agua que llegaba desde los Caños de Carmona, ubicados un poco más al norte. De nuevo vemos una serie de torres y almenas con su paso de ronda para permitir el trasiego del ejército y velar por la seguridad de Sevilla. Dos grandes conductos cerámicos recorren este muro en su parte interna. Hoy en día son perfectamente visibles gracias a los cortes efectuados en la muralla para comunicar el barrio de Santa Cruz con los Jardines de Murillo pero en su día quedaban ocultos para garantizar el abastecimiento del Alcázar y evitar posibles daños.

Tras el corte, la muralla prosigue unos metros más como telón de fondo de los Jardines de Murillo, completamente embutida en el caserío de la zona. Una última torre de planta cuadrangular muy modificada para convertirla en vivienda es visible en todo su esplendor antes de llegar a la Plaza de Refinadores donde el rastro se pierde definitivamente. Los restos de una última torre sirven de epílogo a este sector de la muralla que no volverá a tener cierta envergadura hasta el tramo de los Jardines del Valle, aunque se conserva un pequeño lienzo junto a lo que fue la Puerta de Carmona.

Bāb Qūrţuba/Puerta de Córdoba, de origen almorávide y reformada en el s. XVI; situada frente al convento de los Capuchinos, es una de las que mejor conserva la disposición originaria. Conectaba: Barrio de San Julián con el camino histórico hacia Córdoba.

Es en realidad una torre-puerta, con disposición en recodo que evitaba un acceso directo intramuros, situada frente al convento de Capuchinos y adosada a la iglesia de San Hermenegildo con la Ronda de Capuchinos. La razón de que la puerta islámica no fuese derribada es bien conocida y obedece a la creencia tradicional entre los sevillanos de que en la torre había sido martirizado San Hermenegildo.

Su patio interior es la parte más singular del conjunto, pues desde él parte una escalera que permite el ascenso a las mazmorras, donde según la tradición se ubica el encarcelamiento y martirio de San Hermenegildo. Este hecho motivó que pronto se convirtiera en un lugar de culto para la ciudad, instalándose para tal fin una capilla en su interior.


La Torre Blanca Perteneciente al periodo almohade de la ciudad, por lo que debió ser levantada durante la importante ampliación llevada a cabo durante el dominio del sultán Alí ibn Yussus, y reforzada en las posteriores mejoras efectuadas en el x. XIII, que dotaron a los muros de otros elementos defensivos como la barbacana, que también se conserva en este tramo. Fue derribada parcialmente durante la Revolución de 1868. Construida en tapial verdugado en ladrillo, posee una tonalidad casi blanca debido a la abundante cal, por lo que es llamada así al menos desde 1451. Concebida como un auténtico fortín, con dos cámaras de tiro fortín, con dos cámaras de tiro amplias con saeteras, de las que sólo encontramos paralelismos en la Torre del Oro. Defendía el acceso a la ciudad desde el norte, ya que la puerta de la Macarena estaba desplazada hacia el oeste con respecto a la antigua vía romana. Bastión de planta octogonal irregular, de siete paños, dos pisos y núcleo central poligonal abajo y cuadrado arriba albergando escalera helicoidal, al estilo de las escaleras de planta y núcleo pentagonal del puente de Cadí de Granada, los deambulatorios cubiertos con bóvedas de aristas enlazadas alternando con otras triangulares, como en la Torre del Oro. Por delante se instaló el pasillo del camino de ronda o túnel, alto pasadizo cubierto con bovedillas de aristas desde el que se desciende por escaleras a los adarves de uno y otro lado, de ahí el desnivelado de los merlones que ocultan las escaleras. Los muros de las estancias alta y baja miden 1,33 m. de grueso, su cubierta se compone de bóvedas de cañón de arista cuadrada y triangular, arcos fajones y escalera en torno a un machón central. A su pie discurre la barbacana obligada a dibujar paño de forma irregular. Además de las necesidades de defensa, la capitalidad en Sevilla fue acompañada de importantes transformaciones urbanas. En primer lugar, el aumento de población provocó la aparición de nuevos barrios residenciales. Una zona de expansión dentro de los límites de la muralla, fue el sudeste, actual Barrio de San Bartolomé, entre la Puerta de Carmona y el Alcázar, con entrada desde el exterior por la Puerta de la Carne. El conjunto se organizó sobre un eje: actuales calles de san José y de Santa María la Blanca, en cuya plazuela se sitúa un pequeño zoco, Azueyca, con tiendas fijas que se mantenía aún en época cristiana, cuando se localiza en éste sector la judería.

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