al-Qaşába Išbylīya /Alcazaba de Sevilla
Empezó a tomar su aspecto de fortificación palaciega, tras la conquista de Sevilla, en 712 por los árabes; que ya desde el año 720 utilizaron el recinto como residencia de sus dirigentes.
El lunes 29 de septiembre de 844 la ciudad fue arrasada por los vikingos, y las murallas fueron pasto de las llamas. Tras ello el Āmir ´Abd al-Raḥmān II, cuarto ´Āmir Omeya de Córdoba 822-852, mandó reconstruirlas.
´Abd al-Raḥmān III dispuso la construcción, al lado de la basílica goda de San Vicente, de “Dār al-Imāra”, o casa de gobierno, una fortaleza exenta al Sur del perímetro urbano, integrada en la actualidad en el conjunto de los Reales Alcázares. El recinto califal, heredero del romano.
Los ´abbādíes ampliaron el núcleo palaciego fortificado erigido en el flanco meridional de la ciudad, aportando edificaciones propias al sector que acabaría constituyendo el conjunto de los Reales Alcázares.
Mwḥāmmad II ibn ´Abbād al-Mu´támid 1069-1091, quien cargado de cadenas, salió de Sevilla primero a Ţānger, de aquí se le condujo a Mequínez. En Mequinez permaneció muchos meses, hasta que Yūsuf ibn Tāšfīn mandó trasladarlo a la ciudad de Āgmāt, allá en el Atlas de Marruecos. En Āgmāt llevó, en la prisión, una existencia triste y dolorosa. Vivía con su família en la miseria. Para subvenir a sus necesidades, su mujer Romaiquia y sus hijas se vieron obligadas a hilar. Mwḥāmmad II ibn ´Abbād al-Mu´támid murió en Āgmāt después de una larga enfermedad, en 1095, a la edad de cincuenta y cuatro años, cuatro años después que se conquistara Sevilla el 2 de septiembre de 1.091. El actual Salón de Embajadores, identificada con el Palacio al-Mubarak/Alcázar de la Bendición.
Los almorávides que entran en Sevilla como fuerzas de ocupación, no obstante bien recibidas por un sector numeroso de la población, cerraron el espacio que va desde la Plaza del Triunfo hasta el rio. Allí se acomodarían alcazaba, palacios, cuarteles y la administración de las dinastías africanas que, desde la ciudad, gobernaron gran parte o la totalidad del territorio de al-Āndalus. Los almorávides planificaron y rodearon de su primera muralla el perímetro que ha perdurado hasta nuestros días como límite del casco histórico de Sevilla. Un circuito de contornos ovalado de 7.300 m. de longitud que encierran 287 ha. de superficie. Extendiendo el cinturón defensivo hacia el Norte, alcanzaron la línea Puerta Osario-Puerta de Córdoba, Macarena y Barqueta, dejando en su interior amplias zonas libres que se edificarían a lo largo del s. XII.
Abū Ya´qūb Yūsuf el calīfa almohade, encargó se trasladasen los mandos a Sevilla, desde Granada, instalándose en la vieja alcazaba, que entonces comprendía la “Dār al-Imāra” del s. IX. Mandó construir las murallas por el lado del río a su costa, después que las derribó la inundación grande el año 1168, por la gran crecida que hizo salir las aguas por todas partes y las construyó de piedra y cal, desde ras de tierra hasta la altura que tienen hoy En el año 1169 dio comienzo la gran operación urbanística de reforma del sector meridional de la ciudad, con la construcción de diversos recintos militares periféricos, ubicados todos ellos entre el límite Sur de la ciudad pre-almorávide, el trazado de la nueva muralla y el cauce del arroyo Tagarete se añadieron las dos alcazabas almohades, llamadas interior y exterior, mientras la defensa del puerto y ciudad se completó con la Būrŷ al-Dahab/Torre del Oro, era una torre albarrana de doce lados, una especie de apéndice que se proyectaba desde alcázar, se conectaba con el recinto de gobierno por un muro o coracha, hoy desaparecido, partía de otra torre de diez lados, la Torre de la Plata, con otra torre que no existe actualmente (de ocho lados) con la Torre de ´Abd-al-Aziz, (de seis lados), con la torre de Santo Tomás (de cuatro lados) atravesando el Arenal, con función de control y defensa del puerto fluvial, que se cerraba con una fuerte cadena que unía esta torre, con otra, desaparecida, al otro lado del río, en arrabal de Ţiryāna/Triana, llamada Torre de la Fortaleza. Además de las necesidades de defensa, la capitalidad en Sevilla fue acompañada de importantes transformaciones urbanas. En primer lugar, el aumento de población provocó la aparición de nuevos barrios residenciales. Una zona de expansión dentro de los límites de la muralla, fue el sudeste, actual Barrio de San Bartolomé, entre la Puerta de Carmona y el alcázar, con entrada desde el exterior por la Puerta de la Carne. El conjunto se organizó sobre un eje: actuales calles de san José y de Santa María la Blanca, en cuya plazuela se sitúa un pequeño zoco, Azueyca, con tiendas fijas que se mantenía aún en época cristiana, cuando se localiza en éste sector la judería. Tuvo dos sinagogas, citadas en 1252 como utilizadas por los judíos y convertidas luego en Iglesias de san Bartolomé y de Santa María la Blanca. Y en el mismo año restauró el techo de madera, reforzó con torreones el muro del lado de poniente, pavimentó el suelo y recubrió los arcos con yeso y cal de la vieja mezquita del s. IX de ´Umar ibn ´Adābbas/Salvador, que había sido la Mezquita aljama de Sevilla hasta la construcción del edificio más emblemático de la Sevilla almohade, la nueva Mezquita aljama ya desaparecida.
El castillo urbano o Alcázar.- El espacio que hoy denominamos reales alcázares, son una pequeña parte del conjunto de recintos que conformaban los alcazáres y alcazaba. El área palatina comprendia 17,71 ha. El palacio de Ibn ´Abbād. 1150-51 la conquista almohade de la ciudad de Sevilla se produjo el 17/01/1147, enseguida se establecieron en ella dos hermanos de Ibn Tumart con su tropas magrebíes, cobijándoles junto al “barrio del cementerio” próximo al alcázar, donde residían los jeques almohades y el responsable del gobierno, de modo que todos los magrebíes estuvieran cerca. Pronto provocaron inicialmente el recelo de sus habitantes y posteriormente el rechazo más hostíl ante la “depredación” a la que fueron sometidas las casas prestadas o compartidas a tal fin: “No cuidaron sus alojamientos, comenzaron a quemar sus techos, a convertir sus casas en cuadras... pues eran mala gente, por lo que al poco los edificios estaban estropeados, alargándose las manos de sus secuaces contra los sevillanos próximos a ellos, que de ellos huían... sin que el califa almohade ´Abd al-Mumin supiera nada hasta que se le comunicó”. Ante el levantamiento ciudadano,(que tardó en sofocarse tres años), el califa almohade ´Abd al-Mumin envió como gobernador de Sevilla a Yūsuf ibn Swleyman “ que apaciguó los ánimos... acordándose construir una alcazaba en Sevilla para que a ella se trasladaran los almohades residentes en (el barrio del cementerio de al-Yabbana, (.. ) determinaron un lugar (para esta alcazaba), sacando a los habitantes de sus casas...(..) demolieron la muralla de Ibn ´Abbād y con sus piedras construyeron esta alcazaba (..) En el frente cercano a Puerta Jerez, en el solar donde en el s. XVI se edificó la Casa de Contratación, quedaba un nuevo recinto, Alcázar al-Mubārak. De éste último Palacio y su patio reconstruido a finales del s. XII, con galería bajo paños de sebka, y el jardín, cuyo trazado en cruz plasma la imagen del paraíso musulmán regado por sus cuatro ríos convergentes en un gran lago central hay referencias a su utilización ya en primer día de ramadán 27 abril 1172, cuando sirvió de alojamiento a Hilal ibn Mwḥāmmad (los hijos de Mwḥāmmad ibn Sa´d ibn Mardanīš “El Rey Lobo” de Murcia que acudieron a Sevilla para solicitar la paz ante el Califa. Este Palacio era llamado en la época medieval cristiana como Alcázar Viejo. Actualmente solo se conserva del Palacio islámico el Patio del Yeso, edificio de planta rectangular, estructurado en torno a un patio rodeado de cuatro crujías. Los lados mayores, norte y sur, conservan sus testeros originales de epoca almohade. El lado norte tiene una fachada arcaizante en la que se conserva un triple arco de herradura sustentado por columnas, que daba acceso a una sala alargada con dos alhanías en los extremos.
Se ha localizado a poniente del Alcázar al-Mubārak, junto a la desembocadura del Tagarete en el Guadalquivir, prolongando el heterogéneo conjunto de los Reales Alcázares hasta la misma orilla del río, conectado incluso por una muralla de alcázar exterior, aún se levantó otra residencia fastuosa, Alcázar al-Zahī, que fue residencia del señor Abū Ḥafş, el ilustre jeque guerrero hermano del calīfa Abū Ya´qūb Yūsuf. Basado probablemente, sobre otras edificaciones anteriores de los ´abbādíes, abarcaba una superficie fortificada a la salida del Postigo del Carbón de donde partiría la coracha de unión entre las Torres de la Plata y del Oro. Construido por el almojarife Mwḥāmmad ibn al-Mu´alim. Parece que tenía un patio muy alargado, de proporciones similares al Generalife de Granada En el mismo recinto, y bajo la vigilancia del propio Abū Ḥafş, estuvo la ceca almohade, función que se perpetuó en época cristiana, transformandose la zona en Casa de la Moneda.
Más importante debió ser la actuación almohade en “Dār al-Imāra”, donde se localiza el llamado Cuarto Real o de Crucero identificado como residencia del soberano.
Entre 1170 y 1172, Abū Ya´qūb Yūsuf edificó las rampas cubiertas de las puertas de Sevilla, por el lado del río, en prevención de la corriente, que se desbordaba sobre ella. Labró alcazaba interior y la exterior en las afueras del Postigo del Carbón. Por entonces, además se excavaron fosos y se levantó el llamado “muro Ŷaḥwar”, lienzo de unión entre la Puerta de la Carne con el recinto de la primitiva Alcazaba del s. IX, recinto que hasta 1171 fue independiente de la cerca de la ciudad, a lo largo del actual Callejón del Agua, cuyo muro soportaba una acequia de abastecimiento del Alcázar.
Abū Ya´qūb Yūsuf llevó a cabo la canalización de aguas residuales y la traída de aguas hasta el centro de la ciudad a través de un acueducto romano restaurado, los Caños de Carmona, puestos en funcionamiento en 1172. De ellos se sacaba el caudal suficiente para regar las huertas de la Buhayra o atender las necesidades de la amplia red de baños públicos existentes en Sevilla, prácticamente uno al lado de cada una de las mezquita de cada barrio.
La llegada de los castellanos al Alcázar en 1248 tras el largo asedio de Fernando III supuso un cambio de manos sin paliativos, se convirtió en alojamiento real, su hijo Alfonso X, llevó a cabo las primeras reformas tras la conquista, ordenando en 1254 la construcción de tres grandes salones en estilo gótico. (la Capilla Gótica, el Apeadero, el Patio de la Montería y los Grutescos de los jardines) En 1364, Pedro I de Castilla (1350-1369) decidió construir el que se convirtió en el primer palacio de un rey castellano que no estaba protegido tras los muros y defensas de un castillo, el denominado Palacio Mudéjar, que se convirtió en el primer palacio de un rey castellano que no estaba protegido tras los muros y defensas de un castillo, y alcanzando el aspecto mudéjar que hoy conserva y asombra por su riqueza y ornamentación. El Palacio fue levantado entre 1356 y 1366 por decisión del rey castellano con la participación de constructores y alarifes procedentes de Toledo, Sevilla y Abū ´Abd Allāh Mwḥāmmad V 1354-1391 Granada, que supieron darle un acabado original para la época, sobre todo estético. Los trabajos nunca se dieron por concluidos, ni en lo relativo a las estructuras ni en lo ornamental, detectándose obras tan significativas como la de la Cúpula del Salón de Embajadores en pleno s. XV.
En 1477 Isabel I, reina de Castilla y León y Fernando II, rey de Aragón llegaron a Sevilla, utilizando el recinto como aposento y un año después, el 14 de junio de 1478, nació en el palacio, su segundo hijo, el príncipe Juan.
Sala de Fiestas
Hace referencia a la celebración en 1526 a la boda de Carlos V con su prima Isabel de Portugal. El zócalo de azulejos polícromos de superficie plana fue realizado por Cristóbal de Augusta en 1577. Podemos ver en los paneles cerámicos centrales; querubines, candelabros, animales, cestos de frutos y dos personajes retratados a los que se ha identificado como Carlos V e Isabel de Portugal. Flanqueando las escenas centrales aparecen figuras mitológicas. Coronando todo el con- junto el emblema del “Plus Ultra”, alternándose con los escudos de los reinos españoles pertenecientes al Imperio de Carlos V. Los paños de telea que decoran la sala fueron pintados por Gustavo Bacarisas, encargo del rey Alfonso XIII para decorar el palacio con motivo de la Exposición Iberoamericana celebrada en Sevilla en 1929.
En 1823, con motivo de la intervención militar de los Cien Mil Hijos de San Luis, la familia real, con Fernando VII a la cabeza, residió en Sevilla durante dos meses, en los que el Alcázar sirvió de residencia real. Coincidiendo con esta estancia real, el 17 de abril de 1823, nació en la ciudad, el infante Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, hijo del infante Francisco de paula de Borbón y Luisa Carlota de Borbón- Dos-Sicilias, y al que el rey Fernando VII le concedió, algunos días después de su nacimiento, el título de Duque de Sevilla Por decreto de 22 de abril de 1931, el Gobierno de la II República española, a propuesta de su ministro de Hacienda, Indalecio Prieto, cedió el Alcázar y sus jardines al municipio de Sevilla. El último acontecimiento relacionado con la monarquía fue el 18 de marzo de 1995, en que se celebró el almuerzo y recepción con motivo de la boda de la Infanta Elena, hija del rey Juan Carlos I, con Jaime de Marichalar.
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