Actualmente
se localiza en el cruce de la Cuesta de la Alhacaba con el Carril de
la Lona. Fue la entrada principal
de al-Qaşába
Qadīma
y comunicaba ésta con la vega. Su
construcción es del siglo XI posiblemente bajo el mandato de los
primeros monarcas zirīes:
Ḥabbūs
ibn Māksan
Sayw al-Dawla
(1020-1038))
y Bādīs
ibn Ḥabbūs
ibn Zāwī
ibn Zīrī
al-Şinhāyī
(1038-1073)
quienes hicieron construir una madīnat
fortificada tras el inmenso transvase de población desde la
destruida madīnat
de Ilbira a la nueva capital. Antes
del s. XVII se llamaba de Bāb
al-Banaīdar
(Puerta
de las Eras)
al parecer por la existencia de una era cerca de la puerta. Está
flanqueada por un torreón de mampostería encintada. La puerta de
acceso, única conservada, presenta un acceso con dos arcos de
herradura, de piedra ligeramente apuntados
y unidos por una bóveda de medio cañón,
entre los cuales quedaban enrasadas las hojas de cierre. Los arcos
son de disposición enjarjada (con piedras dispuestas horizontalmente
hasta una cierta altura en que se inicia el arco propiamente dicho) y
están labrados en piedra de La Malahá, la
de las jambas de piedra franca y los dinteles de ladrillo.
La bóveda de cañón intermedia es de ladrillo rojo estando reforzado por dos arcos fajones, igualmente de ladrillo, que soportan el peso de la estructura llevando el empuje de la bóveda hacia el suelo. En esta bóveda se pueden apreciar las quicialeras de madera donde encajarían las puertas originales. Tras esta puerta había un patio cuadrado encerrado entre murallas, a través del cual, girando a mano derecha y por otra puerta hoy desaparecida, se entraba a al-Qaşába La disposición de dos entradas formando un giro entre ellas mejora con creces el sistema de dos puertas opuestas ya que ante un ataque los defensores embestirían de frente al enemigo con mayor ventaja. Esta puerta junto a la de las Pesas son las primeras que utilizan este sistema defensivo en todo el territorio āndalusī. El origen de este sistema se remonta al antigüo Egipto donde es aplicado en las casas para obtener mayor intimidad aunque después sería adoptado en las puertas de las ciudades adquiriendo así el carácter defensivo del sistema. La introducción de este método defensivo en al-Āndalus se debe a la influencia que tuvo Bagdad, donde ya se utilizaban las entradas en recodo en sus fortificaciones, sobre la zona africana de al-Magrib de donde eran originarios los zirīes, quienes trajeron las técnicas y formas constructivas de la zona. A la derecha de la puerta se dispone un gran torreón de medidas irregulares ya que no tiene forma rectangular. La torre defiende la entrada a la puerta además de servir de apoyo a esta. Al otro lado de la puerta se sitúa el arranque de la muralla aunque muy transformada todavía se pueden observar el parapeto original y el amplio grosor de sus muros ya que tenía la función de albergar un adarve en la parte superior. La escalinata de acceso es reciente y cubre la rampa original que daría acceso en zigzag a la puerta. Esta rampa es usual en las construcciones musulmanas para una mejor defensa ya que dificultaba la llegada a la puerta haciendo que los caballo resbalaran y el jinete tuviese que desmontar para llegar al recinto.
La Masyid al-Murabitin/Mezquita de los Morabitos, hoy parroquia de San José, estuvo emplazada en al-Qazaba Qadima -al comienzo de la hoy llamada calle San José- y en la actualidad solo se conserva su alminar y aljibe. El primero de los elementos, de planta cuadrada -3’83 m en cada uno de sus lados-, permanece casi exento en el noreste de la iglesia; en la parte inferior de su fábrica se percibe el empleo de grandes sillares unidos con yeso, mientras que en la superior, buscando un mayor sentido decorativo, se emplean lajas procedentes de La Malahá dispuestas una a soga y varias a tizón. En su interior, la escalera gira en sentido ascendente en torno a un machón central, iluminada por pequeñas saeteras en dos de sus lados y una única ventana; con arco de herradura realizado en ladrillo.
La bóveda de cañón intermedia es de ladrillo rojo estando reforzado por dos arcos fajones, igualmente de ladrillo, que soportan el peso de la estructura llevando el empuje de la bóveda hacia el suelo. En esta bóveda se pueden apreciar las quicialeras de madera donde encajarían las puertas originales. Tras esta puerta había un patio cuadrado encerrado entre murallas, a través del cual, girando a mano derecha y por otra puerta hoy desaparecida, se entraba a al-Qaşába La disposición de dos entradas formando un giro entre ellas mejora con creces el sistema de dos puertas opuestas ya que ante un ataque los defensores embestirían de frente al enemigo con mayor ventaja. Esta puerta junto a la de las Pesas son las primeras que utilizan este sistema defensivo en todo el territorio āndalusī. El origen de este sistema se remonta al antigüo Egipto donde es aplicado en las casas para obtener mayor intimidad aunque después sería adoptado en las puertas de las ciudades adquiriendo así el carácter defensivo del sistema. La introducción de este método defensivo en al-Āndalus se debe a la influencia que tuvo Bagdad, donde ya se utilizaban las entradas en recodo en sus fortificaciones, sobre la zona africana de al-Magrib de donde eran originarios los zirīes, quienes trajeron las técnicas y formas constructivas de la zona. A la derecha de la puerta se dispone un gran torreón de medidas irregulares ya que no tiene forma rectangular. La torre defiende la entrada a la puerta además de servir de apoyo a esta. Al otro lado de la puerta se sitúa el arranque de la muralla aunque muy transformada todavía se pueden observar el parapeto original y el amplio grosor de sus muros ya que tenía la función de albergar un adarve en la parte superior. La escalinata de acceso es reciente y cubre la rampa original que daría acceso en zigzag a la puerta. Esta rampa es usual en las construcciones musulmanas para una mejor defensa ya que dificultaba la llegada a la puerta haciendo que los caballo resbalaran y el jinete tuviese que desmontar para llegar al recinto.
La Masyid al-Murabitin/Mezquita de los Morabitos, hoy parroquia de San José, estuvo emplazada en al-Qazaba Qadima -al comienzo de la hoy llamada calle San José- y en la actualidad solo se conserva su alminar y aljibe. El primero de los elementos, de planta cuadrada -3’83 m en cada uno de sus lados-, permanece casi exento en el noreste de la iglesia; en la parte inferior de su fábrica se percibe el empleo de grandes sillares unidos con yeso, mientras que en la superior, buscando un mayor sentido decorativo, se emplean lajas procedentes de La Malahá dispuestas una a soga y varias a tizón. En su interior, la escalera gira en sentido ascendente en torno a un machón central, iluminada por pequeñas saeteras en dos de sus lados y una única ventana; con arco de herradura realizado en ladrillo.
Y
el 7 de enero de 1492, el arzobispo de Granada, fray Hernando de
Talavera, lleva a cabo la bendición de la mezquita para poder ser
empleada a partir de ese momento como iglesia. En este sentido,
estaríamos ante una de las primeras de la ciudad, encontrándose a
la cabeza la de San Juan de los Reyes, mandada bendecir por los Reyes
Católicos dos días antes que la de San José. Sin embargo, tanto
para una como para otra, su erección canónica como templo
parroquial tiene lugar el 15 de octubre de 1501 cuando el cardenal
Pedro González de Mendoza, procede a la división de la ciudad en 23
parroquias, de las cuales, 14 debían establecerse en el Albayzín.
Con
los años las mezquitas bendecidas empiezan a ser reemplazadas por
iglesias, en 1517 le llega el turno a la de los Morabitos, que es
destruida para dar paso a la nueva construcción que pese a
posteriores modificaciones, será finalizada en 1525 bajo las
directrices de Rodrigo Hernández, que llevará a cabo una fábrica
gótico-mudéjar. Su feligresía, al igual que en el resto de las
parroquiales del Albayzín, fue principalmente morisca hasta que en
1571 tiene lugar su expulsión, aún así, nos encontramos con una
minoría de letrados, oidores y escribanos reales cuya concentración
en la zona, posiblemente fuese debida a su proximidad con la Real
Chancillería. La presencia de nobleza en su entorno, queda
ampliamente puesta de manifiesto en el hecho de que San José es la
única iglesia del Albayzín que posee una capilla mayor con carácter
funerario sufragada por nobles, poseyendo este mismo carácter la
cuarta capilla del lado del Evangelio. Su carácter diferencial está
presente en el empleo de una rica armadura mudéjar que contrasta con
las bóvedas de crucería de las demás capillas.
La
iglesia de San José se trata de una nave rectangular con arcos
diafragmas, capillas laterales entre contrafuertes y capilla mayor
cuadrada separada por un arco toral; la capilla que hay a los pies de
la iglesia fue añadida posteriormente -entre 1540 y 1549- como coro.
Vio
finalizadas sus obras en 1525 siendo maestro mayor Rodrigo Hernández,
quien previamente había dirigido las de San Nicolás o
posteriormente las de Santiago y San Andrés -realizadas en 1525 y
1528 respectivamente.
Su
portada se encuentra instalada en el lado derecho del templo, fue
realizada en caliza de Sierra Elvira por el arquitecto barroco Luís
de Arévalo, antes de 1756.
La
portada de San José presenta un arco de medio punto, con un leve
resalte en la clave, que descansa sobre dos austeras pilastras
cajeadas. El arco está flanqueado por dos columnas estriadas con
arista a bisel, de capitel toscano; ambas apoyan sobre dos elevados
pedestales que han perdido las placas de piedra blanca que aun se
conservan en las enjutas del arco con pretensiones ornamentales.
Sobre el entablamento encontramos un frontón partido acabado en
roleos con dos pequeños pináculos que coinciden con el eje de las
pilastras de la portada. El frontón está enmarcando una pequeña
hornacina que remata la portada a modo de ático, en ella un pequeño
entablamento se curva adoptando la fisonomía de un arco de medio
punto apoyado, también, sobre dos pilastras cajeadas y rematadas
sobre la cornisa por pináculos similares a los del frontón
descrito. La hornacina cobija la imagen del Santo Titular del templo,
San José con el Niño en actitud caminante.
En
la actualidad la iglesia no solo sigue estando abierta al culto sino
que, desde el proceso desamortizador de 1842, absorbió el
correspondiente a las iglesias de San Miguel y San Nicolás que desde
ese momento se convirtieron en templos anejos a San José.
Posiblemente esa sea la razón por la que algunas obras de arte como
el Cristo atado a la columna de Siloe fueran a parar a San José,
parroquia donde fueron enterrados personajes ilustres del campo de
las artes como el escultor Torcuato Ruiz del Peral -1773- y los
pintores Felipe Gómez de Valencia -1679- y Miguel Pérez de Aibar.
En
la iglesia de San José tenia su sede la cofradía de los
carpinteros, en ella se reunían, siguiendo la Ordenanza de 1528, el
día de año nuevo o cualquier otro domingo o festivo del mes de
enero.
El
otro testigo de la existencia de la mezquita es el aljibe, construido
entre los ss. X y XI, que al igual que la torre, se encuentra
instalado en el noreste de la iglesia, pero en este caso no está
exento con respecto a esta sino que una parte de su bóveda se
encuentra oculta bajo el coro de la iglesia. Debemos suponer que en
su momento, este aljibe debió ser el encargado de suministrar el
agua necesaria para que los fieles que acudían a la mezquita
pudiesen llevar a cabo sus correspondientes abluciones. El aljibe
consta de una sola nave, su capacidad es de 71 m3 7´29 mts de largo
x 2´82 mts de ancho y 5´62mts de alto, claramente diferenciada en
dos partes, la primera es bastante más pequeña pero de mayor
altura, cubierta con una bóveda de aristas, y se corresponde con la
portada; la otra nave es de medio cañón, ambas se levantan sobre un
pequeño resalte en el muro realizado enteramente en tapial. En el
extremo de la nave principal hay dos agujeros que posiblemente fueron
empleados para sacar agua desde el interior de la mezquita, y
posteriormente de la iglesia.
Gran
parte de la bóveda principal quedó oculta bajo la iglesia, cuando a
partir de 1540 se procede a la construcción de su coro. Por el
contrario, el trasdós del primer tramo si que se encuentra visible
aunque no desde hace demasiado, porque aún en época de Torres
Balbás había una casa sobre él -entre la torre y la iglesia-, tras
su eliminación se llevó a cabo una reparación del exterior hacia
1965.
Al
parecer, hasta el siglo XVI se conservó una piedra sobre la boca del
aljibe en la que se ofrecía información sobre la fundación del
mismo, que corrió a cargo de los vecinos de Hizna Román para uso de
los morabitos de la mezquita.
Continuamos
nuestro camino de ascenso por el citado Carril
de la Lona para llegar a la Plaza de San Miguel Bajo
(antes de Pérez del Pulgar) en la que podremos admirar el templo de
éste nombre construido en 1538, sobre una mezquita de la que sólo
queda su aljibe. También
podemos observar un crucifijo de piedra del s. XVII y restos de una
casa āndalusī.
A
continuación nos desviamos un poquito de nuestra ruta para
internarnos por el Callejón
del Gallo
en el corazón de al-Qaşába
Qadīma,
que nace de la Placeta de San Miguel Bajo y termina en la del Gallo,
debiendo ambos su nombre a la antigüa existencia del Palacio
levantado por el ´Āmir
Bādis
ibn Habbūs al-Muẓaffar
an-Naşir
en cuya torre
más alta se encontraba una veleta llamada por los āndalusīes
“Gallo
del Viento”.
Llegamos así al Callejón
de las Monjas Hubo un tiempo en
que su nombre fue 'Callejón de Santa Isabel', por la proximidad del
convento. También fue llamado 'Callejón del ladrón del agua', en
clara alusión a la apropiación indebida del agua del acueducto.
El valor histórico de este
lugar viene de la reacción política que a los seguidores de los
Augsburgo supuso el ascenso fulgurante e imparable de los Borbones en
Garnāţa y, también, en España. Era una ventosa noche del mes de
marzo de 1.705 cuando los minoritarios seguidores de los Austrias
realizaron un contubernio que pudiera llevarles al restablecimiento o
mantenimiento del antigüo poder en el que ellos serían garantes de
la continuación política de las glorias de España así como sus
beneficiarios más inmediatos y privilegiados. Como era de esperar,
su intentona fracasó lo que les supuso juicio sumarísimo y
ahorcamiento inmediato, parece ser, que bajo el arco tan bello que
contemplamos. A la mañana siguiente sus cuerpos colgaban
balanceándose del arco: Beltrán García, Alvaro Cárdenas, el
vizconde de Cardona y cuatro conjurados más, cabecillas todos ellos
de la conspiración. Así habían dejado de conspirar y crear
oposición violenta al emergente poder francés. Cuentan
los naturales de al-rabád
que durante las noches más lluviosas, más
ventosas y más oscuras, parecidas a aquella en la que ocurrieron los
hechos, las almas de los ajusticiados vagan por el angosto de la
calle reivindicando su verdad y su razón produciendo el lógico
terror en aquellos atrevidos viandantes que los puedan percibir.
En la Placeta
Cristo de las Azucenas nos
encontramos con al-ŷubb
al-Qadin/Aljibe del Rey
Es
el mayor aljibe
āndalusī de Garnāţa,
una construcción del siglo XI cuyo nombre proviene de la creencia de
que servía el agua a los Palacios de la corte zirī
que ocupaban esta zona de al-Qaşába. Se fundamenta esta afirmación
en la enorme capacidad del depósito, 300 m3 de capacidad, lo que da
indicios de que debía abastecer a un gran complejo de edificios así
como la referida ubicación junto a lo que se cree que eran los
Palacios Reales.
Se compone de cuatro
naves cubiertas con bóvedas de cañón de ladrillo, comunicadas
entre sí por arcos del mismo material que descargan sobre pilares.
En las bóvedas se abren huecos por los que se recogía el agua de
lluvia, lo que hace pensar que su construcción es incluso anterior a
la del abastecimiento desde as-Sāqiyat/Acequia
de Ainadamar.
Uno de estos
huecos servía también para extraer el agua, como curiosidad se
pueden ver las acanaladuras que el roce de la cuerda, no se usaba
polea, ha dejado a lo largo de los siglos en la piedra. Se accede al
depósito por el hueco que comunica con el pretil exterior. En
la actualidad su bóveda queda dentro del llamado Carmen del Aljibe
del Rey, sede de la Fundación Albaicín Garnāţa.
En el que se encuentra un pequeño
acueducto por donde pasaban las aguas de as-Sāqiyat/Acequia
de Ainadamar
hacia el convento de Santa Isabel y hacia el Palacio
de Dār
al-Ḥurra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario