domingo, 28 de abril de 2013

Bāb al-Hadid/Puerta de Elvira.

Esta monumental puerta, debe su nombre al hecho de estar abierta en camino que unía la madīnat de Garnāţa con la desaparecida ciudad romana y musulmana de Ilbira, situada en las proximidades de Atarfe. Ya Ahmad ibn al-Isa nos habla ya de su existencia en el siglo IX, destacando sus dimensiones. Sin embargo, por un grabado antigüo sabemos que existió un arco al comienzo de la calle de Elvira que sería una primera puerta construida en el s. XI, a la que más tarde se agregaron otras defensas hasta convertir el acceso en un poderoso complejo defensivo, del cuál se conserva la mayor parte de su frente externo.

Abierta en el centro de una fuerte barbacana dotada de bizarros muros y torres defensivas, se penetraba en ella por el gran arco exterior de herradura que todavía conserva, situado entre dos torreones y rematado por una hilera de almenas, con poderosos merlones. Tras el gran arco de herradura hoy visible se abría un hueco o buhera por el que se hostigaba a quienes se acercaran a la puerta propiamente dicha, cuyo arco estaba retranqueado respecto al frente de la puerta y fue demolido a comienzos del s. XIX.

Tras ésta puerta había un patio interior con nichos en sus lados para guarecer a la guardia. En frente de la puerta exterior había otra puerta por la que se accedía al-rabád/arrabal de al-Bayyāzīn por la cuesta de Alhacaba, mientras que girando a la derecha, por la antigüa puerta del s. XI se iniciaba el recorrido de la calle de Elvira, arteria principal de la madīnat, habiendo subsistido su jamba E convertida en 1880 en capilla, resturada en 1994, en la que se venera una imagen de la virgen de las Angustias y otra de San Juan de Dios, por ser este el lugar en que Juan Ciudad vendía libros y estampas antes de dedicar el resto de su vida a los pobres y enfermos. Las estructuras hoy visibles son de tapial con aparejo fingido de grandes sillares, visibles en el lateral exterior. Con mucha probabilidad corresponden a mediados del s. XIV.

La reforma monumental de Bāb al-Hadid, de la que sobresalen sus dos torreones unidos mediante arco de herradura de ladrillo, con sus ángulos internos construidos de sillares a soga y tizón, estando estucada fingiendo sillares de piedra con tendeles blancos. Muestra pasaje de entrada abierto al aire libre entre murallas al tiempo que aligerar el material de construcción, como se hizo en el lienzo E de al-Qaşába de Qal´at al-Hamrā al construir la torre Quebrada, procedimiento utilizado ya en la arquitectura militar, romano-bizantina.

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