martes, 23 de abril de 2013

Djabal Faruch/Gibralfaro

Se elevaba en lo alto de un peñasco que dominaba por completo la ciudad y el puerto. Su existencia original data de época romana. Abū l-Haŷŷāŷ Yūsuf I ibn Ismā´īl, aumentó su recinto, reconstruyó el castillo, él mismo lo diseñó al milímetro, estuvo a pie de obra siguiendo su construcción día a día hasta que lo vió terminado allá en lo alto.

Para edificar el Ḥişn/castillo de Djabal Faruch partió del convencimiento de que era necesario unir las dos fortalezas para que tuvieran una excelente comunicación en caso de defensa. Para ello, desde al-Qaşába hacia arriba edificó dos murallas zigzagueantes o rampantes llamada la qawraŷa/coracha, que separadas unos diez pasos harían el camino hacia el nuevo al-Qaşr evitando así que ningún enemigo les cortara la comunicación entre una y otra fortaleza.

Caminando hacia arriba por esa qawraŷa se llegaba a la puerta principal del nuevo al-Qaşr, que estaba sostenida por imponentes arcos árabes labrados con mil filigranas. Por esa puerta se daba acceso a un campo que posteriormente se llamaría “El Corral de los Cautivos”.

El recinto entero de Djabal Faruch estaba cerrado con una doble muralla, una más baja y otra más alta. Sus muros estaban salpicados de almenas y torres de defensa. En la misma cumbre de la montaña se elevaba la parte más importante de la fortaleza. Allí construyó baluartes y torre. Una dominaba el actual barrio de la victoria. Otra, la Torre del Homenaje, estaba sostenida por grandes arcos y defendía la fortaleza hacia el levante, aunque en realidad, por ser más alta que las demás, dominaba todas las entradas. La puerta de esta torre estaba adornada con filigranas de estilo garnāţino. Otra puerta de la fortaleza daba a la actual Caleta

Dentro de ésta Torre del Homenaje había pozos y aljibes, el profundo y distribuía el agua por aljibes de los que se abastecía el castillo y a veces la madīnat.

En el interior de la fortaleza construyó Abū l-Haŷŷāŷ Yūsuf I ibn Ismā´īl, mansiones para él mismo, para sus nobles y los jefes del ejército.

Al Sureste había una torre que servía de mezquita a los soldados y a los habitantes del castillo

La puerta de esta mezquita estaba adornada con preciosos mosaicos mālaqeños. El interior se dividía en tres naves separadas por arcos maravillosos.

En la nave principal lucía espléndida una cornisa de madera en la que mandó hacer inscripciones del Qur´an y otras alusisvas al mismo Abū l-Haŷŷāŷ Yūsuf I ibn Ismā´īl y a sus hazañas. En el fondo de la nave estaba el Mihrāb hecho de maderas bellamente labradas. El techo era de madera labrada y la pila de las abluciones de mármol verde de Ŷabal al-Ţalŷ/Sierra Nevada.

Al-Qaşába es la fortaleza más antigua y más cercana a la propia ciudad. Tenía tres murallas con sus torre y almenas. Este fabuloso castillo tenía ciento diez torre, de las que treinta y dos eran autenticos baluartes, puertas de una belleza enorme, aljibes, Ḥammām, an-Naurah, mezquitas, Palacios, jardines, etc..

En la parte occidental de las Dār sinā´a/atarazanas, metida en el mar, lucía esbelta, temible y bellísima la torre Gorda. Era una fortaleza, como un espolón metido en el mar. También tenía su mezquita y desde lo alto de ella el Mu ´addin/ llamaba a la oración. Por eso la llamaron Borch Hayta/Torre del Clamor.

Los muros de Mālaqah se retorcían por el actual Pasillo de Santa Isabel, en cuya esquina había una torre con una puerta por la que se salía a un precioso puente de piedra con cinco ojos sobre el Guadalmedina. Al otro lado del río y del puente había otro torreón con otra puerta que daba a al-rabaḍ.

Desde el torreón sobre el Guadalmedina seguían los muros hacia arriba por el actual Muro de Puerta Nueva, donde existía un baluarte y continuaba la muralla por la actual calle Carretería, donde había una torre redonda. Luego seguía hasta otra puerta llamada de Antequera.

Seguía la muralla por la actual acera derecha de Carretería hacia el Muro de San Julian y la puerta de Buenaventura.

Desde allí continuaba por la actual calle Alamos hasta la Plaza de la Merced y la Puerta de Granada. Esta puerta era una de las más importantes de la ciudad. Tenía tres arcos y a su alrededor había fortificaciones que unían las murallas a al-Qaşába. Desde la Puerta de Granada salía un muro hacia el Molinillo y la Goleta.

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