lunes, 7 de febrero de 2011

Masyid al-Ŷamá‘a Djema Mukyarrim/Catedral de Sevilla

El proceso constructivo es bien conocido a partir de los datos en la crónica de Ibn Şāḥib al-Şalāt, las obras se iniciaron de abril a mayo de 567/1172 a cargo del Jefe de al-´Aríf/AlarifesAḥmad ibn Bāsu, quien, en la imposibilidad de situar al-manār/alminar en el sector central del muro norte, como ocurre en Qūrţuba y es uso, a causa de una vía de agua subterránea, se vio forzado a situarlo en el muro oriental, donde hoy se eleva. Tras la expropiación y nivelación de los terrenos necesarios a la entrada de al-Qaṣába, trazó al-Ŷamá‘a, pero se detuvieron durante unos meses o semanas; tras éste lapso continuó la obra de la burŷ/torre, pero suavizando su primitiva idea de “militarizar” al-Ŷamá‘a/Aljam. Se intentó unir con una muralla al-Qaṣába con la Masyid al-Ŷamá‘a a la que se le adosó la Mida’a o pila de abluciones, descubierta en octubre de 1994. Cuatro años después los trabajos volvieron a pararse, cuando la sala de oración estaba casi completa. En febrero de 1176 se ordenó la continuación de las obras de la burŷ, bajo la dirección de ´Alī al-Gumārī; cuya labor se reconoce porque en adelante se prescinde de los sillares de piedra y se emplea sólo el ladrillo cortado. También se reanudó la edificación del patio, se concluyeron las labores de sahm/patio de oraciones y se comenzó a resolver el entorno. Orientada 150º SE (orientación característica de al-muwaḥḥád/almohades tenía la Masyid al-Ŷamá‘a/Mezquita Aljama 17 naves (la central y las 2 exteriores ligeramente más anchas), pilares rectangulares y techos de madera, orientadas de norte a sur, todas de 5,46 metros, excepto la central de 7,01 separadas por arcos sobre pilares rectangulares que dan un todal de doce tramos. Las dos extremas a cada lado se prolongaban en el Patio de las Abluciones La planta, en T, es típicamente al-muwaḥḥád, pero la longitud de las arcadas copia Masyid al-Ŷamá‘a/Mezquita Aljama de Qūrţuba. Queda una bóveda de mocárabes en un tramo del riwáq conservado (lado E), el más antiguo conservado en la Península En su interior se desplegaba un bosque de arcos de herradura apuntados que apeaban sobre gruesos pilares. El material empleado para su construcción fue el ladrillo y, no obstante su fragilidad, la Masyid, convertida al culto politeísta cristiano en 1248, subsistió hasta el s. XV Una década después de su inicio, Abū Ya´qūb Yūsuf obligó al uso de la inconclusa Masyid al-Ŷamá‘a/Mezquita Aljama y así se celebró la primera jutba/sermón solemne del viernes 24 de dū l-ḥiŷŷa de 577/30 de abril de 1182, sin que al-manār/alminar estuviera iniciado, ni pavimentada por completo. Poco después de su muerte, Abū Ya´qūb Yūsuf decidió encerrar la sala de oración en un recinto amurallado y fabricar la burŷ/torre en el ángulo suroriental de aquella.

PATIO DE LOS NARANJOS

De todo ello sólo queda hoy el hermoso Patio de los Naranjos, al que podemos acceder por la denominada Bāb/Puerta del Perdón, en el eje de la nave central y el miḥrāb, las yeserías cubren el intradós del arco de entrada, combinando temas geométricos claramente herederos de Qūrţuba, con una faja central con decoración del tipo que Terrasse llamó “compacto”, lo que lleva a una fecha tardía a fines del s. XII, cuando se abandona en su opinión la palma sobre fondo liso que considera habitual en las primeras decoraciones al-muwaḥḥád. El patio ocupa las 13 arcadas centrales y 7 en sus lados menores. El riwáq o galería del Patio es de doble nave. Los arcos exteriores tenían contrafuertes y estaban doblados. Eran de herradura tumida y con arranques en nácela. El alero está constituido por una espesa batería de modillones en voladizo cuyo ritmo solo se rompe en los estribos, donde dos se transforman en ménsulas “S”; lo único que varían los pilares del patio, dibujaron rectángulos de 43,32 m por 81, 36 m; es en su planta, los que dan a la alquibla son cruciformes, pues hay un estribo interior, y estos están doblados en poca profundidad. Los estribos delimitan el espacio de rezo, lo individualizan. El alero está constituido por una espesa batería de modillones en voladizo. Las galerías se cubrían con techumbre de madera, descritas detalladamente por A Morgado en 1587, con cubierta de tejas a dos aguas limitada por líneas de merlones en gradas. Curioso que haya naranjos pues la doctrina malikí lo prohibía; esto se debe a que se eligió otra doctrina en al-Āndalus antes de que se impusiera la malikí que aceptaba poner árboles en al-Sanh En el exterior del Patio muestra un simple muro almenado ritmado por los entibos que se repiten. Por lo que sabemos cada costado poseyó tres puertas gemelas, más otra del eje mayor, llamada del Perdón. Las puertas laterales son arcos de herradura con alfíz muy alto y sin dobladura; este arco se repite al otro lado del muro, ocupando el resto de éste una bóveda de mocárabes (un tramo del riwáq conservado (lado E), el más antiguo conservado en España). En 1196, el ẖalīfah/Califa ordenó ensanchar el Patio, derribando las casas y tiendas del vecino Mercadillo del Clavo. Es de planta rectangular, con pórtico de arcos doblados de herradura túmidos que en los lados este y oeste incorporan doble galería, como se mantiene todavía en el costado contiguo a la Giralda. El tipo de pilares de acuerdo a las necesidades constructivas que desempeñan para apoyo de los arcos: de planta cruciforme en el lado sur con estribo por dentro y por fuera, de forma de “T” en los lados nordeste y oeste y rectangulares sencillos en la arquería interior de los dos últimos. Todo en ladrillo, y muy próximo en estructura y elementos a los ejemplos al-muwaḥḥád de al-Magrib, pero manteniendo detalles de raigambre hispano-musulmana, como la cornisa de modillones en el alero y el remate de almenas. Aunque bien conservado en conjunto, excepto el lado oeste derribado en 1617 para construir el templo parroquial del Sagrario. En el centro se halla una ţayfūr/fuente, cuya taza visigoda y octogonal se conserva integrada en el mar de la misma de fábrica moderna. Según antigüa tradición, en esta taza fue bautizado San Hermenegildo.
El exterior del Patio
Las actuales gradas de la Catedral ofrecerían en el s. XII un panorama de actividad febril. Los comerciantes ofreciendo su mercancia al público que accedia a la Masyid, bien para rezar o para asistir a las clases que se desarrollaban en el Patio de los Naranjos, en aquel tiempo convertido en centro de enseñanza superior por los grandes maestros que impartian sus conocimientos en las galerías cubiertas que lo rodeaban. El exterior, es un simple muro almenado, ritmado por estribos que repiten, con ligerísimas incongruencias la cadencia interna. Por lo que sabemos cada costado del Patio poseyó tres puertas gemelas, más otra en el eje del lado mayor, llamada del Perdón.
Las bāb/puerta de entrada al Patio tuvieron decoración de yeserías, se conservan restos del borde festonado o con lambrequines y bóveda de al-muqarbas en el tramo de acceso a la galería, como la existente en la llamada Bāb del Lagarto, junto a la Giralda. Dignas de admiración son los dos grandes batientes de sus bāb, de madera de alerce revestida de chapas de bronce, cuya sobria decoración de lacería deja en sus interespacios una delicada labor de at-tauriq/ataurique mezclada con máximas del Qur´ān/corán en caracteres cúficos. En la Bāb/Puerta del Perdón (antigua puerta principal) una puerta de arco califal que posee una puerta con batientes de cedro de 9 m. alto. y 2 m. ancho, forrados de láminas de cobre.- Hexágonos verticales: atauriques como los de al-manar de Išbylīya y el de la Kutubiyya. Sobresalen los dos magníficos aldabones de bronce fundido y cincelado, con bellísima labor de at-tauriq calados en semejanza de encajes: - Aldabón izquierto: “Entran allí en los jardines y fuentes pacíficamente salvados. Nosotros habíamos arrancado de sus pechos lo que existía de rencor. Estarán fraternalmente sentados sobre divanes, cara a cara. Ninguna pena les tocará, y de allí no serán expulsados nunca”. - Aldabón derecho: “En unos oratorios que Dios permitió elevar y en los cuales su nombre era invocado. En ellos glorifican a Dios, en el aurora y en el crepúsculo, unos hombres a los que ni el negocio ni el trueque distraen de la invocación a Dios y el cumplimiento de la oración” (Corán, surat al-Nur: 24, 36-37). Copiadas estas puertas en el s. XIV para análogo destino en la Masyid de Qūrţuba, queda como obra singular de la metalistería al-muwaḥḥád en la Península. Pero si extraordinaria fue la construcción de la Masyid al-Ŷamá‘a, mayor importancia tuvo la de su al-manār. Denominado desde el s. XVI

LA GIRALDA

“Este al-manar, que sobrepasa a los expositores y cuya novedad deja atrás, a los historiadores de los alminares de todas las mezquitas de al-Andalus, por la altura de su mole, el cimiento de su base, la solidez de su obra de ladrillo, lo extraordinario de su arte y lo admirable de su vista, que se eleva en el aire y se alza en el cielo, pareciendo al que lo mira a (varias) jornadas de Išbylīya, que está entre las estrellas del Zodiaco. Mandó construirlo el Príncipe de los Creyentes (Amir al-Mu’minin) Abu Ya`qub, hijo del Príncipe de los Creyentes, cuando llegó a Išbylīya, para su campaña contra Sontarem, el 13 de safar del año 580 /26 mayo de 1184). Acampó fuera de Išbylīya en la Buhayra, en el Maysar de Maylin. Cuando se puso en marcha de Išbylīya para la citada expedición, mandó a su gobernador Abu Dawud Yalul ibn Yaldasan que se ocupase en construir una muralla fuerte en la alcazaba de Išbylīya, que pasase desde el principio de su construcción por delante de la explanada de Ibn Jaldun, dentro de Išbylīya y levantar el alminar de la mezquita, que se tuviese en la unión de la muralla con la mezquita dicha ...”
(Ibn Sahib al-Salat, ibid., p. 200).
El mismo jefe de al-´Aríf de la Masyid al-Ŷamá‘a, Aḥmad ibn Bāsu, abrió los cimientos con la piedra llamada “muelas de león” procedente del muro de al-Qaşr de los ´Abbāsíes en el mes de şafar del año 580/1184, y lo hizo sin escaleras, pues sólo se sube por un camino ancho para las cabalgaduras, las personas y los guardianes. Para la cimentación hubo de hacerse un firme de gigantescas dimensiones, habida cuenta de que el subsuelo no poseía la suficiente consistencia, se había hallado un pozo del que brotaba agua. Tal pozo fue cegado con piedras y cal, hasta que el terreno quedó allanado y seguro para echar en él los cimientos y asegurar las bases, aprovechando para ello cuanto material se obtenía de monumentos romanos, algunos de las cuales, con sacras inscripciones, pueden ser observadas en su misma base a ras del suelo, y visigodos, así como de la antigüa muralla, y un recinto amurallado que rodeara la Masyid al-Ŷamá‘a, por decisión del Sulţān al-muwaḥḥád Abū Ya´qūb Yūsuf al pasar por Išbylīya para dirigir la expedición de Santarén. En el interior del al-manār no se pusieron escalones; se hizo una ancha rampa por la que se podría ascender con cierta facilidad. La muerte del Sulţān en la campaña determinó la paralización temporal de las obras. Proclamado su hijo como Āmir en 584/ 2 marzo 1188-18 febrero 1189 Abū Yúsuf Ya´qūb al-Manşūr, mandó reanudar la contrucción de al-manār/alminar y reedificar lo que se había arruinado de la Masyid al-Ŷamá‘a, en su área norte, finalizando el sahn/patio y realizando al-Qayşāriyya de la Seda bajo la inspección del ilustre poeta Abū Bequer Benzoar, encargándose de la construcción ´Alī al-Gumārī, cuya labor se reconoce porque en adelante se prescinde de los sillares de piedra y se emplea sólo el ladrillo cortado. La torre cuya base cuadrada, tiene 13,61 m. de lado y alcanzó la altura de de 70 metros, pero tras la reforma de Hernán Ruiz (el Joven), en 1558, llega a los 94,70 m. parece unitaria; sin embargo es el resultado de la superposición de dos obras muy distantes en el tiempo y en los estilos.
Estructura interna: La primera obra, al-muwaḥḥád coincide con el gigantesco paralelepípedo de ladrillo que forma casi la mitad de la altura del edificio. Hay 35 tramos o cuestas separados por pequeñas mesetas de transición, no hay escaleras sino rampas que permiten acceder pausadamente, admirando el paisaje urbano a traves de sus bíforas, hasta llegar a un tramo final de escalera que es necesario subir para alcanzar la galería del campanario. Se observa, cada cinco tramos de rampa, la presencia, en la parte interior de la burŷ, de un arco de herradura con su bāb, que es el único acceso a una cámara abovedada; en total suman siete cámaras y se ignora que función tuvieron en origen, aunque quiza fuese la misma que las de su hermana marrakusí, la Kutubiyya, es decir, ninguna. Engrosamiento de los muros exteriores hacia adentro, hasta alcanzar una diferencia de 42 cm. entre el nivel del suelo y la línea de azotea. Las 5 estancias primeras tienen planta rectangular y bóvedas vaídas; las 2 restantes, más pequeñas, son de cruz griega y sus bóvedas de arista. La entrada a cada estancia se produce cada 5 tramos, rompiendo toda axialidad y reproduciendo el ritmo ascendente de la rampa. Las dos etapas han quedado registrada en la fábrica, de piedra procedente, según Ibn Şāḥib al-Şalāt, del muro del Palacio Mulūk al-ţawā´if/Reynos Taifas de Ibn ´Abbād, en la parte baja (fase de 1184), y de ladrillo, que es mejor que la piedra, en la parte alta (fase 1188-1195). La galería del campanario está donde el almuédano, llamaba a la oración Es considerado como el prototipo de al-manār al-muwaḥḥád, y la habitual estructura de doble torre se mejora aquí al aumentar el grosor de los muros interiores de ambos prismas, cargando de peso la parte alta, para corregir la natural tendencia a abrirse. El cuidado de la obra se refleja también en la decoración exterior, bien articulada en los cuatro lados a pesar del problema generado por la diferente altura de los vanos de iluminación, siguiendo la disposición de la rampa de acceso a la parte alta.
La torre presente una estructura tripartita: - El primer piso sin paño de sebka y tres ventanas pequeñas más una grande con arco festoneado. - El segundo se divide verticalmente en tres espacios, la calle central con dos ventanas , la primera interior de herradura y la exterior fetoneada y la segunda interior polilobulada; las calles exteriores con paños de sebka sencillos. - El tercer adopta la misma disposición que el anterior pero sus paños de sebka son dobles. Destaca la regularidad de los paños de sebka, en ladrillo recortado, donde se aprecia la correcta superposición de las dos redes de rombos, lineal con arcos lobulados la trama superior y vegetal de palmas la inferior Todo esto coronado por un friso de arquillos ciegos entrecruzados al igual que en el resto de las caras. La decoración norte arranca de lugar más bajo y según sube la rampa interior también lo hace la decoración exterior: N-O-S-E, el E es la cara menos decorada haciendo casi desaparezca la sebka del tercer piso. Se tienen indicios de la presencia de algún tipo de ave dentro de la decoración que presentaban las caras de este alminar. Terminada ya la magnífica torre con sus primorosas labores de ladrillo, con el delicado ornato de sus paramentos, con su característica labor en rombos denominada sebka, llegó a Išbylīya Abū Yúsuf Ya´qūb al-Manşūr, después de su victoria de Alarcos frente al rey al-afray/castellano Alfonso VIII. Mandó fabricar las cuatro manzanas, la última de menor tamaño, recubiertas de gruesas láminas de oro, a juzgar por la gran cantidad que, según las fuentes, se empleó- 7.000 mizcales grandes ya´qūbies – en lo alto de la torre un sostén (markaba), con una columna grande de hierro, pesaba la columna 120 arrobas, asegurada allí en el cuerpo del edificio en medio de su cúspide, sosteniendo estas figuras llamadas manzanas, en el aire, y resistiendo el embate de los vientos y el golpe de las lluvias, lo que acrecienta la admiración por su resistencia y solidez, constituían el yamur, obra del refugiado siciliano Abū- l-Layţ al-Şiqīllī, que daban la sensación, miradas desde lejos, y en boca de un autor de la época, “de que todas las estrellas del Zodíaco se habían posado en el centro de Išbylīya. En el dorado de estas manzanas se emplearon cien mil dinares de oro. La ceremonia de coronación de al-manār tuvo lugar el rabī´II de 594/miércoles 10 de marzo de 1198. Un terremoto, el 24 de agosto de 1355, el mismo que hizo estragos en el mencionado al-manār de la antigüa Masyid de ´Umar ibn ´Adabbās, hizo que al romperse el espigón que sostenía las cuatro esferas, éstas se desplomasen, quedando al-manār desprovisto del tan peculiar remate. En 1400 se instaló un sencillo campanario compuesto por dos pilares sobre los que apeaba un tejadillo cobijando una campana.
Entre 1560 y 1568 el arquitecto cordobés Hernán Ruiz (el Joven) dio al monumento su imagen definitiva, tal como la disfrutamos actualmente, al construir el cuerpo de campanas con sus armoniosos templetes superpuestos, coronado el último con una grandiosa estatua de la fe, que sirve de veleta y que se denomina “el Giraldillo”. Este Giraldillo, o veleta giratoria por el que recibe su nombre de “Giralda”, fue fundido por Bartolomé Morel, según modelo de Diego de Pesquera.