jueves, 1 de octubre de 2009


Masyid/Mezquita Aljama de Išbylīyaسيبيجا
El proceso constructivo es bien conocido a partir de los datos en la crónica de Ibn Şāḥib al-Şalāt, las obras se iniciaron de abril a mayo de 567/1172 a cargo del jefe de al-´aríf/Alarifes Aḥmad ben Bāso, y para febrero de 1176 ya estaba concluida, aunque no fue utilizada hasta 1182, cuando se celebró la primera jutba/oración el viernes 24 de dū l-ḥiŷŷa de 577/30 de abril de 1182. Tenía la Masyid/Mezquita Aljama 17 naves orientadas de norte a sur, todas de 5,46 metros, excepto la central de 7,01 metros, separadas por arcos sobre pilares rectangulares que dan un total de doce tramos. Las dos extremas a cada lado se prolongaban en el Patio de abluciones. En su interior se desplegaba un bosque de arcos de herradura apuntados que apeaban sobre gruesos pilares.
El material empleado para su construcción fue el ladrillo y, no obstante su fragilidad, la Masyid/Mezquita, convertida al culto politeísta cristiano en 1248, subsistió hasta el siglo XV De todo ello sólo queda hoy el hermoso Patio de los Naranjos, al que podemos acceder por la denominada Bāb/Puerta del Perdón, en el eje de la nave central y el miḥrāb, las yeserías cubren el intradós del arco de entrada, combinando temas geométricos claramente herederos de Qūrţuba, con una faja central con decoración del tipo que Terrasse llamó “compacto”, lo que lleva a una fecha tardía a fines del s. XII, cuando se abandona en su opinión la palma sobre fondo liso que considera habitual en las primeras decoraciones al-muwaḥḥád/almohades.
Las galería laterales se cubrían con techumbre de madera, descritas detalladamente por A. Morgado en 1587 cuando las originales al-muwaḥḥád/almohades, y ciertos indicios descubiertos en la reciente restauración del Patio confirman que se trataba de techumbre de par y nudillo, primer ejemplo conocido hasta ahora en al-Āndalus الأندلس. Dignas de admiración son los dos grandes batientes de sus bāb/puertas, de madera de alerce revestida de chapas de bronce, cuya sobria decoración de lacería deja en sus interespacios una delicada labor de ataurique mezclada con máximas del Qur´ān/Corán en caracteres cúficos. Sobresalen los dos magníficos aldabones de bronce fundido y cincelado, con bellísima labor de atauriques calados en semejanza de encajes. Copiadas estas bāb/puertas en el s. XIV para análogo destino en la Masyid/Mezquita de Qūrţuba, queda como obra singular de la metalistería al-muwaḥḥád/almohade en la Península. Las bāb/puertas de entrada al Patio tuvieron decoración de yeserías, se conservan restos del borde festonado o con lambrequines y bóveda de mocárabes en el tramo de acceso a la galería, como la existente en la llamada Bāb/Puerta del Lagarto, junto a la Giralda.
En el centro se halla una fuente, cuya taza visigoda y octogonal se conserva integrada en el mar de la misma de fábrica moderna. Según antigüa tradición, en esta taza fue bautizado San Hermenegildo. El Patio de los Naranjos se conservó íntegro hasta 1618 en que, para construir el templo parroquial del Sagrario, se sacrificaron sus galerías de poniente. En 1196, el ẖalīfah/califa كاليفا ordenó ensanchar el Patio, derribando las casas y tiendas del vecino mercadillo del clavo. Es de planta rectangular, con pórtico de arcos doblados de herradura túmidos que en los lados este y oeste incorporan doble galería, como se mantiene todavía en el costado contiguo a la Giralda. El tipo de pilares de acuerdo a las necesidades constructivas que desempeñan para apoyo de los arcos: de planta cruciforme en el lado sur con estribo por dentro y por fuera, de forma de “T” en los lados nordeste y oeste y rectangulares sencillos en la arquería interior de los dos últimos. Todo en ladrillo, y muy próximo en estructura y elementos a los ejemplos al-muwaḥḥád/almohades de al-Magrib, pero manteniendo detalles de raigambre hispano-musulmana, como la cornisa de modillones en el alero y el remate de almenas. Aunque bien conservado en conjunto, excepto el lado oeste derribado en 1617 para construir la iglesia del Sagrario. Pero si extraordinaria fue la construcción de la Masyid/Mezquita Aljama, mayor importancia tuvo la de su al-manār/alminar. Denominado desde el siglo XVI “La Giralda” El mismo jefe de al-´aríf/Alarifes de la Masyid/Mezquita Aljama, Aḥmad ben Bāso, abrió los cimientos con sillería de piedra procedente del muro de al-Qaşr/Alcázar de los ´Abbāsíes en el mes de safar del año 580/1184. Para la cimentación hubo de hacerse un firme de gigantescas dimensiones, habida cuenta de que el subsuelo no poseía la suficiente consistencia, aprovechando para ello cuanto material se obtenía de monumentos romanos, algunos de las cuales, con sacras inscripciones, pueden ser observadas en su misma base a ras del suelo, y visigodos, así como de la antigüa muralla, y un recinto amurallado que rodeara la Masyid/Mezquita Aljama, por decisión del Sulţān al-muwaḥḥád/almohade Abū Ya´qūb Yūsuf al pasar por Išbylīyaسيبيجا para dirigir la expedición de Santarén.
La muerte del Sulţān en la campaña determinó la paralización temporal de las obras. Proclamado su hijo Abū Yúsuf Ya´qūb al-Manşūr, continuó la empresa de su padre, bajo la inspección del ilustre poeta Abū Bequer Benzoar, encargándose de la construcción ´Alī al-Gumārī, cuya labor se reconoce porque en adelante se prescinde de los sillares de piedra y se emplea sólo el ladrillo cortado.
Terminada ya la magnífica burŷ/torre con sus primorosas labores de ladrillo, con el delicado ornato de sus paramentos, con su característica labor en rombos denominada sebka, llegó a Išbylīyaسيبيجا el Abū Yúsuf Ya´qūb al-Manşūr, después de su victoria de Alarcos frente al rey al-afray/castellano Alfonso VIII. Mandó fabricar las cuatro manzanas doradas que remataban al-manār/alminar, el yamur, en la torre, obra del siciliano Abū- l-Layth al-Siqīlī, que daban la sensación, miradas desde lejos, y en boca de un autor de la época, “de que todas las estrellas del Zodíaco se habían posado en el centro de Išbylīyaسيبيجا”. En el dorado de estas manzanas se emplearon cien mil dinares de oro. La ceremonia de coronación de al-manār/alminar tuvo lugar el 10 de marzo de 1198.
Las dos etapas han quedado registrada en la fábrica, de piedra procedente, según Ibn Şāḥib al-Şalāt, del muro del Palacio Mulūk al-ţawā´if/taifa de Ibn Abbad, en la parte baja (fase de 1184), y de ladrillo, que es mejor que la piedra, en la parte alta (fase 1188-1195.
Es considerado como el prototipo de al-manār/alminares al-muwaḥḥád/almohades, y la habitual estructura de doble torre se mejora aquí al aumentar el grosor de los muros interiores de ambos prismas, cargando de peso la parte alta, para corregir la natural tendencia a abrirse. El cuidado de la obra se refleja también en la decoración exterior, bien articulada en los cuatro lados a pesar del problema generado por la diferente altura de los vanos de iluminación, siguiendo la disposición de la rampa de acceso a la parte alta. Destaca la regularidad de los paños de sebka, en ladrillo recortado, donde se aprecia la correcta superposición de las dos redes de rombos, lineal con arcos lobulados la trama superior y vegetal de palmas la inferior Un terremoto, en agosto de 1355, el mismo que hizo estragos en el mencionado al-manār/alminar de la antigüa Masyid/Mezquita de ´Umar ibn ´Adabbās, hizo que al romperse el espigón que sostenía las cuatro esferas, éstas se desplomasen, quedando al-manār/alminar desprovisto del tan peculiar remate. En 1400 se instaló un sencillo campanario compuesto por dos pilares sobre los que apeaba un tejadillo cobijando una campana.
Entre 1560 y 1568 el arquitecto cordobes Hernán Ruiz dio al monumento su imagen definitiva, tal como la disfrutamos actualmente, al construir el cuerpo de campanas con sus armoniosos templetes superpuestos, coronado el último con una grandiosa estatua de la fe, que sirve de veleta y que se denomina “el Giraldillo”. Este Giraldillo, o veleta giratoria por el que recibe su nombre de “Giralda”, fue fundido por Bartolomé Morel, según modelo de Diego de Pesquera.

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