domingo, 28 de diciembre de 2025

MONASTERIO SANTA MARIA DE LAS CUEVAS

 

Monasterio de Santa María de las Cuevas

El Conjunto Monumental de Santa María de las Cuevas, situado en la margen derecha del Guadalquivir, en la isla de la Cartuja, abarca en sus cercas un área de 11 ha. y una superficie construida de 3500 m2.

Los almohades en el siglo XII le dieron uso ubicando en el lugar hornos alfareros de cocción aprovechando su situación junto al río y dada la existente abundancia de arcillas que la extraían labrando cuevas (más tarde continuarían con la extracción de arcilla también los alfareros de Triana). Una leyenda de alrededor del año 1248 (fecha de la conquista castellana de Sevilla) cuenta que se halló una imagen de la Virgen María en una de las cuevas (supuestamente escondida durante la época musulmana). En esta zona se construyó la ermita Santa María de las Cuevas, en la que se situó esta imagen

A finales del siglo XIV el arzobispo Gonzalo de Mena y Roelas entregó la ermita de las Cuevas a los franciscanos, que comenzaron las gestiones para fundar un monasterio en este lugar.

La Orden de los Cartujos fue fundada el alemán Bruno de Colonia en el siglo XI en el valle de Chartreuse, cerca de Grenoble, Francia. Ruy González de Medina, caballero veinticuatro de Sevilla y tesorero de la Casa de la Moneda, había conocido a la Orden de los Cartujos en el monasterio de El Paular, provincia de Burgos, cuando estaba en la corte de Juan I de Castilla. González aconsejó al arzobispo de Sevilla, Gonzalo de Mena y Roelas, que promoviese la instalación de esta orden en la ciudad. El arzobispo contó con la autorización de la orden en 1398. En el 1400 vinieron de el Paular los cartujos Juan Carrillo, Juan Fernández Gallego, Juan de Orduña, Toribio de Madrigal y el lego Juan de Soria. El arzobispo les entregó la ermita de las Cuevas y adquirió para ellos heredades y bienes por valor de 20.000 doblas moriscas.

En el 1400 el arzobispo llegó a un acuerdo con los franciscanos, a los que, a cambio de la ermita, les fueron entregados un templo en San Juan de Aznalfarache, que había sido iglesia parroquial, y la Iglesia de San Juan de Moraniña, en la localidad de San Juan del Puerto, del condado de Niebla.

En 1401 los cartujos tomaron posesión de la ermita. El arzobispo entregó al fraile regidor, Juan Fernández, fondos para los primeros gastos y la compra de algunos terrenos. Ese año el arzobispo murió sin testamento y sus bienes pasaron a la curia romana. Había dejado a su albacea y familiar Juan Martínez de Vitoria, canónigo de la catedral de Sevilla, 30.000 doblas de oro para este monasterio. En 1402 el cabildo de la ciudad otorgó al monasterio una carta de vecindad. La fundación fue aprobada en 1404 por Benedicto XIII, que le donó 5000 doblas de oro y ornamentos eclesiásticos. En 1407 la suma de 30.000 doblas del albacea del anterior arzobispo fue incautada por el infante Fernando de Antequera, para sus campañas militares de la conquista. Los frailes solicitaron la devolución del dinero, solicitando su mediación al papa. El 23 de abril de 1409 el papa Benedicto XIII solicitó que se le otorgase al monasterio los tercios reales de los diezmos de las vicarías de Sanlúcar la Mayor, Aznalcázar y Constantina, lo que fue aceptado por los reyes. Ese mismo año el papa donó a este monasterio 1.000 florines. En 1410 el cabildo de la ciudad le dio al monasterio 3.000 maravedíes como limosna.

Per Afán de Ribera el Viejo, adelantado y notario mayor de Andalucía, asignó rentas perpetuas de productos agrícolas al monasterio y subvencionó la construcción de la iglesia a cambio de tener en ella enterramiento para él y para su familia.

El monasterio también contó con aportaciones de otras personas piadosas y muchos de sus monjes pertenecían a linajes ricos de la ciudad. (Mena, Ribera, duque de Veraguas).

En 1513 consta que el monasterio tenía: viñedos en Dos Hermanas, Alanís, Alcalá del Río, Camas y Sevilla; huertas en Alcalá de Guadaíra, Alcalá del Río y Gelves; olivares en Camas, Santiponce y San Juan de Aznalfarache; cultivos de cereales en Camas, Carmona, Alcalá del Río, La Rinconada y Cantillana; y herededades y donadíos en Cambogaz (Camas), Casa Rubia (Alcalá del Río), Esteban de Arones o "Esteñadarenes" (San Juan de Aznalfarache), Alcalá del Río, Camas, Sevilla y Casaluenga (La Rinconada).

En este convento fue fraile Juan de Padilla, autor de Retablo de la vida de Cristo (1505), uno de los libros que tenía santa Teresa de Ávila en su juventud.

En 1526 Carlos V visitó Sevilla con motivo de su boda con Isabel de Portugal. El emperador visitó este monasterio y donó su altar portátil, que estuvo en la sacristía. Felipe II pasó aquí tres días en mayo de 1570. El 4 de marzo de 1642 Felipe IV visitó el monasterio. En la iglesia leyó los epitafios de los Ribera y se cantó un solemne Te Deum.

Benito Arias Montano, erudito del siglo XVI, estuvo muy unido a este monasterio, donde tuvo varios retiros religiosos. En su testamento le legó su biblioteca y otros bienes. También fue visitado por santa Teresa de Jesús.

La cercanía del inmueble al río hizo que padeciera las riadas de 1485, 1595, 1603, 1626 y 1784.

La Cartuja tuvo 2 hospederías: una en el exterior del edificio dando a la huerta Chica, hoy escritorios de la antigua fábrica de loza, donde se acogía a los parientes de los frailes, a los que iban de camino y a los peregrinos que se iban allí para hacer prácticas de piedad o ejercicios espirituales, y otra, en la que los monjes tenían dispuestos algunos departamentos con hermosos salones, que se encontraba cerca de la biblioteca y alojaba a personas de calidad, hombres de estudio y artistas. En esa fue donde Felipe II residió cuando visitó el monasterio, donde pintaron cuadros Francisco de Zurbarán cuadros y Francisco Pacheco y donde el entallador Pedro Duque Cornejo realizó algunas obras. Probablemente allí fue también donde Colón residió durante las largas temporadas que pasaba en Sevilla.

El terremoto de Lisboa de 1755 afectó gravemente al edificio.

El 24 de enero de 1810, al acercarse las tropas francesas a la ciudad, los frailes embarcaron algunos objetos de valor hacia Cádiz para evitar que fueran expoliados. No obstante, el barco fue interceptado por los franceses en Sanlúcar de Barrameda, y requisaron todo su contenido. En febrero de 1810 la ciudad fue invadida por los franceses. En 1811 el mariscal destinó el convento a cuartel de artillería y sede administrativa del ejército, poniéndolo a cargo del general Lery. Se vació de contenido religioso. La iglesia fue usada como almacén de víveres, la sacristía como carcinería, la capilla del Capítulo como bodega, la capilla de Santa María Magdalena como botica, el refectorio como almacén de grano. En el cementerio del monasterio construyeron una cocina. Los naranjos de una huerta de 2.000 pies fueron arrancados. Se creó un doble foso alrededor del edificio, con un puente levadizo en la puerta que daba al río. En el muro exterior, se pusieron baluartes y torres vigías. La entrada principal fue tabicada y, frente a la misma, se creó una plaza de armas para la tropa y la artillería.

Tras la expulsión de los franceses, los cartujos regresaron a Sevilla el 30 de septiembre de 1812. Fueron acogidos primero en el Oratorio de san Felipe Neri y regresaron a su convento el 28 de octubre.

En el Trienio Liberal, de 1820 a 1823, los bienes del monasterio fueron incautados y el monasterio fue exclaustrado para ser usado como casa de vecindad. El edificio les fue devuelto a los cartujos en 1823 y en 1827 su iglesia volvió a abrirse al culto.

Finalmente, el 19 de febrero de 1836 llegó la desamortización de Mendizábal, por la cual el Estado confiscó los bienes de la Iglesia Católica, ocasión que aprovechó el comerciante inglés Charles Pickman compra las instalaciones, con el fin de instalar una fábrica de porcelana de estilo inglés. Durante siglo y medio, los productos con la marca "La Cartuja de Sevilla" gozaron de merecida fama en el mundo entero. Como es natural, las instalaciones tuvieron que adaptarse al ritmo de producción y, si bien en principio se intentó respetar los edificios originales del monasterio, la elevada demanda obligó a la utilización de capillas, refectorio y otras salas como almacenes o talleres. En su momento de máxima producción la fábrica de la Cartuja contó con diez grandes hornos, de los cuales se conservan cinco, convenientemente restaurados.

En el año 1982, el Monasterio fue expropiado por el Estado para instalar en la Isla de la Cartuja la Exposición Universal de 1992, en la que el Monasterio albergó el Pabellón Real.

En la actualidad, la Cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla acoge las sedes del Rectorado de la Universidad Internacional de Andalucía, del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.



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