Templete de la Cruz del Campo
Llamado popularmente, "El Templete", es una cúpula sostenida por columnas y arcos ligeramente apuntados en cuyo interior, y abierto al público, se guarda una cruz que se yergue sobre una columna.
Su fecha de construcción es dudosa siendo datado por unos el año 1380, cuando lo edificaron los hermanos de la cofradía o hermandad de los negritos llamada Nuestra Señora de los Ángeles (existente desde el siglo XIV y fundada por el arzobispo Gonzalo de Mena y Roelas) situando en su interior una modesta cruz de madera.
Según otras fue en 1482, siendo responsable de tal hecho el corregidor de Sevilla, Diego de Merlo (según indica en la cúpula del Templete) pero también se elucubra que el corregidor realizó solo una reforma que sustituiría la cruz de madera por una de piedra y la cubriría con el templete mudéjar. De inconfundible estilo mudéjar, la vetusta cruz de madera se cambió por la actual cruz de mármol se atribuye a Juan Bautista Vázquez «El viejo», tallada con las imágenes de Cristo y María en el año 1571
Fadrique Enríquez de Ribera, I marqués de Tarifa, III conde de los Molares, Adelantado mayor de Andalucía y señor de Alcalá de los Gazules compró el Humilladero a los frailes de San Benito Abad en la lejana época de 1536, desplazando la cruz hasta aquel lugar para hacerla coincidir con la distancia recorrida por Jesús durante su Pasión hasta el monte del Calvario o el Gólgota en las afueras de Jerusalén –al menos eso cuenta la leyenda–. Así pues, la distancia que hay entre la conocida Casa de Pilatos de Sevilla -desde la capilla de las flagelaciones, en la calle Águilas- y este lugar marcaría la distancia exacta que caminó Jesucristo hasta el lugar de su crucifixión y muerte. A partir de ese momento fueron varias las hermandades de Sevilla que hacían la estación de penitencia al Humilladero de la Cruz del Campo. No sería hasta 1604 cuando el cardenal Niño Ladrón de Guevara decidiera que la estación de penitencia se hiciera a la Catedral de Sevilla y las ubicadas a la otra orilla del río, a la «catedral» o iglesia de Santa Ana.
El vía crucis al Templete de la Cruz del Campo constaban de catorce estaciones a lo largo del camino hacia él, distando una distancia de unos dos kilómetros –antaño la distancia recorrida era de 997 metros, era en tiempos de Fadrique Enriquez de Rivera, en 1521–. En cada estación se representaba una escena de diferentes momentos de los vividos hacia el año 33 en la Jerusalén de la época, teniendo como protagonista al Nazareno, al llamado rabí de Galilea. Cada parada en ese camino de sacrificio, oración y penitencia estaba marcado por un azulejo, al estilo sevillano, donde se indicaba el número de estación y el momento recogido en aquella parada según su analogía con la Pasión de Cristo.




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