miércoles, 31 de diciembre de 2025

Al-Buḥayra

 

al-Buayra 1172

Finalmente la imagen urbana de la Sevilla almohade se completaría con los huertos y jardines extramuros, que ya ocupaban una considerable extensión en la época de los Reynos Taifas. Se podía navegar por el Guadalquivir a lo largo de 24 millas, siempre a la sombra de alamedas y árboles frutales, contemplándose a ambas orillas, multitud de edificios, lujosas quintas y elevadas torres. Fuera del ámbito amurallado merece la pena destacar el recinto palatino de al-Buayra, posterior Huerta del Rey. En el paraje extramuros llamado de al-Buayra, diminutivo de “laguna de mar”, junto al arroyo Tagarete y rodeado de huertas, lindero con la antigüa Puerta de la Carne el Amīr Abū Ya´qūb Yūsuf ordenó la construcción de un Palacio, iniciándose el 10 octubre de 1171, y finalizó el 13 de febrero de 1172.

La dimensión de la almnia debía tener en torno a 65 ha. Se han distinguido tres zonas: - Palacio: Se trata de un pabellón rectangular contruído enteramente en ladrillos, formado por cuatro pórticos de pilares ochavados y flanqueado en sus costados por cuatro modestas torres colocadas a modo de entivos de las arquerías.Las fachadas de occidente y poniente se modulan por un gran vano central, de mayores dimensiones que el resto situado en eje con alberca. La estancia enmarcada por la arquería es rectangular de tres tramos. - Alberca: 43m x 43m y 1,70 m de profundidad, lo que significa una capacidad de 3.143,3 m3. Los muros de cierre que tienen 1,85 m de anchura y se componen de dos caras externas de ladrilo y un núcleo central de tapial. - Pabellón meridional: Cuadrangular y pegado al estanque. Ladrillos. Posiblemente sea una qubba.
El Príncipe de los Creyentes hizo plantar allí toda clase de árboles frutales, entre ellos, variedades “de la pera llamada entre los médicos Kumizri, de las llamadas `Abqar y Azarra, a más de escogidas clases de manzanas”..., traídos en recuas desde las comarcas de
Granada y Guadix. Tal y como relata Ibn Saib al-Sala: “En el año 1171, el Amīr de los Creyentes ordenó construir sus Palacios benditos y felices en un lugar conocido como la Albufera de la Bāb de Ŷawar de Išbylīya y conocido por la gente como Bocado del Faraón; eligió en la Albufera las llamadas Huertas de Maslama el cordobés, indemnizó a sus dueños con unas tierras iguales a éstas y deslindó el lugar e hizo unas construcciones de Palacios y mansiones superiores a las que había construido su hermano Abū Ḥafş bajo la vigilancia de almojarife Mwḥāmmad ibn al-Muallim en el río de Išbylīya fuera de la Bāb del Kuhl. El Calīfa hizo presentarse a su juez y al imán de la mezquita, por la confianza que tenía en la fidelidad y religiosidad de ambos y en sus conocimientos de agrimensura, roturación y agricultura, para que planificasen para él todo lo referente a los Palacios, así como lo referente a la tierra baldía de sus alrededores “.

Debido a su estanque de unas dimensiones considerables, 43 metros de lado, que explican el uso para actividades deportivas y juegos náuticos que fueron tan apreciados en las cortes de los soberanos āndalusīes. Se encargó a las gentes entendidas de Aljarafe que arrancasen raíces seleccionadas de olivos de diferentes clases, árboles, viñas y frutales exóticos de todas las especies más dulces y extraordinarias que se pagaron con el dinero del Tesoro, y se llevasen a la Albufera para plantarse. Se transportaron varios miles, tarea en la que colaboraron los campesinos más cualificados, y los plantaron en filas para su mejor cuidado. El mismo Jefe de alarifes, Amad ibn Bāsu que trazó la Mezquita aljama y construyó la primera parte de su alminar, dirigió las obras del Palacio de al-Buayra, que Abū Ya´qūb Yūsuf visitaba con asiduidad, trasladándose a caballo desde su Alcazaba.

Para el riego de este jardín el calīfa Abū Ya´qūb Yūsuf llevó a cabo, asimismo, la traída de aguas hasta el centro de la ciudad a través de un viejo acueducto romano gracias al trabajo de el ingeniero al-Ḥāŷŷ Ya´īš, desde Alcalá de Guadaira, hasta los jardines de al-Buayra, y después al interior de Sevilla mandando construir un deposito en la calle Mayor. De ellos se sacaba el caudal suficiente para regar las huertas de al-Buayra o atender las necesidades de la amplia red de baños públicos existentes en Sevilla. Las primeras aguas llegan a Sevilla el 13 febrero de 1172. Todavía hoy se se conserva parte del acueducto almohade, conocido por Caños de Carmona, visible en la calle Luis Montoto. Es la primera obra registrada de Abū Yāqub al llegar a Sevilla en 1171, aprovechando una almunya de época de los Reynos Taifas que perteneció a Mwāmmad II ibn ´Abbād al-Mu´támid y de la que se sabe que además de los jardines tuvo un pabellón desde el que se contemplaba una bella vista de la ciudad. De los baños públicos pueden aún verse los de la calle Mateos Gago y Mesón del Moro y los denominados de la Reina Mora. A la vez que se construía la Giralda, en el año 1184 el calīfa almohade Abū Ya´qūb Yūsuf ordenó fabricar unas Atarazanas en su capital āndalusī, yuxtapuesta a la muralla y con el Arenal del río por delante, sobre el solar en parte ocupado hoy por el Hospital de la Caridad, que serían restauradas por Alfonso X.


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