Palacio
del Riyāḍ
al
Sa´īd/Palacio
del Señor.
Se
trazó la planta de la siguiente manera; dado el ancho entre aljibe
a S y al-Ḥammām
a N del Palacio de Abū
al-Walīd Ismā´īl I, y la longitud entre
el muro E perimetral del Palacio de Comares y el callejón que baja
al Partal, el arquitecto trazó todo el nuevo Palacio, construyendo a
N una planta sótano para edificar sobre ella el esquema perfecto de
vivienda naşrī
con sala linterna central y vistas hacia un jardín bajo.
Así
pues, el trazado del Patio, sus galerías en los cuatro costados y
las cuatro alas que lo componen obedecen a un sencillo e ingenioso
trazado proporcional, tanto en planta como en alzado y en sus
elementos decorativo, como la taza dodecagonal y los doce leones
surtidores bajo ella. Todo se basa en la relación del cuadrado y su
diagonal y en la progresión proporcional de rectángulos, para lo
que sólo basta con usar una escuadra, el cartabón y un compás
unido al saber empírico proporcional enseñado y aprendido por
transmisión de maestros y alumnos en los talleres āndalusīes.
Palacio
del Riyāḍ
al
Sa´īd,
el patio rectangular en crucero de los Leones, cuyo eje ocupa la
fuente de dicho nombre, al que rodean a E y O dos grandes salas
abiertas como pabellones-tiendas al mismo, mientras que a N y S lo
delimitan respectivamente la Qubba Mayor y la Qubba de los Banū
l-Sārrāŷ/Abencerrajes con
la incorporación de aljibe y parte de
al-qubba-pabellon del Palacio de Abū
al-Walīd Ismā´īl I, y en el angulo SO la entrada original,
que sólo guarda una de las dos estancias que tuvo.
El
Patio presenta hoy sus canales y andenes delimitadores hechos de
losas de mármol, pero posiblemente estuvo solado todo él con
mármol, dejando una serie de alcorques para naranjos y limoneros que
darían sombra y buen olor al Patio. El Palacio estó delimitado a S
por la calle con el Rawḍa/Cementerio
real, al otro lado de la misma, y a E por otra calle de N a S y el
área palatina y de casas de servidores de la corte en el área del
Palacio del Partal.
Patiodeloseones
El
más famoso patio de Qal´at
al-Hamrā/Alhambra. Aunque su
verdadero nombre sería Palacio de
Mwḥāmmad
V,
considerado uno de los momentos
culminantes del arte islámico y construido por Abū
´Abd
Allāh
Mwḥāmmad
V al-Ganī bi-Llāh 1354-1358 y
1362-1391 representa el Ŷinān/Jardín
del Paraíso, un oasis de palmeras que rodean un inagotable
manantial. Y los espacios entre las pasarelas de mármol contenían
jardines
que desbordaban de flores y plantas aromáticas, a semejanza del
Paraíso soñado por los fieles musulmanes. Ninguna
otra parte de Qal´at
al-Hamrā da
idea más completa de su belleza original que éste Patio, porque es
el lugar que ha sufrido menos los rigores de la fatal acción del
tiempo De planta rectangular y reducidas dimensiones (28,50
metros por 15,70) está rodeado de una galería, entrecha en sus
frentes más largos y más amplia en sus otros dos (de la que
destacan dos elegantes pabellones), sostenida por 124 finas columnas
de mármol blanco, exentas unas, otras dobles o formando en los
ángulos grupos de tres o cuatro. Sus fustes, cilíndricos y con
muchos anillos en la parte alta, sostienen variados capiteles cúbicos
y en ellos y en sus grandes ábacos corren éstas
inscripciones: “
El socorro y protección divina y una victoria manifiesta para
nuestro señor
Abū
´Abd
Allāh
Mwḥāmmad
V al-Ganī bi-Llāh.
Dios proteja su imperio y glorifique su gloria”, “Gloria a
nuestro señor ´Āmir
justo y guerrero
Abū
´Abd
Allāh
Mwḥāmmad
V al-Ganī bi-Llāh”.
Sobre
sus capiteles se alzan pilares de ladrillos con decoración de
escayola soportando gruesas soleras de descanso de las armaduras,
ocultas por una faja, también de escayola, con inscripción que
repite el lema
wa
lā gīlab īly Allāh
لاَ
غـَـلِـبٌ إلاَ اللـَّه
Sólo
Dios es vencedor
Galerias
Este y Oeste
La
mayor anchura de las galerías E y O con respecto a las N y S
responde al trazado proporcional, habiéndose querido ver en la
aparición de las cuatro galerías la influencia de un patio-claustro
gótico.-mudéjar. Las galerías septentrional y meridional tienen
como eje principal su arco central como ejes secundarios las
composiciones tripartitas de arcos de mocárabes
de cada extremo, quedando entremedias sendas composiciones de cinco
arcos, idénticas entre sí, mostrando sus arcos 1 y 5 igual
decorado, lo que ocurre también entre el 2 y 4, quedando en cada
grupo único el 3, o central, el cual es igual a los de los tres
restantes grupos de ambas galerías. Luego el trazado proporcional ha
marcado los ejes, las agrupaciones de columnas, la elevación de los
arcos y la disposición ornamental de los mismos que realzaría la
fuerte policromía.
El
Patio en crucero lo forman un canal longitudinal E-O que va desde las
fuentecillas de las respectivas galerias, atraviese los pabellones
cuadrados y se prolonga hasta el dodecágono central, y un canal
transversal N-S, que sale de las fuentes de al-Qubba Mayor y de
al-Qubba de los Banū l-Sārrāŷ
y desciende hasta el canal dodecagonal que bordea la fuente, en el
cual los leones surtidores de pie vierten el agua que sale de su
boca.
La
Fuente
de los Leones
Alzase
en el centro la fuente,
única en el amplio sentido
de la palabra, es denominada en el poema de su taza de doce lados
manḥūta
min lū´lū/escultura
de peralas,
por estar tallada de blancos bloques de mármol de la Sierra de
Macael.
Estaba
formada, en un principio, únicamente por el cilindro central en el
que apoya la gran taza dodecagonal, labrada de un bloque (de 2,5
metros de diámetro) que apoya por medio de cortos balaustres
torneados en los lomos de doce toscos leones en pie y con sus caras
amenazadoras, al tener sus hocicos arrugados mostrando sus dientes y
colmillos apretados por estar rugiendo, lo que indican también sus
orejas erectas. Este gesto amenazante, su físico abstracto
antinatural e inmóvil, su paralelo con los mudaŷŷan/mudéjares,
y, sobre todo, lo diferentes que son de los leones califales,
bastante naturalistas en sus formas físicas, expresividad,
movimiento, etc.. hace fechar los coetáneos al edificio del
Māristān,
Palacio
del Riyāḍ
al-Sa´īd
y reforma del Palacio convertido en Convento de san Francisco, donde
apareció la parte baja de otro león sentado, hoy en el Museo de
Qal´at
al-Hamrā.
El agua subía por el cilindro mediante tuberías que
salían por una pieza torneada cilíndrica a la gran taza, volviendo
a penetrar por una rueda de orificios más elevada en la misma pieza,
bajando el agua a cada una de las tuberías que entran por la pata
izquierda trasera de cada león y lo atraviesa diagonalmente hasta
desaguar por pitorro en el centro de sus bocas.
Los
últimos estudios hechos dicen que los leones proceden de la casa del
Wāzīr/ministro judío Samuel Bem Nagrela,
quien se la regaló al ´Āmir.
Representan
los doce signos zodiacales, los doce meses del año o las Doce Tribus
de Israel, a semejanza de la que había en el Templo de Salomón. Dos
de ellos tienen un triángulo en la frente indicando las dos tribus
elegidas: Judá y Leví. Son del s. XI. La taza original está en la
Sala de Banū l-Sārrāŷ. Con su valor ritual, su función
refrescante y su contenido simbólico, el agua es un complemento
esencial de la arquitectura islámica.
Los
leones están orientados de modo que dan la cara a las dos salas más
importantes del palacio, la de los Banū
l-Sārrāŷ
y la de las Dos Hermanas y los cuatro canalillos que parten de las
dos salas y de los dos templetes representarían los ríos del
Paraíso que manan miel, leche, vino y agua.
La
taza dodecagonal es del siglo XIV y lleva grabada en el borde un
poema de Ibn Zamrak que explica la simbología de la fuente y que
viene a señalar cómo el ´Āmir
es el que tiene el don del agua (surtidor) que da a su guardia real
de honor (los leones) y que dice:
Poema
de la aza
de los eones
«Bendito
sea Aquél que otorgó al iman Mwḥāmmad
las bellas ideas para engalanar sus mansiones.
Pues, ¿acaso no hay en este jardín maravillas
que Dios ha hecho incomparables en su hermosura,
y una escultura de perlas de transparente claridad,
cuyos bordes se decoran con orla de aljófar?
Plata fundida corre entre las perlas,
a las que semeja belleza alba y pura.
En apariencia, agua y mármol parecen confundirse,
sin que sepamos cuál de ambos se desliza.
¿No ves cómo el agua se derrama en la taza,
pero sus caños la esconden enseguida?
Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas,
lágrimas que esconde por miedo a un delator.
¿No es, en realidad, cual blanca nube
que vierte en los leones sus as-sāqiyat/acequias
y parece la mano del Califa, que, de mañana,
prodiga a los leones de la guerra sus favores?
Quien contempla los leones en actitud amenazante,
(sabe que) sólo el respeto (al ´Āmir) contiene su enojo.
¡Oh descendiente de los Ansares, y no por línea indirecta,
herencia de nobleza, que a los fatuos desestima:
Que la paz de Dios sea contigo y pervivas incólume
renovando tus festines y afligiendo a tus enemigos
las bellas ideas para engalanar sus mansiones.
Pues, ¿acaso no hay en este jardín maravillas
que Dios ha hecho incomparables en su hermosura,
y una escultura de perlas de transparente claridad,
cuyos bordes se decoran con orla de aljófar?
Plata fundida corre entre las perlas,
a las que semeja belleza alba y pura.
En apariencia, agua y mármol parecen confundirse,
sin que sepamos cuál de ambos se desliza.
¿No ves cómo el agua se derrama en la taza,
pero sus caños la esconden enseguida?
Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas,
lágrimas que esconde por miedo a un delator.
¿No es, en realidad, cual blanca nube
que vierte en los leones sus as-sāqiyat/acequias
y parece la mano del Califa, que, de mañana,
prodiga a los leones de la guerra sus favores?
Quien contempla los leones en actitud amenazante,
(sabe que) sólo el respeto (al ´Āmir) contiene su enojo.
¡Oh descendiente de los Ansares, y no por línea indirecta,
herencia de nobleza, que a los fatuos desestima:
Que la paz de Dios sea contigo y pervivas incólume
renovando tus festines y afligiendo a tus enemigos
Al-Qubba
mayor
Al-Qubba
mayor del Palacio del Riyāḍ
al-Sa´īd
la constituye la vivienda sobre planta abovedada a N del Patio de los
Leones, sobre un jardín-huerto bajo, con una torre
en ad-darb/adarbe, la de Abū
al-Ŷuyūš Naşr
I.
La cierra al Patio de los Leones una puerta
de dos hojas con postigo (en 1995 ingresadas en el Museo de Qal´at
al-Hamrā),
tiene pasillo transversal en cuyos extremos se hallan una
bayt/letrina y la escalera de subida a la planta alta. Atravesado el
mismo se ingresa en la sala-linterna que centra la vivienda, con
plantas baja y alta; en la primera hay estancias rectangulares a E y
O de la sala-linterna, ambas atajadas únicamente a N por un arco
para una al-qubba/alcoba;
sobre éstas estancias laterales hay otras en planta alta que se unen
por pasillo a mediodía, desde el cuál se pasa al mirador alto en el
eje de la galería N del Patio.
La
sala-linterna central muestra a septentrión la sala transversal
longitudinal de los Šamís/aljimeces,
(ventana arqueada que está dividida en dos partes iguales mediante
una
columna
o pilastrilla
llamada mainel
o parteluz),
con
proporción entre el ancho y el largo 1 a 5, pasán dose de ella al
bahw o mirador de Lin-dar-´Āiša/Lindaraja, con ventana de dos
arcos con columna parteluz al fondo y de un solo vano a los lados,
todos ellos con alfeizar con peralte de alicatado y poyo de mármol.
Al-Qubba-linterna
de al-Qubba mayor
De
planta cuadrada, muestra división tripartita en cada uno de sus
lados, ocupando la parte central respectivamente un arco de medio
punto, y quedando los cuatro angulos formados por la partes extremas
de cada lado. Los zócalos de alicatado lo componen alicatados de
cintas de colores sobre fondo blanco, tema geométrico que aparece
poco antes en la fachada de Comares (1370); la traza se basa en dos
cuadriculas, normal y sesgada, que genera un lazo elemental de ocho,
procedimiento preciosista y vistoso, pero que marca gran retroceso
geométrico; los zócalos de los ángulos SE y SO muestran un tema, y
otro los de NE y NO, encima de estos corre una ţirāz/banda
que en cada parte lateral muestra en el centro una cartela
rectangular y a cada lado un círculo; éste ţirāz/banda
ornamental muestra bordeando las aludidas cartelas circulares y
rectangulares labor de lazo de ocho. En estas veinticuatro cartelas
hay otros tantos versos de un poema de Ibn
Zamrak.
Cada
uno de los cuatro ángulos presenta un único paño de lazo de ocho.
La planta alta tiene a eje con cada arco de la baja una ventana
arqueada que cierra con celosía de madera. El alfiz de éstas
ventanas se halla cobijado por arcos mocárabes,
ya que a la altura de la planta alta la linterna-qubba se ochava
mediante cuatro trompas de mocárabes
que apoyan en doce columnas pequeñas, cuatro situadas en los ángulos
de la estancia y las otro ocho donde vienen a descansar los arcos de
mocárabes
apuntados que forman el trasdós del frente de las cuatro trompas y
prosiguen de modo contínuo con la misma composición en los muros,
cobijan las ventanas del piso alto para lo que queda un espacio
macizo triangular, a modo de tímpano, que en ellos lados E y O
presenta a cada lado del eje sendas manos cerradas con el pulgar
recto, de la que arrancan tallos espirilíoneos con at-tauriq
con limbo hendido.
Las
albanegas de éstos ocho arcos son comunes y tienen arcos
ornamentales de palmas quebradas y bellísimas composiciones
cúfico-geométricas, trazadas por las cintas de prolongación de las
letras de las jaculatorias”Felicidad y”Bendición”. Un paño de
lazo, con círculos lobulados y escudos en relieve, entre bandas
epigráficas, sirve de base al cuerpo lucernario de dieciséis
ventanitas, dos por cada lado, con arquillos de perfil mistilíneo
formado por los arranques de las adajaras de la grandiosa bóveda de
al-muqarbas/mocárabes que apoya en los ocho pilares angulares del
tambor octogonal, formado de trompas para arriba.
Todo
el trazado proporcional de ésta bóveda parte de una estrella de
ocho puntas de 90º en el centro que se desarrolla en otra estrella
de 8 de ángulos de 45º.
Las
jambas e intradoses de los arcos de acceso a las estancias laterales
y a la Sala de los Šamís/Ajimeces
muestran zócalos y pavimentos de alicatado, respectivamente, la Sala
de los Šamís/Ajimeces
presenta su parte baja lisa estucada blanca hasta por encima de la
línea de la imposta de los arcos de acceso a la misma, y
posiblemente se decoró con sedas y tapices. Su parte alta presenta
paños de sebka sobre los que corre un friso de arquitos que sirven
de base a la bóveda de mocárabes
formados por una serie de cupulines de base octogonal, sin igual el
central y por parejas los demás, situados uno a cada lado. Las dos
ventanas de ésta sala a N de doble arco sobre parteluz, tuvieron
volados ajimeces, simāšas.
Ala
Sur del Palacio y al-Qubba de los Banū l-Sārrāŷ/Abencerrajes
El
ala S del Palacio del Riyāḍ
la compone: de O a E; la entrada en bāšūra/recodo,
mutilada de su sala externa desde la primera mitad del s. XVI; aljibe
abovedado (del Ḥammām
y los jardines
del Palacio de Abū
al-Walīd Ismā´īl I) reutilizado; al-qubba
de los Banū l-Sārrāŷ;
el pabellón-qubba con bóveda agallonada, reaprovechado del Palacio
de Abū
al-Walīd Ismā´īl I y mutilado a N.
En
la planta alta se ubica una vivienda, cuyo patio se asienta sobre la
bóveda de aljibe, formando parte de la
misma el mirador alto adosado al tambor con forma de estrella de
al-qubba de Banū l-Sārrāŷ,
equilibrando el volumen de la linterna octogonal de al-Qubba mayor.
El
Palacio de al-Dišār/Alijar,
tenía dos al-qubbas, con ţāqas
en sus arcos de entrada con cuatro poemas; quizá por esta doble
quebba se la denominó Alíjares, situadas una frente a otra como en
el Palacio del Riyāḍ
al-qubba de los Banū l-Sārrāŷ muestra fuente dodecagonal con
moldura sencilla en su parte alta, y sin desbastar en su base por
estar bajo el pavimento desde que se labró en 1370, siendo alterada
su ubicación cercana a la puerta
en la segunda mitas del s XIX. Se accede a la qubba ya desde el
pasillo de su saţwān,
ya desde la galería del patio tras atravesar su puerta
de dos hojas de madera y postigo. El pasillo transversal en su parte
E daba paso a la vivienda alta que no se comunica con la linterna de
al-qubba de los Banū l-Sārrāŷ. Presencia ésta a E y O sendos
īwānes,
cada uno elevado del suelo central por dos suaves peldaños y solería
de losas vidriadas blancas y azules; delimita el espacio de los
īwānes
doble arco sobre columna parteluz y adosadas a los pilares extremos.
Un paño de lazo de ocho unifica los cuatro testeros de al-qubba,
apareciendo por encima del mismo una serie de arcos sobre columnillas
de escayola que sirven de arranque a las ocho pechinas de mocárabes,
los cuales cambian la planta cuadra de al-qubba en otra de estrella
de ocho puntas de 90º girada. Una tiraz, un paño de lazo y una
cenefa epigráfica da paso al cuerpo lucernario que muestra 16
ventanas. Una por lado de las ocho puntas del tambor en forma de
estrella. Los dieciséis pilares entrantes o salientes se ornamentan
con decorado floral o con jaculatoria cúfico-geométrica y
At-tauriq/ataurique,
respectivamente.
El
trazado de la genial bóveda parte de la estrella de ocho puntas de
90º central que se desarrolla de modo descendente hasta el polígono
generador (octógono) y de allí parten ocho composiciones que se
repiten, pero sólo trazando la mitad de una de las ocho, una
dieciseisava parte y doblándola en un sentido y otro, se obtiene
esta magnífica composición tridimensional.
Esta
sala con su acceso directo desde el saţwān
con puerta
de cierre desde la galería del patio, con īwānes
laterales, incomunicada por completo de vistas desde su planta alta,
vigilancia y control en su entrada, sin que los que entraban o salían
pudieran ver lo que pasaba en el Patio de los Leones si la puerta
estaba
cerrada, debió ser una sala para reuniones y festines de aquellas
personas que gozaban de la confianza del ´Āmir,
las cuales en tiempo frío tendrían aquí sus
reuniones La
regularidad de las galerías del Patio se interrumpe en sus lados más
cortos con dos templetes o pabellones de planta cuadrada (de 4 metros
de lado) interiormente cubiertos por cúpulas semiesféricas de
madera con labor de lazo, análogas al del techo de la galería del
Patio de alberca, soportadas
por trompas y friso de mocárabes
de yeso. Estos pabellones apoyan en columnas armónicamente
agrupadas y sus cubiertas, primitivamente a cuatro vertientes, con
tejas de vidrio en sus caballetes En cuanto al centro del Patio,
debió de tener jardín bajo y en 1502, seis naranjos, pero el resto
de sus galerías y cenadores estaba solado de mármol blanco, esa
pavimentación se extendió a todo él en el s. XVI y todavía quedan
de ella las canales que llevan a la fuente central el agua de los
surtidores que existen en cada sala, cuatro arroyos que van al pie de
los leones, donde éstos sueltan sus caños: los cuatro ríos del
paraíso
Sala
de al-Muqarbas/Mocábares Se
llama así por la bóveda de mocárabes
que la cubría. La de hoy es del s. XVII. Sala de forma rectanglar
(19,60 metros por 4). Las paredes ostentan fajas de yesería con
labores e inscripciones religiosas y el escudo y lema de la dinastía
naşrī.
Tres arcos de mocárabes,
ricamente decorados con racimos pendientes y apoyados en medias
columnas con capiteles con letreros de elogio a
Abū
´Abd
Allāh
Mwḥāmmad
V al-Ganī bi-Llāh
dan paso
a través de una arquería de mocárabes
al Patio
de la Alberca/Arrayanes.
Entrada
y Sala de al-Muqarbas/mocárabes
El
Palacio marca el momento cumbre de mocárabes
en el arte naşrī,
en cornisas, arcos, trompas, y sobre todo en el insuperable conjunto
de bóvedas. La tridimensionalidad abstracto-geométrica del espacio
alcanza su momento culminante en éste Palacio.
Presenta
el Palacio al O una gran Sala rectangular, con proporción
ancho-largo, 1:5, ésta Sala está próxima a la entrada SO en bāšūra
y con arcos que cobijan maşţabas para
la guardia; tiene sus tres arcos de entrada desde la galería con
colgantes de mocárabes,
la decoración floral especial de sus albanegas y la comunicación
directa con el Patio de Comares. Todo lleva a pensar que ésta Sala
tuvo en la vida palatina un uso para despachar asuntos con los
miembros del gobierno y cortesanos, que entrarían desde el cercano
saţwān
SO, resolverían y volverían a sus oficinas.
La
bóveda de mocárabes
se arruinó al rajarla la explosión del Molino de San Pedro en 1591.
Posteriormente se sustituyó por la bóveda barroca de cañizos que
muestra hoy en sus dos terceras partes. Mediante los tres arcos de
mocárabes,
como cortinas colgantes, se pasa a la galería con fuentecillas de
mármol circulares hundidas en el pavimento, sobresaliendo de su
centro el pabellón cuadrado sobre arqueria tripartita con arcos de
mocárabes
por cada frente, y cubierto por armadura hemiesferica ataujerada con
lazo de ocho.
Exteriormente
el friso de madera del pabellón muestra paño de lazo āndalusī con
los escudos imperiales; en origen es posible que ofreciera una
solución análoga de doble alero y paño, de escayola intermedio, y
que podrida se sustituyó por la actual solución āndalusī. Con
posterioridad lo mismo ocurrió al templete E del Patio de los
Leones, pero su actual cubierta tan empinada construida en 1933 es
errónea, pues las tejas están sujetas con clavillos y a pesar de
todo se caen cuando éstos ceden por la enorme pendiente.
Fustes
cilíndricos muy delgados, anillos en la parte superior, capiteles
cúbicos sobre los que corren inscripciones. Las planchas grises de
plomo son amortiguadores para los terremotos. Los dos templetes que
avanzan a los dos lados opuestos del Patio son como un recuerdo de la
tienda de campaña de los beduinos árabes. De planta cuadrada,
decorados con cúpulas de madera que se apoyan en pechinas de
mocábares. El alero es obra del s. XIX. Toda la galería está
techada con artesonado de lacería.
Rodean
los cuatro ángulos del Patio esbeltas arcadas de labor afiligranada,
apoyadas en sutiles columnas de mármol blanco, que se supone que
estuvieron iluminadas con reflejos dorados. Caracteriza esta
arquitectura, al igual que la de muchos lugares del interior de
Qal´at al-Hamrā,
una elegancia āndalusī, más que un sello de grandeza, y hablan a
la imaginación y a la fantasía de la gracia y de la delicadeza en
el gusto de los āndalusīes y de su disposición al placer indolente
y al deleite perezoso. Cuando
nos fijamos en las líneas de las grecas, calados y adornos,
aparentemente frágiles, de los peristilos, resulta difícil creer
que esa labor haya sobrevivido al desgaste de los siglos, a la
concusión de los terremotos, a la violencia de las guerras y al
callado, aunque no menos funesto, ratear del viajero, que no se
conforma con la admiración de lo que ve, sino que quiere llevarse
recuerdo tangible de lo que su memoria jamás podría olvidar. Basta
todo ésto para vindicar la tradición popular de que Qal´at
al-Hamrā está
protegida por un ensalmo hechicero. La
presencia de estanques, canales y fuentes, sirve para enfatizar los
ejes de la composición arquitectónica, para relacionar ámbitos
aparentemente inconexos, o para transformar la configuración
espacial de diferentes dependencias. Pero además, el agua funciona
como un espejo, capaz de reflejar y multiplicar los esquemas
arquitectónicos y su decoración. La
abundante provisión de agua, traída desde las montañas por los
antiguos acueductos āndalusīes, circula por todo el palacio,
abasteciendo sus Ḥammām
y sus estanques y viveros de peces, desparramándose en surtidores
dentro de los patios y de las galerías o murmurando en canales a lo
largo de los pavimentos de mármol: cuando ya ha rendido su tributo
al real edificio y visitado sus vergeles y sus huertos y jardines,
fluye precipitadamente abajo por la larga avenida que conduce a la
madīnat,
formando susurrantes arroyuelos, derramándose en las fuentes y
manteniendo perdurable vegetación en las enramadas que protegen el
paso de los caminantes y que prestan encanto y hermosura a toda la
eminencia donde se levanta majestuosa y sublime Qal´at
al-Hamrā,
unida a la luz, el agua
incrementa el carácter dinámico de la decoración y origina
composiciones místicas, incomparables, tanto que se puede llamar a
al-Āndalus por este motivo «una
cultura del agua».
Las
esbeltas columnas y floridos capiteles de la arcada circundante en el
Patio de los Leones,
las estalactitas archivoltas, los caracteres cúficos que
constantemente proclaman la divisa de la Garnāţa naşrī
—la que a través del tiempo se ha convertido en el símbolo de
al-Āndalus por excelencia:
وَ
لاَ غـَـلِـبٌ إلاَ اللـَّه
wa
lā gīlab īly Allāh
Solo
Dios es vencedor
Una
escalera nos da acceso a
Ḥammām/Sala
de Baños La
parte que mejor ha subsistido de al-Qaşr/Alcázar de Abū
al-Walīd Ismā´īl I
es la parte abovedada de Ḥammām
reutilizado en el Palacio de Comares de Abū
l-Ḥaŷŷāŷ
Yūsuf I ibn Ismā´īl.
La bayt al-Maslaj
(apoditerium, con su mamraq/linterna, es obra posterior, según
muestra su trazado proporcional, hecho al ultimar la grandiosa
ampliación de al-Qaşr al-Sulţān/Palacio
de Comares.
La
zona orginal abovedada consta de: Una
primera Sala, llamada Sala de las
Camas, constituye:
Apoditerium
o al-bayt
al-Maslaj
es
la sala
del desvestimiento y de reuniones,
en esta sala suele haber un retrete abierto por una ranura vertical
en el suelo por la que corre agua. Al-bayt
al-Maslaj
está aireado e iluminado cenitalmente por una linterna central
sobre cuatro columnas en planta baja con pasillo circundante,
maşţabas/asientos
a E y O para el reposo, y en las cuatro esquinas la puerta
de la escalera de bajada de acceso, la de entrada al área abovedada
y a una Bayt
al-mā/letrina,
y otras dos para acceso a pasillos de almacenamiento de toallas,
jabón, raspadores y útiles propios del Ḥammām.
A
veces les traían aquí la comida. En la galería alta había
músicos y cantores.
Está
flanqueada por dos pórticos con tres arcos de herradura sobre
columnas de capitel cúbico y sin basas. Otro arco escarzano
comunica con la tercera estancia, dividida a su vez en tres, por
grandes arcos de herradura. Espacio
cuadrado con fuente de taza en medio y galerías en torno. Los
dinteles cobijan vanos rectangulares correspondientes al piso alto
y alrededor de ellos hubo inscripciones con máximas coránicas.
Los
testeros E y O tienen en sus centros alhaníes o camas, revestidas
de azulejos con su suelo elevado 0,50 metros, para reposar después
del Ḥammām,
precedidos de dobles arcos semicirculares de festón, apoyados en
columnas. Las paredes están cubiertas de riquísima decoración
polícroma. Las pilas no están
abiertas en el suelo, sino formando en alto tableros de mármol y
llegaban a ellas las aguas por medio de tubos que desembocaban bajo
unos pequeños nichos con arcada con adornos e inscripciones.
Tepidarium
o al-bayt al-bārīd
con sus tres espacios:
- Sala templada, al-bayt al-wasţţānì o primer caldarium (sala de vapor). Donde una caldera de cobre para el agua, con la que a través de galerías subterráneas, se calentaban éstas dependencias. Su amplio espacio central cuadrado separado de los laterales a E y O, mediante arquerías de tres arcos de herradura peraltada. La parte derecha de ésta Sala tiene a un lado una pila de mármol cubierta de cúpula octogonal y en su muro del frente un nicho de azulejos, a cuyo lado aún se ve el caño por donde salía el agua caliente y al-qubba de la izquierda forma, asimismo, una amplia pila con nicho de arquillo de mármol, al fondo, en torno del cuál corre la siguiente inscripción:
“Qué cosa más admirable,
entre todo lo presente y pasado, que el león cuando reposa en un
lugar de delicias ¿Qué león tiene reposo semejante al que disfruta
mi señor, rodeado de sus servidores? Hermosa y preclara es su alteza
y a su valor acompañan la liberalidad y la esplendidez- Corre aquí
unas veces agua de un frescor gratísimo, y otras, haciéndolas
cesar, la reemplaza otra de confortable calor. ¡Cuántas cosas
admirables alegran al dichoso que habita esta morada de generosidad!.
Las bóvedas perforadas por lumbreras en forma de
estrella que en su día estaban cubiertos con tapaderas de vidrios de
colores, pero no herméticos, de manera que pudiesen regular la
densidad del vapor del ambiente.
- Sala caliente, al-bayt al-sajūn/segundo caldarium, sobre hipocausis, con dos pilas de agua para la inmersión sobre el nivel del suelo y frentes de bloque de mármol, mostrando la del E, una ţāqa con arco de mármol con un poema que nombra a Abū l-Ḥaŷŷāŷ Yūsuf I ibn Ismā´īl y menciona el uso de sus grifos para agua caliente y fría. Esta inscripción poética testimonia que Yūsuf reutilizó y decoró el Ḥammām del Palacio de sus padres. El suelo de ésta sala está hueco y se sostenía sobre pilares de ladrillo y la finalidad es mantener el suelo muy caliente para que el agua que caía al suelo se formara vapor con el calor del horno, para andar por este suelo se usaban grandes suecos, normalmente de esparto, que impedían que se quemaran los pies. La zona de servicio o hypocausis contaba con la caldera o al-burma, y todo este sector recibía el nombre genérico de horno o al-fun, aunque lo conocemoss más comunmente como leñera. En este baño de Comares existe un callejón estrecho para el acarreo de leñas con animal.
Estas
salas se cubren con bóvedas esquifadas, de espejo, esquifadas de
ocho paños, etc, y se encuentran perforadas por dos tipos de
claraboyas hechas de cerámica vidriada, que dan una gran luminosidad
a las salas.
Iluminan
la Sala 16 ventanillas, abiertas junto a este artesonado. Los
corredores que rodean la Sala tienen puertas
en su fondo, una de paso a otra pequeña habitación y la segunda
comunicada con el Cuarto de Comares.
En
cuanto a los cenadores de la parte baja- cubiertos con techos de
lazo- tienen en sus ángulos cuatro pequeñas puertas,
de las cuales las del Oeste, son la entrada y la de la escalera que
ascendía al Patio de Comares. De las otras dos, la de la izquierda
tiene salida al jardín de Lin-dar-´Āiša/
Jardín de Lindaraja y la de la derecha a través de um pasadizo con
arco al fondo, de acceso a un retrete (dependencia obligada de un
Ḥammām
oriental) y a tres pequeñas piezas, la primera y la última con
pilas de mármol, conduce al centro de los Ḥammām,
cuya arquitectura es muy simple y elegante, sin ornamentación alguna
en sus paredes. Tienen solerías de mármol, sencillos zócalos de
azulejos, arcos lisos de herradura sobre capiteles cúbicos y bóvedas
esquifadas, con lumbreras estrelladas que cerraban vidrios de
colores.
Entre
las estancias que rodean al Patio
de los Leones destacan la
Sala
de las Dos Hermanas
Fue
construida por Abū
´Abd
Allāh
Mwḥāmmad
V al-Ganī bi-Llāh
durante la primera parte de su gobierno
(755/1354-760/1359)
y
tenía la función de nuevo Mexuar
del Āmir,
en dondes se reunía el Concejo de Wāzīres/Ministros y cuyo trono
quedaría emplazado en el Mirador de Lin-dar-´Āiša/Lindaraja.
Este
nuevo Mexuar
en la Sala de Dos Hermanas tenía una doble función: representativa
y de aparato, ya que este segundo Mexuar
tenía funciones administrativas y se hallaba anexo, aunque ha
desaparecido.
Cuando en 1362 se inicia
la construcción de esta Sala, no se había construido el resto de
salas del Palacio de Leones, y aún no existía el Patio de los
Leones, que debieron edificarse a partir de 1363. La
entrada a la Sala, que repite
la composición espacial del Patio y se ilumina de luz natural a
través de una excepcional cúpula de mocárabes;
al
norte del Patio y a través
de un arco semicircular festoneado, que conserva las primitivas y
magníficas puertas de taracea, una de las más bellas del Palacio.
Estas
son las dependencias de la ´āmira
´Āiša,
es decir el lugar destinado a las favoritas. A
través de un pasadizo podemos llegar a los aposentos altos, con
techos labrados en el siglo XVI. La
sala de Dos Hermanas es cuadrada, centro de un núcleo de
habitaciones del primer piso, especialmente en los de encima de la
entrada, que ocupan el ala septentrional del Palacio con techos de
lazo y flanqueado por tres alcobas laterales que y al fondo se abre
el Mirador
de Lin-dar-´Āiša/Lindaraja,
como sala del trono, desde la que se veía los jardines con su fuente
que se hallaban abiertos sobre Garnāţa
antes de las reformas del emperador Carlos V. A
ellos se subía por la derecha de un pasadizo existente entre un arco
primero y otro igual que le sigue, a la Sala, y sus lisas
habitaciones están cubiertas con techos labrados. La cámara del
mirador se eleva sobre tres escalones y dan paso a él otros tantos
arcos con labores de mocárabes
los laterales y el central mayor, con labradas albanegas. Su alfarje
de lazo pintado es muy interesante y en el muro del frente se abren
ventanas de tres arcos apoyados en columnillas, con celosías
modernas dando vista al Patio de los Leones.
El mismo
pasadizo que conduce a estos departamentos altos comunica por la
izquierda con unas habitaciones abovedadas y un retrete, y quizá por
aquí se encontrase primitivamente la comunicación de este Palacio
con los Ḥammām. Antes
se le llamó Sala de las Losas, por las dos enormes de alabastro
colocadas juntas una a otra en el piso a ambos lados de la fuente
central, exactamente iguales en tamaño, color y peso y del que
forman gran parte, tal es el tamaño que tienen. La
Sala, cuadrangular (de 8 metros de lado), se eleva como la frontera
de los Banū l-Sārrāŷ.
Cuatro arcos se elevan en la cuatro paredes de la Sala, uno, a la
entrada; otro al fondo, y dos laterales, que dan a dos salitas con
techos de lazo y al-qubbas
(de 7 metros por 3); la de la derecha tiene balcón sobre el Partal.
Sobre los arcos dichos, otros cuatro más pequeños ciñen ventanas
de los aposentos altos, menos la frontera a la entrada, que es
fingida y se cierra con una celosía torneada. Cubre la Sala una
cúpula de mocárabes,
con cuerpo ochavado de luces sobre trompas de ángulo, asimismo de
mocárabes,
terminadas en graciosas columnillas y en cada uno de los planos de la
ochava se abren dos ventanitas que recortan con su luz el perfilde
éstas bóvedas, ejemplar de la más rara riqueza, grandiosidad y
perfección. Sus bellezas las elogía
Abū ‘Abd
Allāh
ibn Zamrak
en la mencionada casida, uno de cuyos fragmentos se extiende sobre el
zócalo de azulejos encerrado en círculos y cartelas y escrito en
caracteres cursivos mezclados con hojas y otros motivos ornamentales.
Sala
de los Secretos de Qal´at al-Hamrā/Alhambra
Conocida
habitualmente como la Sala de los Secretos, la descripción de esta
Sala de los Secretos, curiosamente no se recoge en casi ninguna guía,
es la de una estancia dodecagonal, situada en los sótanos de la Sala
de Dos Hermanas y donde los visitantes de Qal´at
al-Hamrā/Alhambra
se colocaban en los dos extremos de uno de sus doce arcos y pueden
mantener una conversación en susurros y nadie, dentro de la Sala de
los Secretos, puede escucharla y se accede a ella desde el Patio de
Lin-dar-´Āiša/Lindaraja.
Poema
de la Sala de las Dos Hermanas
«
Jardín
yo soy que la belleza adorna:
sabrá mi ser si mi hermosura miras.
Por Mwḥāmmad , mi rey, a par me pongo
de lo más noble que será y ha sido.
Obra sublime, la fortuna quiere que a todo momento sobrepase.
¡Cuanto recreo aquí para los ojos!
Sus anhelos el noble aquí renueva.
Las Pléyades les sirven de amuleto;
la brisa la defiende con su magia.
Sin par luce una cúpula brillante,
de hermosuras patente y escondidas.
Rendido de Géminis la mano;
viene con ella a conversar la Luna.
Incrustarse los astros allí quieren,
sin más girar en la celeste rueda,
y en ambos patios aguardar sumisos,
y servirle a porfía como esclavas:
No es maravilla que los astros yerren
y el señalado límite traspasen,
para servir a mi señor dispuestas,
que quien sirve al glorioso, gloria alcanza.
El pórtico es tan bello, que el palacio
con la celeste bóveda compite.
Con tan bello tisú lo aderezaste,
que olvido pones del telar del Yemen.
¡Cuántos arcos se elevan en su cima,
sobre las columnas por la luz ornadas,
como esferas celestes que voltean
sobre el pilar luciente de la aurora!
Las columnas en todo son tan bellas,
que en lenguas, corredora, anda su fama:
lanza el mármol su clara luz, que invade
la negra esquina que tiznó la sombra;
irisan sus reflejos, y dirías
son, a pesar de su tamaño, perlas.
Jamás vimos jardín más floreciente,
de cosecha más dulce y más aroma.
Por permiso del juez de la hermosura
paga, doble, el impuesto en alcázar más excelso,
de contornos más claros y espaciosos.
Jamás dos monedas,
pues si, al alba, del céfiro en las manos
deja dracmas de luz, que bastarían,
tira luego en lo espeso, entre los troncos,
dobles de oro de sol, que lo engalanan.
(Le enlaza el parentesco a la victoria:
Sólo el Rey este linaje cede.)»
sabrá mi ser si mi hermosura miras.
Por Mwḥāmmad , mi rey, a par me pongo
de lo más noble que será y ha sido.
Obra sublime, la fortuna quiere que a todo momento sobrepase.
¡Cuanto recreo aquí para los ojos!
Sus anhelos el noble aquí renueva.
Las Pléyades les sirven de amuleto;
la brisa la defiende con su magia.
Sin par luce una cúpula brillante,
de hermosuras patente y escondidas.
Rendido de Géminis la mano;
viene con ella a conversar la Luna.
Incrustarse los astros allí quieren,
sin más girar en la celeste rueda,
y en ambos patios aguardar sumisos,
y servirle a porfía como esclavas:
No es maravilla que los astros yerren
y el señalado límite traspasen,
para servir a mi señor dispuestas,
que quien sirve al glorioso, gloria alcanza.
El pórtico es tan bello, que el palacio
con la celeste bóveda compite.
Con tan bello tisú lo aderezaste,
que olvido pones del telar del Yemen.
¡Cuántos arcos se elevan en su cima,
sobre las columnas por la luz ornadas,
como esferas celestes que voltean
sobre el pilar luciente de la aurora!
Las columnas en todo son tan bellas,
que en lenguas, corredora, anda su fama:
lanza el mármol su clara luz, que invade
la negra esquina que tiznó la sombra;
irisan sus reflejos, y dirías
son, a pesar de su tamaño, perlas.
Jamás vimos jardín más floreciente,
de cosecha más dulce y más aroma.
Por permiso del juez de la hermosura
paga, doble, el impuesto en alcázar más excelso,
de contornos más claros y espaciosos.
Jamás dos monedas,
pues si, al alba, del céfiro en las manos
deja dracmas de luz, que bastarían,
tira luego en lo espeso, entre los troncos,
dobles de oro de sol, que lo engalanan.
(Le enlaza el parentesco a la victoria:
Sólo el Rey este linaje cede.)»
A
cada lado de ésta Sala de las Dos
Hermanas hay retiros o al-qúbba
con canapés y otomanas, que servían a los voluptuosos señores de
Qal´at al-Hamrā
para deleitarse en el descanso soñador,
tan ansiado por los espíritus orientales. Una cúpula permite
alumbrar el paraje con tenue luz y hace que el aire tenga
circulación; aumentando el sibaritismo que al ánimo lleva el
ambiente, de una parte, el murmullo acariciador del agua de la
Fuente de los Leones, y de otra, el
blando caer del precioso líquido en los surtidores del jardín
de
Lin-dar-´Āiša/Jardín de Lindaraja Frente
a la Sala de la Dos Hermanas, con entrada análoga a la de ésta y
puerta
de lazo, se encuentra la llamada desde el s. XVI
Sala
de los Banū
l-Sārrāŷ/Abencerrajes Que
debe el nombre al ilustre linaje de valientes caballeros que aquí
sufrieron pérfida matanza. La leyenda
dice que en ésta Sala fueron degollados uno a uno los 36 miembros de
la tribu de los Banū
l-Sārrāŷ
que junto con los Zegríes
eran las dos familias más importantes de la nobleza árabe. El
portillo por donde fueron llevados los Banū
l-Sārrāŷ,
uno a uno, al Patio de los Leones,
y la fuente de blanquísimo mármol que hay en el centro de la
galería, a cuyo pie se les degolló. Los
dos arcos de ingreso a ella -el primero, con nichos en sus jambas-
están también separados, como en la Sala de Dos Hermanas, por un
estrecho corredor que, a la izquierda, comunica con el piso alto y
antes tal vez comunicase con la salida y, a la derecha, conduce,
pasado un postigo, al vestíbulo de la primitiva entrada del Palacio
junto al cuál hay un aljibe
que se destinaba al abastecimiento de agua potable. La
Sala forma un cuadrado central de 6,25 metros de lado y tiene a un
lado y otro al-qubbas
de 2,85 metros de fondo, con dobles arcos finamente decorados
apoyados en columnas con magníficos capiteles pintados de azul y
techos de lazo con pinturas platerescas. Esta
sala fue al-qubba
del ´Āmir.
Al ser cuarto privado sin ninguna apertura salvo la puerta
de entrada, fue concebida para la celebración de recepciones y
banquetes en los meses más fríos del año, cuando se podía
utilizar los braseros para calentar su interior.
Las paredes están cubiertas de rica
ornamentación de yesería. El estuco y los colores son originales.
El zócalo de azulejos es del s. XVI, de la fábrica sevillana de
azulejos. La cúpula está decorada con mocárabes
La fuente
de la Sala es la que tuvo en la de los Leones antes de instalarla en
éste Palacio. Una espléndida cúpula de mocárabes
de planta estrellada, obra maestra por su elegancia y originalidad,
elevada sobre ocho trompas también de mocárabes
que fingen apoyarse en graciosas columnillas, cubre la Sala. En las
trompas campea ésta inscripción en caracteres cúficos: “No hay
más ayuda que la que viene de Dios el clemente el
misericordioso” Y en los arranques de la cúpula se
abren dieciséis ventanas caladas que derraman su luz suave
sombreando los alveolos de aquélla y aumentando su mágico aspecto.
Los
restos del Palacio de los Banū l-Sārrāŷ/Abencerrajes
Se
conservan en el Museo de la Alhambra los restos de un arco con sus
albanegas e intradós y los de sendos paños de yeso rectangulares,
similares a los descritos en la Dār
al-Manŷara
al-Kubrà como obra del mismo taller, que aparecieron al desescombrar
el áreas a E de la puerta de los Carros de la Alhambra. Este Palacio
en planta presenta una torre-qubba por debajo de la cual pasa el
camino de ronda, y con el se que se comunica mediante trampilla de
escape. La torre-qubba presenta espacio central cuadrado con ventanal
frente a la entrada y ámbitos rectangulares laterales delimitados
por dos pilares, lo que sugiere análoga solución tripartita lateral
a la descrita en la Dār
al-Manŷara
al-Kubrà de arco central y paños rectangulares a cada lado sobre
dinteles. La torre daba a una crujía de un patio
rectangular trasversal centrada por alberca estrecha y larga en
sentido E-O. Sus paños rectangulares de sebkas superpuestas talladas
en yeso muestran los restos del compás y la escuadra que utilizaban
los artistas al planear el decorado sobre los bloques de yeso húmedo;
las sebkas tienen una profundidad de 3 a 4 cm. Y son ya de arcos
lobulados entrecruzados, ya de palmas digitadas con una digitación
con cabezuela redondeadas o trapezoidal maciza y sólo perforadas por
agujero circular, ya epigráfico-cúfica geométrica. Los colores
verde, rojo y azul se han conservado en los fondos.
ElḤarīm/Harén El
acceso a ésta dependencia del Palacio, residencia privada de las
mujeres, quizá se realizase, por la escalera que comunicaba con el
pasadizo derecho que precede a la Sala de los Banū l-Sārrāŷ.
Hoy se sube por el lado contrario, atravesando un corredor alumbrado
por arcos con modernas celosías, el centro del cual lo ocupa el
mirador de la galería sur del Patio de los Leones Construido sobre
aljibe
y sobre al-qubba derecha de la Sala de Banū l-Sārrāŷ,
sólo quedan el patio -centro de esta dependencia- con cuartos en sus
testeros. El patio tiene dos pórticos de tres arcos sostenidos por
columnas, las del Este con capiteles de mármol negro
correspondientes a los s. XI o XII y aprovechados sin duda, de otro
edificio. Un arco al fondo del pórtico de Oriente (que tiene a la
derecha una pequeña al-jazīna/alacena,
comunica con las habitaciones de este lado, que pisan sobre la Sala
de Banū l-Sārrāŷ,
y a las cuales eran idénticas las que existieron en el lado opuesto,
en correspondencia con el primer piso meridional del Cuarto de
Comares y derribadas al construirse el palacio de Carlos
V. De ésta sala sólo queda el arco de ingreso con restos
de inscripción por su parte exterior. Las paredes del patio ostentan
decoración rayada, zócalo pintado al fresco –en ocre, rojo, azul
y negro- y un alero tallado, con faja de yesería por bajo decorada
con círculos y la inscripción:
“
Gloria a nuestro Señor Abū
´Abd
Allāh
Mwḥāmmad
V al-Ganī bi-Llāh y wa
lā
gīlab īly Allāh
وَ
لاَ غـَـلِـبٌ إلاَ اللـَّه
Sólo
Dios es vencedor, encerrados en
medallones.
Būrŷ
de Abū
l- Ŷuyūš Naşr/Bahw/Mirador
de Lin-dar-´Āiša Esta
torre, en origen ofrecía estancia con ventanas bajas y celosías,
centradas por una linterna cubierta por armadura ataujeradas con sus
piezas decoradas con policromía. La entrada, solería y zócalos de
estuvo fueron colocados por Abū
´Abd
Allāh
Mwḥāmmad
V al-Ganī bi-Llāh,
y sus yeserías interiores por Abū
´Abd
Allāh
Mwḥāmmad
VII o
Abū
l-Ḥaŷŷāŷ Yūsuf III al-Nāşir
li-l-Dīn Allāh,
quizá éste por aparecer su kunya en el arrocabe y haber respetado
en la portada de acceso la de su abuelo Abū
´Abd
Allāh
Mwḥāmmad
V al-Ganī bi-Llāh,
cuya obra es contemporánea a la del Palacio del Riyāḍ,
con dintel en cuyas dovelas aparecen puños de mano cerrada con el
pulgar recto sosteniendo composiciones de ataurique
El
arco de ingreso es de mocárabes
con perfil mixtilíneo por los reiterados descensos que forman las
adarajas en su composición ascensional; sus arranques serpentiformes
apoyan en una cornisa de arquillos de mocárabes,
con un bello intradós adarajado con motivos de clave. En la misma
cornisa apoyan una columnillas decorativas que fingen apear un arco
de trasdós, apuntado y lobulado. Una cenefilla epigráfica cúfica
forma parte del arco lobulado de trasdós, prolongándose luego
formando el alfiz y el círculo de ocho lóbulos que decora las
albanegas en las que aparece el tema del puño de mano y pulgar recto
sosteniendo un ramillete de at-tauriq,
tema floral que se repite otra vez al otro lado del círculo
lobulado. El intradós de éste arco de acceso al bahw tiene zócalos
de alicatado de lazo de ocho en que una traza grande alberga a otra
pequeña con proporción fija de 1 a 24, con ingenio y preciosismo
admirables, pero distando mucho de llegar a la creatividad y
espontaneidad de la composiciones de zócalos de Abū
l-Ḥaŷŷāŷ
Yūsuf I ibn Ismā´īl.
Las
ţāqas
están fingidas por arcos ornamentales ciegos enmarcados por cuatro
cenefas cada uno con su respectivo poemilla. Los ángulos y entrantes
de cada frente muestran zócalos de alicatados de ruedas sencillas
de 8 o de 9 y 12, sin entrecalle de cintas. Las ventanas, de un arco
o dos, muestran alfiz epigráfico con un poema de fina y elegante
letra cursiva, muy bien proporcionada. En los pilares angulares se
vuelve a repetir la solución del arco de entrada; cornisas de
mocárabes
que sirven de soporte a motivos serpentiformes, de los cuales
arrancan las adarajas de los arcos de mocárabes
mixtilíneos con descensos en sus movimientos ascendente, estando
descentrada la labor de mocárabes,
lo que provoca una falsa sensación óptica de profundidad. Lo
trasdosa un arco lobulado que descansa en columnillas ornamentales.
Estos arcos de mocárabes,
que cobijan ventanas ornamentalmente, tienen tímpanos triangulares
decorados por frases laudatorias en cúfico a Abū
´Abd Allāh
Mwḥāmmad
V al-Ganī bi-Llāh,
donde las cintas de prolongación de sus letras, con absoluta
simetría axial, componen un rígido trazado geométrico, con un
relleno de jaculatorias cursivas y de at-tauriq.
Este maestro calígrafo muestra un gran virtuosismo en el trazado de
la letra.
Este
bahw se cubre con una armadura de cintas apeinazadas cuyos huecos
rellena cristales traslúcidos de colores, por cima de las cuales se
cubre el cuerpo lucernario de ventanitas y se encuentra la armadura
real que sostiene el tejado, solución de cristalera.
Completa
al-Qubba Mayor a N un jardín, a 6,20 cm más bajo que el pavimento
del bahw; la torre
de
Abū
al-Ŷuyūš Naşr
I
fue entonces provista de su entrada, con fachadita con dintel en
cuyas dovelas aparece repetidas veces el tema de la mano cerrada y
pulgar recto, sosteniendo ramilletes derechos de at-tauriq.
La
decoración de las jambas del arco termina con un zócalo de azulejos
de peregrina belleza, por las finuras y complicación de su traza y
por la prolijidad de su trabajo, que hace que el orden rítmico de su
labor se pierda y que no se haya superado. En él van combinadas dos
trazas; una grande y la otra muy menuda injertada en ella. Los
colores son como en general, negro, violeta, verde blanco y amarillo.
El zócalo termina con una inscripción también de alicatado, de
labor diminuta y sutil.
El
pavimento es, asimismo, de azulejos, aunque ya muy deteriorados y de
traza distinta y más amplia.
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