viernes, 16 de agosto de 2013

Palacio del Riyāḍ al Sa´īd/Palacio del Señor.

Palacio del Riyā al Sīd/Palacio del Señor.
      Se trazó la planta de la siguiente manera; dado el ancho entre aljibe a S y al-Ḥammām a N del Palacio de Abū al-Walīd Ismā´īl I, y la longitud entre el muro E perimetral del Palacio de Comares y el callejón que baja al Partal, el arquitecto trazó todo el nuevo Palacio, construyendo a N una planta sótano para edificar sobre ella el esquema perfecto de vivienda naşrī con sala linterna central y vistas hacia un jardín bajo.
      Así pues, el trazado del Patio, sus galerías en los cuatro costados y las cuatro alas que lo componen obedecen a un sencillo e ingenioso trazado proporcional, tanto en planta como en alzado y en sus elementos decorativo, como la taza dodecagonal y los doce leones surtidores bajo ella. Todo se basa en la relación del cuadrado y su diagonal y en la progresión proporcional de rectángulos, para lo que sólo basta con usar una escuadra, el cartabón y un compás unido al saber empírico proporcional enseñado y aprendido por transmisión de maestros y alumnos en los talleres āndalusīes.
      Palacio del Riyāal Sīd, el patio rectangular en crucero de los Leones, cuyo eje ocupa la fuente de dicho nombre, al que rodean a E y O dos grandes salas abiertas como pabellones-tiendas al mismo, mientras que a N y S lo delimitan respectivamente la Qubba Mayor y la Qubba de los Banū l-Sārrāŷ/Abencerrajes con la incorporación de aljibe y parte de al-qubba-pabellon del Palacio de Abū al-Walīd Ismā´īl I, y en el angulo SO la entrada original, que sólo guarda una de las dos estancias que tuvo.
     El Patio presenta hoy sus canales y andenes delimitadores hechos de losas de mármol, pero posiblemente estuvo solado todo él con mármol, dejando una serie de alcorques para naranjos y limoneros que darían sombra y buen olor al Patio. El Palacio estó delimitado a S por la calle con el Rawa/Cementerio real, al otro lado de la misma, y a E por otra calle de N a S y el área palatina y de casas de servidores de la corte en el área del Palacio del Partal.

Patiodeloseones                                                                                                   
     El más famoso patio de Qal´at al-Hamrā/Alhambra. Aunque su verdadero nombre sería Palacio de Mwāmmad V, considerado uno de los momentos culminantes del arte islámico y construido por Abū ´Abd Allāh Mwāmmad V al-Ganī bi-Llāh 1354-1358 y 1362-1391 representa el Ŷinān/Jardín del Paraíso, un oasis de palmeras que rodean un inagotable manantial. Y los espacios entre las pasarelas de mármol contenían jardines que desbordaban de flores y plantas aromáticas, a semejanza del Paraíso soñado por los fieles musulmanes. Ninguna otra parte de Qal´at al-Hamrā da idea más completa de su belleza original que éste Patio, porque es el lugar que ha sufrido menos los rigores de la fatal acción del tiempo De planta rectangular y reducidas dimensiones (28,50 metros por 15,70) está rodeado de una galería, entrecha en sus frentes más largos y más amplia en sus otros dos (de la que destacan dos elegantes pabellones), sostenida por 124 finas columnas de mármol blanco, exentas unas, otras dobles o formando en los ángulos grupos de tres o cuatro. Sus fustes, cilíndricos y con muchos anillos en la parte alta, sostienen variados capiteles cúbicos y en ellos y en sus grandes ábacos corren éstas inscripciones: “ El socorro y protección divina y una victoria manifiesta para nuestro señor A´Abd Allāh Mwāmmad V al-Ganī bi-Llāh. Dios proteja su imperio y glorifique su gloria”, “Gloria a nuestro señor ´Āmir justo y guerrero A´Abd Allāh Mwāmmad V al-Ganī bi-Llāh”. Sobre sus capiteles se alzan pilares de ladrillos con decoración de escayola soportando gruesas soleras de descanso de las armaduras, ocultas por una faja, también de escayola, con inscripción que repite el lema 
 wa lā gīlab īly Allāh لاَ غـَـلِـبٌ إلاَ اللـَّه Sólo Dios es vencedor
 
Galerias Este y Oeste
      La mayor anchura de las galerías E y O con respecto a las N y S responde al trazado proporcional, habiéndose querido ver en la aparición de las cuatro galerías la influencia de un patio-claustro gótico.-mudéjar. Las galerías septentrional y meridional tienen como eje principal su arco central como ejes secundarios las composiciones tripartitas de arcos de mocárabes de cada extremo, quedando entremedias sendas composiciones de cinco arcos, idénticas entre sí, mostrando sus arcos 1 y 5 igual decorado, lo que ocurre también entre el 2 y 4, quedando en cada grupo único el 3, o central, el cual es igual a los de los tres restantes grupos de ambas galerías. Luego el trazado proporcional ha marcado los ejes, las agrupaciones de columnas, la elevación de los arcos y la disposición ornamental de los mismos que realzaría la fuerte policromía.
      El Patio en crucero lo forman un canal longitudinal E-O que va desde las fuentecillas de las respectivas galerias, atraviese los pabellones cuadrados y se prolonga hasta el dodecágono central, y un canal transversal N-S, que sale de las fuentes de al-Qubba Mayor y de al-Qubba de los Banū l-Sārrāŷ y desciende hasta el canal dodecagonal que bordea la fuente, en el cual los leones surtidores de pie vierten el agua que sale de su boca.

La Fuente de los Leones
      Alzase en el centro la fuente, única en el amplio sentido de la palabra, es denominada en el poema de su taza de doce lados manūta min lū´lū/escultura de peralas, por estar tallada de blancos bloques de mármol de la Sierra de Macael.
      Estaba formada, en un principio, únicamente por el cilindro central en el que apoya la gran taza dodecagonal, labrada de un bloque (de 2,5 metros de diámetro) que apoya por medio de cortos balaustres torneados en los lomos de doce toscos leones en pie y con sus caras amenazadoras, al tener sus hocicos arrugados mostrando sus dientes y colmillos apretados por estar rugiendo, lo que indican también sus orejas erectas. Este gesto amenazante, su físico abstracto antinatural e inmóvil, su paralelo con los mudaŷŷan/mudéjares, y, sobre todo, lo diferentes que son de los leones califales, bastante naturalistas en sus formas físicas, expresividad, movimiento, etc.. hace fechar los coetáneos al edificio del Māristān, Palacio del Riyāḍ al-Sīd y reforma del Palacio convertido en Convento de san Francisco, donde apareció la parte baja de otro león sentado, hoy en el Museo de Qal´at al-Hamrā.
El agua subía por el cilindro mediante tuberías que salían por una pieza torneada cilíndrica a la gran taza, volviendo a penetrar por una rueda de orificios más elevada en la misma pieza, bajando el agua a cada una de las tuberías que entran por la pata izquierda trasera de cada león y lo atraviesa diagonalmente hasta desaguar por pitorro en el centro de sus bocas.
Los últimos estudios hechos dicen que los leones proceden de la casa del Wāzīr/ministro judío Samuel Bem Nagrela, quien se la regaló al ´Āmir. Representan los doce signos zodiacales, los doce meses del año o las Doce Tribus de Israel, a semejanza de la que había en el Templo de Salomón. Dos de ellos tienen un triángulo en la frente indicando las dos tribus elegidas: Judá y Leví. Son del s. XI. La taza original está en la Sala de Banū l-Sārrāŷ. Con su valor ritual, su función refrescante y su contenido simbólico, el agua es un complemento esencial de la arquitectura islámica.
Los leones están orientados de modo que dan la cara a las dos salas más importantes del palacio, la de los Banū l-Sārrāŷ y la de las Dos Hermanas y los cuatro canalillos que parten de las dos salas y de los dos templetes representarían los ríos del Paraíso que manan miel, leche, vino y agua.
La taza dodecagonal es del siglo XIV y lleva grabada en el borde un poema de Ibn Zamrak que explica la simbología de la fuente y que viene a señalar cómo el ´Āmir es el que tiene el don del agua (surtidor) que da a su guardia real de honor (los leones) y que dice:

Poema de la aza de los eones
«Bendito sea Aquél que otorgó al iman Mwḥāmmad
las bellas ideas para engalanar sus mansiones.
Pues, ¿acaso no hay en este jardín maravillas
que Dios ha hecho incomparables en su hermosura,
y una escultura de perlas de transparente claridad,
cuyos bordes se decoran con orla de aljófar?
Plata fundida corre entre las perlas,
a las que semeja belleza alba y pura.
En apariencia, agua y mármol parecen confundirse,
sin que sepamos cuál de ambos se desliza.
¿No ves cómo el agua se derrama en la taza,
pero sus caños la esconden enseguida?
Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas,
lágrimas que esconde por miedo a un delator.
¿No es, en realidad, cual blanca nube
que vierte en los leones sus
as-sāqiyat/acequias
y parece la mano del Califa, que, de mañana,
prodiga a los leones de la guerra sus favores?
Quien contempla los leones en actitud amenazante,
(sabe que) sólo el respeto (al ´
Āmir) contiene su enojo.
¡Oh descendiente de los Ansares, y no por línea indirecta,
herencia de nobleza, que a los fatuos desestima:
Que la paz de Dios sea contigo y pervivas incólume
renovando tus festines y afligiendo a tus enemigos

Al-Qubba mayor
      Al-Qubba mayor del Palacio del Riyāḍ al-Sīd la constituye la vivienda sobre planta abovedada a N del Patio de los Leones, sobre un jardín-huerto bajo, con una torre en ad-darb/adarbe, la de Abū al-Ŷuyūš Naşr I. La cierra al Patio de los Leones una puerta de dos hojas con postigo (en 1995 ingresadas en el Museo de Qal´at al-Hamrā), tiene pasillo transversal en cuyos extremos se hallan una bayt/letrina y la escalera de subida a la planta alta. Atravesado el mismo se ingresa en la sala-linterna que centra la vivienda, con plantas baja y alta; en la primera hay estancias rectangulares a E y O de la sala-linterna, ambas atajadas únicamente a N por un arco para una al-qubba/alcoba; sobre éstas estancias laterales hay otras en planta alta que se unen por pasillo a mediodía, desde el cuál se pasa al mirador alto en el eje de la galería N del Patio.
     La sala-linterna central muestra a septentrión la sala transversal longitudinal de los Šamís/aljimeces, (ventana arqueada que está dividida en dos partes iguales mediante una columna o pilastrilla llamada mainel o parteluz), con proporción entre el ancho y el largo 1 a 5, pasán dose de ella al bahw o mirador de Lin-dar-´Āiša/Lindaraja, con ventana de dos arcos con columna parteluz al fondo y de un solo vano a los lados, todos ellos con alfeizar con peralte de alicatado y poyo de mármol.


Al-Qubba-linterna de al-Qubba mayor
      De planta cuadrada, muestra división tripartita en cada uno de sus lados, ocupando la parte central respectivamente un arco de medio punto, y quedando los cuatro angulos formados por la partes extremas de cada lado. Los zócalos de alicatado lo componen alicatados de cintas de colores sobre fondo blanco, tema geométrico que aparece poco antes en la fachada de Comares (1370); la traza se basa en dos cuadriculas, normal y sesgada, que genera un lazo elemental de ocho, procedimiento preciosista y vistoso, pero que marca gran retroceso geométrico; los zócalos de los ángulos SE y SO muestran un tema, y otro los de NE y NO, encima de estos corre una ţirāz/banda que en cada parte lateral muestra en el centro una cartela rectangular y a cada lado un círculo; éste ţirāz/banda ornamental muestra bordeando las aludidas cartelas circulares y rectangulares labor de lazo de ocho. En estas veinticuatro cartelas hay otros tantos versos de un poema de Ibn Zamrak.
       Cada uno de los cuatro ángulos presenta un único paño de lazo de ocho. La planta alta tiene a eje con cada arco de la baja una ventana arqueada que cierra con celosía de madera. El alfiz de éstas ventanas se halla cobijado por arcos mocárabes, ya que a la altura de la planta alta la linterna-qubba se ochava mediante cuatro trompas de mocárabes que apoyan en doce columnas pequeñas, cuatro situadas en los ángulos de la estancia y las otro ocho donde vienen a descansar los arcos de mocárabes apuntados que forman el trasdós del frente de las cuatro trompas y prosiguen de modo contínuo con la misma composición en los muros, cobijan las ventanas del piso alto para lo que queda un espacio macizo triangular, a modo de tímpano, que en ellos lados E y O presenta a cada lado del eje sendas manos cerradas con el pulgar recto, de la que arrancan tallos espirilíoneos con at-tauriq con limbo hendido.
      Las albanegas de éstos ocho arcos son comunes y tienen arcos ornamentales de palmas quebradas y bellísimas composiciones cúfico-geométricas, trazadas por las cintas de prolongación de las letras de las jaculatorias”Felicidad y”Bendición”. Un paño de lazo, con círculos lobulados y escudos en relieve, entre bandas epigráficas, sirve de base al cuerpo lucernario de dieciséis ventanitas, dos por cada lado, con arquillos de perfil mistilíneo formado por los arranques de las adajaras de la grandiosa bóveda de al-muqarbas/mocárabes que apoya en los ocho pilares angulares del tambor octogonal, formado de trompas para arriba.
      Todo el trazado proporcional de ésta bóveda parte de una estrella de ocho puntas de 90º en el centro que se desarrolla en otra estrella de 8 de ángulos de 45º.
     Las jambas e intradoses de los arcos de acceso a las estancias laterales y a la Sala de los Šamís/Ajimeces muestran zócalos y pavimentos de alicatado, respectivamente, la Sala de los Šamís/Ajimeces presenta su parte baja lisa estucada blanca hasta por encima de la línea de la imposta de los arcos de acceso a la misma, y posiblemente se decoró con sedas y tapices. Su parte alta presenta paños de sebka sobre los que corre un friso de arquitos que sirven de base a la bóveda de mocárabes formados por una serie de cupulines de base octogonal, sin igual el central y por parejas los demás, situados uno a cada lado. Las dos ventanas de ésta sala a N de doble arco sobre parteluz, tuvieron volados ajimeces, simāšas.
                                                                                                                                Ala Sur del Palacio y al-Qubba de los Banū l-Sārrāŷ/Abencerrajes
      El ala S del Palacio del Riyā la compone: de O a E; la entrada en bāšūra/recodo, mutilada de su sala externa desde la primera mitad del s. XVI; aljibe abovedado (del Ḥammām y los jardines del Palacio de Abū al-Walīd Ismā´īl I) reutilizado; al-qubba de los Banū l-Sārrāŷ; el pabellón-qubba con bóveda agallonada, reaprovechado del Palacio de Abū al-Walīd Ismā´īl I y mutilado a N.
      En la planta alta se ubica una vivienda, cuyo patio se asienta sobre la bóveda de aljibe, formando parte de la misma el mirador alto adosado al tambor con forma de estrella de al-qubba de Banū l-Sārrāŷ, equilibrando el volumen de la linterna octogonal de al-Qubba mayor.
      El Palacio de al-Dišār/Alijar, tenía dos al-qubbas, con ţāqas en sus arcos de entrada con cuatro poemas; quizá por esta doble quebba se la denominó Alíjares, situadas una frente a otra como en el Palacio del Riyā al-qubba de los Banū l-Sārrāŷ muestra fuente dodecagonal con moldura sencilla en su parte alta, y sin desbastar en su base por estar bajo el pavimento desde que se labró en 1370, siendo alterada su ubicación cercana a la puerta en la segunda mitas del s XIX. Se accede a la qubba ya desde el pasillo de su saţwān, ya desde la galería del patio tras atravesar su puerta de dos hojas de madera y postigo. El pasillo transversal en su parte E daba paso a la vivienda alta que no se comunica con la linterna de al-qubba de los Banū l-Sārrāŷ. Presencia ésta a E y O sendos īwānes, cada uno elevado del suelo central por dos suaves peldaños y solería de losas vidriadas blancas y azules; delimita el espacio de los īwānes doble arco sobre columna parteluz y adosadas a los pilares extremos. Un paño de lazo de ocho unifica los cuatro testeros de al-qubba, apareciendo por encima del mismo una serie de arcos sobre columnillas de escayola que sirven de arranque a las ocho pechinas de mocárabes, los cuales cambian la planta cuadra de al-qubba en otra de estrella de ocho puntas de 90º girada. Una tiraz, un paño de lazo y una cenefa epigráfica da paso al cuerpo lucernario que muestra 16 ventanas. Una por lado de las ocho puntas del tambor en forma de estrella. Los dieciséis pilares entrantes o salientes se ornamentan con decorado floral o con jaculatoria cúfico-geométrica y At-tauriq/ataurique, respectivamente.
      El trazado de la genial bóveda parte de la estrella de ocho puntas de 90º central que se desarrolla de modo descendente hasta el polígono generador (octógono) y de allí parten ocho composiciones que se repiten, pero sólo trazando la mitad de una de las ocho, una dieciseisava parte y doblándola en un sentido y otro, se obtiene esta magnífica composición tridimensional.
Esta sala con su acceso directo desde el saţwān con puerta de cierre desde la galería del patio, con īwānes laterales, incomunicada por completo de vistas desde su planta alta, vigilancia y control en su entrada, sin que los que entraban o salían pudieran ver lo que pasaba en el Patio de los Leones si la puerta estaba cerrada, debió ser una sala para reuniones y festines de aquellas personas que gozaban de la confianza del ´Āmir, las cuales en tiempo frío tendrían aquí sus reuniones La regularidad de las galerías del Patio se interrumpe en sus lados más cortos con dos templetes o pabellones de planta cuadrada (de 4 metros de lado) interiormente cubiertos por cúpulas semiesféricas de madera con labor de lazo, análogas al del techo de la galería del Patio de alberca, soportadas por trompas y friso de mocárabes de yeso. Estos pabellones apoyan en columnas armónicamente agrupadas y sus cubiertas, primitivamente a cuatro vertientes, con tejas de vidrio en sus caballetes En cuanto al centro del Patio, debió de tener jardín bajo y en 1502, seis naranjos, pero el resto de sus galerías y cenadores estaba solado de mármol blanco, esa pavimentación se extendió a todo él en el s. XVI y todavía quedan de ella las canales que llevan a la fuente central el agua de los surtidores que existen en cada sala, cuatro arroyos que van al pie de los leones, donde éstos sueltan sus caños: los cuatro ríos del paraíso
Sala de al-Muqarbas/Mocábares                                                                           Se llama así por la bóveda de mocárabes que la cubría. La de hoy es del s. XVII. Sala de forma rectanglar (19,60 metros por 4). Las paredes ostentan fajas de yesería con labores e inscripciones religiosas y el escudo y lema de la dinastía naşrī. Tres arcos de mocárabes, ricamente decorados con racimos pendientes y apoyados en medias columnas con capiteles con letreros de elogio a Abū ´Abd Allāh Mwāmmad V al-Ganī bi-Llāh dan paso a través de una arquería de mocárabes al Patio de la Alberca/Arrayanes.
Entrada y Sala de al-Muqarbas/mocárabes
      El Palacio marca el momento cumbre de mocárabes en el arte naşrī, en cornisas, arcos, trompas, y sobre todo en el insuperable conjunto de bóvedas. La tridimensionalidad abstracto-geométrica del espacio alcanza su momento culminante en éste Palacio.
      Presenta el Palacio al O una gran Sala rectangular, con proporción ancho-largo, 1:5, ésta Sala está próxima a la entrada SO en bāšūra y con arcos que cobijan maşţabas para la guardia; tiene sus tres arcos de entrada desde la galería con colgantes de mocárabes, la decoración floral especial de sus albanegas y la comunicación directa con el Patio de Comares. Todo lleva a pensar que ésta Sala tuvo en la vida palatina un uso para despachar asuntos con los miembros del gobierno y cortesanos, que entrarían desde el cercano saţwān SO, resolverían y volverían a sus oficinas.
      La bóveda de mocárabes se arruinó al rajarla la explosión del Molino de San Pedro en 1591. Posteriormente se sustituyó por la bóveda barroca de cañizos que muestra hoy en sus dos terceras partes. Mediante los tres arcos de mocárabes, como cortinas colgantes, se pasa a la galería con fuentecillas de mármol circulares hundidas en el pavimento, sobresaliendo de su centro el pabellón cuadrado sobre arqueria tripartita con arcos de mocárabes por cada frente, y cubierto por armadura hemiesferica ataujerada con lazo de ocho.
      Exteriormente el friso de madera del pabellón muestra paño de lazo āndalusī con los escudos imperiales; en origen es posible que ofreciera una solución análoga de doble alero y paño, de escayola intermedio, y que podrida se sustituyó por la actual solución āndalusī. Con posterioridad lo mismo ocurrió al templete E del Patio de los Leones, pero su actual cubierta tan empinada construida en 1933 es errónea, pues las tejas están sujetas con clavillos y a pesar de todo se caen cuando éstos ceden por la enorme pendiente.
Fustes cilíndricos muy delgados, anillos en la parte superior, capiteles cúbicos sobre los que corren inscripciones. Las planchas grises de plomo son amortiguadores para los terremotos. Los dos templetes que avanzan a los dos lados opuestos del Patio son como un recuerdo de la tienda de campaña de los beduinos árabes. De planta cuadrada, decorados con cúpulas de madera que se apoyan en pechinas de mocábares. El alero es obra del s. XIX. Toda la galería está techada con artesonado de lacería.
Rodean los cuatro ángulos del Patio esbeltas arcadas de labor afiligranada, apoyadas en sutiles columnas de mármol blanco, que se supone que estuvieron iluminadas con reflejos dorados. Caracteriza esta arquitectura, al igual que la de muchos lugares del interior de Qal´at al-Hamrā, una elegancia āndalusī, más que un sello de grandeza, y hablan a la imaginación y a la fantasía de la gracia y de la delicadeza en el gusto de los āndalusīes y de su disposición al placer indolente y al deleite perezoso. Cuando nos fijamos en las líneas de las grecas, calados y adornos, aparentemente frágiles, de los peristilos, resulta difícil creer que esa labor haya sobrevivido al desgaste de los siglos, a la concusión de los terremotos, a la violencia de las guerras y al callado, aunque no menos funesto, ratear del viajero, que no se conforma con la admiración de lo que ve, sino que quiere llevarse recuerdo tangible de lo que su memoria jamás podría olvidar. Basta todo ésto para vindicar la tradición popular de que Qal´at al-Hamrā está protegida por un ensalmo hechicero. La presencia de estanques, canales y fuentes, sirve para enfatizar los ejes de la composición arquitectónica, para relacionar ámbitos aparentemente inconexos, o para transformar la configuración espacial de diferentes dependencias. Pero además, el agua funciona como un espejo, capaz de reflejar y multiplicar los esquemas arquitectónicos y su decoración. La abundante provisión de agua, traída desde las montañas por los antiguos acueductos āndalusīes, circula por todo el palacio, abasteciendo sus Ḥammām y sus estanques y viveros de peces, desparramándose en surtidores dentro de los patios y de las galerías o murmurando en canales a lo largo de los pavimentos de mármol: cuando ya ha rendido su tributo al real edificio y visitado sus vergeles y sus huertos y jardines, fluye precipitadamente abajo por la larga avenida que conduce a la madīnat, formando susurrantes arroyuelos, derramándose en las fuentes y manteniendo perdurable vegetación en las enramadas que protegen el paso de los caminantes y que prestan encanto y hermosura a toda la eminencia donde se levanta majestuosa y sublime Qal´at al-Hamrā, unida a la luz, el agua incrementa el carácter dinámico de la decoración y origina composiciones místicas, incomparables, tanto que se puede llamar a al-Āndalus por este motivo «una cultura del agua».
Las esbeltas columnas y floridos capiteles de la arcada circundante en el Patio de los Leones, las estalactitas archivoltas, los caracteres cúficos que constantemente proclaman la divisa de la Garnāţa naşrī —la que a través del tiempo se ha convertido en el símbolo de al-Āndalus por excelencia:
وَ لاَ غـَـلِـبٌ إلاَ اللـَّه wa lā gīlab īly Allāh Solo Dios es vencedor
Una escalera nos da acceso a
ammām/Sala de Baños                                                                                          La parte que mejor ha subsistido de al-Qaşr/Alcázar de Abū al-Walīd Ismā´īl I es la parte abovedada de Ḥammām reutilizado en el Palacio de Comares de Abū l-aŷŷāŷ Yūsuf I ibn Ismā´īl. La bayt al-Maslaj (apoditerium, con su mamraq/linterna, es obra posterior, según muestra su trazado proporcional, hecho al ultimar la grandiosa ampliación de al-Qaşr al-Sulţān/Palacio de Comares.
    La zona orginal abovedada consta de: Una primera Sala, llamada Sala de las Camas, constituye:
    Apoditerium o al-bayt al-Maslaj es la sala del desvestimiento y de reuniones, en esta sala suele haber un retrete abierto por una ranura vertical en el suelo por la que corre agua. Al-bayt al-Maslaj está aireado e iluminado cenitalmente por una linterna central sobre cuatro columnas en planta baja con pasillo circundante, maşţabas/asientos a E y O para el reposo, y en las cuatro esquinas la puerta de la escalera de bajada de acceso, la de entrada al área abovedada y a una Bayt al-mā/letrina, y otras dos para acceso a pasillos de almacenamiento de toallas, jabón, raspadores y útiles propios del Ḥammām.
      A veces les traían aquí la comida. En la galería alta había músicos y cantores. Está flanqueada por dos pórticos con tres arcos de herradura sobre columnas de capitel cúbico y sin basas. Otro arco escarzano comunica con la tercera estancia, dividida a su vez en tres, por grandes arcos de herradura. Espacio cuadrado con fuente de taza en medio y galerías en torno. Los dinteles cobijan vanos rectangulares correspondientes al piso alto y alrededor de ellos hubo inscripciones con máximas coránicas. Los testeros E y O tienen en sus centros alhaníes o camas, revestidas de azulejos con su suelo elevado 0,50 metros, para reposar después del Ḥammām, precedidos de dobles arcos semicirculares de festón, apoyados en columnas. Las paredes están cubiertas de riquísima decoración polícroma. Las pilas no están abiertas en el suelo, sino formando en alto tableros de mármol y llegaban a ellas las aguas por medio de tubos que desembocaban bajo unos pequeños nichos con arcada con adornos e inscripciones.
Tepidarium o al-bayt al-bārīd con sus tres espacios:
  • Sala templada, al-bayt al-wasţţā o primer caldarium (sala de vapor). Donde una caldera de cobre para el agua, con la que a través de galerías subterráneas, se calentaban éstas dependencias. Su amplio espacio central cuadrado separado de los laterales a E y O, mediante arquerías de tres arcos de herradura peraltada. La parte derecha de ésta Sala tiene a un lado una pila de mármol cubierta de cúpula octogonal y en su muro del frente un nicho de azulejos, a cuyo lado aún se ve el caño por donde salía el agua caliente y al-qubba de la izquierda forma, asimismo, una amplia pila con nicho de arquillo de mármol, al fondo, en torno del cuál corre la siguiente inscripción:
Qué cosa más admirable, entre todo lo presente y pasado, que el león cuando reposa en un lugar de delicias ¿Qué león tiene reposo semejante al que disfruta mi señor, rodeado de sus servidores? Hermosa y preclara es su alteza y a su valor acompañan la liberalidad y la esplendidez- Corre aquí unas veces agua de un frescor gratísimo, y otras, haciéndolas cesar, la reemplaza otra de confortable calor. ¡Cuántas cosas admirables alegran al dichoso que habita esta morada de generosidad!.
Las bóvedas perforadas por lumbreras en forma de estrella que en su día estaban cubiertos con tapaderas de vidrios de colores, pero no herméticos, de manera que pudiesen regular la densidad del vapor del ambiente.
  • Sala caliente, al-bayt al-sajūn/segundo caldarium, sobre hipocausis, con dos pilas de agua para la inmersión sobre el nivel del suelo y frentes de bloque de mármol, mostrando la del E, una ţāqa con arco de mármol con un poema que nombra a Abū l-aŷŷāŷ Yūsuf I ibn Ismā´īl y menciona el uso de sus grifos para agua caliente y fría. Esta inscripción poética testimonia que Yūsuf reutilizó y decoró el Ḥammām del Palacio de sus padres. El suelo de ésta sala está hueco y se sostenía sobre pilares de ladrillo y la finalidad es mantener el suelo muy caliente para que el agua que caía al suelo se formara vapor con el calor del horno, para andar por este suelo se usaban grandes suecos, normalmente de esparto, que impedían que se quemaran los pies. La zona de servicio o hypocausis contaba con la caldera o al-burma, y todo este sector recibía el nombre genérico de horno o al-fun, aunque lo conocemoss más comunmente como leñera. En este baño de Comares existe un callejón estrecho para el acarreo de leñas con animal.
      Estas salas se cubren con bóvedas esquifadas, de espejo, esquifadas de ocho paños, etc, y se encuentran perforadas por dos tipos de claraboyas hechas de cerámica vidriada, que dan una gran luminosidad a las salas.
     Iluminan la Sala 16 ventanillas, abiertas junto a este artesonado. Los corredores que rodean la Sala tienen puertas en su fondo, una de paso a otra pequeña habitación y la segunda comunicada con el Cuarto de Comares.
      En cuanto a los cenadores de la parte baja- cubiertos con techos de lazo- tienen en sus ángulos cuatro pequeñas puertas, de las cuales las del Oeste, son la entrada y la de la escalera que ascendía al Patio de Comares. De las otras dos, la de la izquierda tiene salida al jardín de Lin-dar-´Āiša/ Jardín de Lindaraja y la de la derecha a través de um pasadizo con arco al fondo, de acceso a un retrete (dependencia obligada de un Ḥammām oriental) y a tres pequeñas piezas, la primera y la última con pilas de mármol, conduce al centro de los Ḥammām, cuya arquitectura es muy simple y elegante, sin ornamentación alguna en sus paredes. Tienen solerías de mármol, sencillos zócalos de azulejos, arcos lisos de herradura sobre capiteles cúbicos y bóvedas esquifadas, con lumbreras estrelladas que cerraban vidrios de colores.
Entre las estancias que rodean al Patio de los Leones destacan la                                                   Sala de las Dos Hermanas
    Fue construida por Abū ´Abd Allāh Mwāmmad V al-Ganī bi-Llāh durante la primera parte de su gobierno (755/1354-760/1359) y tenía la función de nuevo Mexuar del Āmir, en dondes se reunía el Concejo de Wāzīres/Ministros y cuyo trono quedaría emplazado en el Mirador de Lin-dar-´Āiša/Lindaraja. Este nuevo Mexuar en la Sala de Dos Hermanas tenía una doble función: representativa y de aparato, ya que este segundo Mexuar tenía funciones administrativas y se hallaba anexo, aunque ha desaparecido.
      Cuando en 1362 se inicia la construcción de esta Sala, no se había construido el resto de salas del Palacio de Leones, y aún no existía el Patio de los Leones, que debieron edificarse a partir de 1363. La entrada a la Sala, que repite la composición espacial del Patio y se ilumina de luz natural a través de una excepcional cúpula de mocárabes; al norte del Patio y a través de un arco semicircular festoneado, que conserva las primitivas y magníficas puertas de taracea, una de las más bellas del Palacio. Estas son las dependencias de la ´āmira ´Āiša, es decir el lugar destinado a las favoritas. A través de un pasadizo podemos llegar a los aposentos altos, con techos labrados en el siglo XVI. La sala de Dos Hermanas es cuadrada, centro de un núcleo de habitaciones del primer piso, especialmente en los de encima de la entrada, que ocupan el ala septentrional del Palacio con techos de lazo y flanqueado por tres alcobas laterales que y al fondo se abre el Mirador de Lin-dar-´Āiša/Lindaraja, como sala del trono, desde la que se veía los jardines con su fuente que se hallaban abiertos sobre Garnāţa antes de las reformas del emperador Carlos V. A ellos se subía por la derecha de un pasadizo existente entre un arco primero y otro igual que le sigue, a la Sala, y sus lisas habitaciones están cubiertas con techos labrados. La cámara del mirador se eleva sobre tres escalones y dan paso a él otros tantos arcos con labores de mocárabes los laterales y el central mayor, con labradas albanegas. Su alfarje de lazo pintado es muy interesante y en el muro del frente se abren ventanas de tres arcos apoyados en columnillas, con celosías modernas dando vista al Patio de los Leones. El mismo pasadizo que conduce a estos departamentos altos comunica por la izquierda con unas habitaciones abovedadas y un retrete, y quizá por aquí se encontrase primitivamente la comunicación de este Palacio con los Ḥammām. Antes se le llamó Sala de las Losas, por las dos enormes de alabastro colocadas juntas una a otra en el piso a ambos lados de la fuente central, exactamente iguales en tamaño, color y peso y del que forman gran parte, tal es el tamaño que tienen. La Sala, cuadrangular (de 8 metros de lado), se eleva como la frontera de los Banū l-Sārrāŷ. Cuatro arcos se elevan en la cuatro paredes de la Sala, uno, a la entrada; otro al fondo, y dos laterales, que dan a dos salitas con techos de lazo y al-qubbas (de 7 metros por 3); la de la derecha tiene balcón sobre el Partal. Sobre los arcos dichos, otros cuatro más pequeños ciñen ventanas de los aposentos altos, menos la frontera a la entrada, que es fingida y se cierra con una celosía torneada. Cubre la Sala una cúpula de mocárabes, con cuerpo ochavado de luces sobre trompas de ángulo, asimismo de mocárabes, terminadas en graciosas columnillas y en cada uno de los planos de la ochava se abren dos ventanitas que recortan con su luz el perfilde éstas bóvedas, ejemplar de la más rara riqueza, grandiosidad y perfección. Sus bellezas las elogía Abū ‘Abd Allāh ibn Zamrak en la mencionada casida, uno de cuyos fragmentos se extiende sobre el zócalo de azulejos encerrado en círculos y cartelas y escrito en caracteres cursivos mezclados con hojas y otros motivos ornamentales.

Sala de los Secretos de Qal´at al-Hamrā/Alhambra
       Conocida habitualmente como la Sala de los Secretos, la descripción de esta Sala de los Secretos, curiosamente no se recoge en casi ninguna guía, es la de una estancia dodecagonal, situada en los sótanos de la Sala de Dos Hermanas y donde los visitantes de Qal´at al-Hamrā/Alhambra se colocaban en los dos extremos de uno de sus doce arcos y pueden mantener una conversación en susurros y nadie, dentro de la Sala de los Secretos, puede escucharla y se accede a ella desde el Patio de Lin-dar-´Āiša/Lindaraja.
Poema de la Sala de las Dos Hermanas
« Jardín yo soy que la belleza adorna:
sabrá mi ser si mi hermosura miras.
Por
Mwḥāmmad , mi rey, a par me pongo
de lo más noble que será y ha sido.
Obra sublime, la fortuna quiere que a todo momento sobrepase.
¡Cuanto recreo aquí para los ojos!
Sus anhelos el noble aquí renueva.
Las Pléyades les sirven de amuleto;
la brisa la defiende con su magia.
Sin par luce una cúpula brillante,
de hermosuras patente y escondidas.
Rendido de Géminis la mano;
viene con ella a conversar la Luna.
Incrustarse los astros allí quieren,
sin más girar en la celeste rueda,
y en ambos patios aguardar sumisos,
y servirle a porfía como esclavas:
No es maravilla que los astros yerren
y el señalado límite traspasen,
para servir a mi señor dispuestas,
que quien sirve al glorioso, gloria alcanza.
El pórtico es tan bello, que el palacio
con la celeste bóveda compite.
Con tan bello tisú lo aderezaste,
que olvido pones del telar del Yemen.
¡Cuántos arcos se elevan en su cima,
sobre las columnas por la luz ornadas,
como esferas celestes que voltean
sobre el pilar luciente de la aurora!
Las columnas en todo son tan bellas,
que en lenguas, corredora, anda su fama:
lanza el mármol su clara luz, que invade
la negra esquina que tiznó la sombra;
irisan sus reflejos, y dirías
son, a pesar de su tamaño, perlas.
Jamás vimos
jardín más floreciente,
de cosecha más dulce y más aroma.
Por permiso del juez de la hermosura
paga, doble, el impuesto en alcázar más excelso,
de contornos más claros y espaciosos.
Jamás dos monedas,
pues si, al alba, del céfiro en las manos
deja dracmas de luz, que bastarían,
tira luego en lo espeso, entre los troncos,
dobles de oro de sol, que lo engalanan.
(Le enlaza el parentesco a la victoria:
Sólo el Rey este linaje cede.)»

A cada lado de ésta Sala de las Dos Hermanas hay retiros o al-qúbba con canapés y otomanas, que servían a los voluptuosos señores de Qal´at al-Hamrā para deleitarse en el descanso soñador, tan ansiado por los espíritus orientales. Una cúpula permite alumbrar el paraje con tenue luz y hace que el aire tenga circulación; aumentando el sibaritismo que al ánimo lleva el ambiente, de una parte, el murmullo acariciador del agua de la Fuente de los Leones, y de otra, el blando caer del precioso líquido en los surtidores del jardín de Lin-dar-´Āiša/Jardín de Lindaraja Frente a la Sala de la Dos Hermanas, con entrada análoga a la de ésta y puerta de lazo, se encuentra la llamada desde el s. XVI
Sala de los Banū l-Sārrāŷ/Abencerrajes                                          Que debe el nombre al ilustre linaje de valientes caballeros que aquí sufrieron pérfida matanza. La leyenda dice que en ésta Sala fueron degollados uno a uno los 36 miembros de la tribu de los Banū l-Sārrāŷ que junto con los Zegríes eran las dos familias más importantes de la nobleza árabe. El portillo por donde fueron llevados los Banū l-Sārrāŷ, uno a uno, al Patio de los Leones, y la fuente de blanquísimo mármol que hay en el centro de la galería, a cuyo pie se les degolló. Los dos arcos de ingreso a ella -el primero, con nichos en sus jambas- están también separados, como en la Sala de Dos Hermanas, por un estrecho corredor que, a la izquierda, comunica con el piso alto y antes tal vez comunicase con la salida y, a la derecha, conduce, pasado un postigo, al vestíbulo de la primitiva entrada del Palacio junto al cuál hay un aljibe que se destinaba al abastecimiento de agua potable. La Sala forma un cuadrado central de 6,25 metros de lado y tiene a un lado y otro al-qubbas de 2,85 metros de fondo, con dobles arcos finamente decorados apoyados en columnas con magníficos capiteles pintados de azul y techos de lazo con pinturas platerescas. Esta sala fue al-qubba del ´Āmir. Al ser cuarto privado sin ninguna apertura salvo la puerta de entrada, fue concebida para la celebración de recepciones y banquetes en los meses más fríos del año, cuando se podía utilizar los braseros para calentar su interior. Las paredes están cubiertas de rica ornamentación de yesería. El estuco y los colores son originales. El zócalo de azulejos es del s. XVI, de la fábrica sevillana de azulejos. La cúpula está decorada con mocárabes La fuente de la Sala es la que tuvo en la de los Leones antes de instalarla en éste Palacio. Una espléndida cúpula de mocárabes de planta estrellada, obra maestra por su elegancia y originalidad, elevada sobre ocho trompas también de mocárabes que fingen apoyarse en graciosas columnillas, cubre la Sala. En las trompas campea ésta inscripción en caracteres cúficos: “No hay más ayuda que la que viene de Dios el clemente el misericordioso” Y en los arranques de la cúpula se abren dieciséis ventanas caladas que derraman su luz suave sombreando los alveolos de aquélla y aumentando su mágico aspecto.
Los restos del Palacio de los Banū l-Sārrāŷ/Abencerrajes
      Se conservan en el Museo de la Alhambra los restos de un arco con sus albanegas e intradós y los de sendos paños de yeso rectangulares, similares a los descritos en la Dār al-Manŷara al-Kubrà como obra del mismo taller, que aparecieron al desescombrar el áreas a E de la puerta de los Carros de la Alhambra. Este Palacio en planta presenta una torre-qubba por debajo de la cual pasa el camino de ronda, y con el se que se comunica mediante trampilla de escape. La torre-qubba presenta espacio central cuadrado con ventanal frente a la entrada y ámbitos rectangulares laterales delimitados por dos pilares, lo que sugiere análoga solución tripartita lateral a la descrita en la Dār al-Manŷara al-Kubrà de arco central y paños rectangulares a cada lado sobre dinteles. La torre daba a una crujía de un patio rectangular trasversal centrada por alberca estrecha y larga en sentido E-O. Sus paños rectangulares de sebkas superpuestas talladas en yeso muestran los restos del compás y la escuadra que utilizaban los artistas al planear el decorado sobre los bloques de yeso húmedo; las sebkas tienen una profundidad de 3 a 4 cm. Y son ya de arcos lobulados entrecruzados, ya de palmas digitadas con una digitación con cabezuela redondeadas o trapezoidal maciza y sólo perforadas por agujero circular, ya epigráfico-cúfica geométrica. Los colores verde, rojo y azul se han conservado en los fondos.
ElḤarīm/Harén                                                                                                              El acceso a ésta dependencia del Palacio, residencia privada de las mujeres, quizá se realizase, por la escalera que comunicaba con el pasadizo derecho que precede a la Sala de los Banū l-Sārrāŷ. Hoy se sube por el lado contrario, atravesando un corredor alumbrado por arcos con modernas celosías, el centro del cual lo ocupa el mirador de la galería sur del Patio de los Leones Construido sobre aljibe y sobre al-qubba derecha de la Sala de Banū l-Sārrāŷ, sólo quedan el patio -centro de esta dependencia- con cuartos en sus testeros. El patio tiene dos pórticos de tres arcos sostenidos por columnas, las del Este con capiteles de mármol negro correspondientes a los s. XI o XII y aprovechados sin duda, de otro edificio. Un arco al fondo del pórtico de Oriente (que tiene a la derecha una pequeña al-jazīna/alacena, comunica con las habitaciones de este lado, que pisan sobre la Sala de Banū l-Sārrāŷ, y a las cuales eran idénticas las que existieron en el lado opuesto, en correspondencia con el primer piso meridional del Cuarto de Comares y derribadas al construirse el palacio de Carlos V. De ésta sala sólo queda el arco de ingreso con restos de inscripción por su parte exterior. Las paredes del patio ostentan decoración rayada, zócalo pintado al fresco –en ocre, rojo, azul y negro- y un alero tallado, con faja de yesería por bajo decorada con círculos y la inscripción:
Gloria a nuestro Señor Abū ´Abd Allāh Mwāmmad V al-Ganī bi-Llāh y wa lā gīlab īly Allāh وَ لاَ غـَـلِـبٌ إلاَ اللـَّه Sólo Dios es vencedor, encerrados en medallones.

Bū de Abū l- Ŷuyūš Naşr/Bahw/Mirador de Lin-dar-´Āiša                                         Esta torre, en origen ofrecía estancia con ventanas bajas y celosías, centradas por una linterna cubierta por armadura ataujeradas con sus piezas decoradas con policromía. La entrada, solería y zócalos de estuvo fueron colocados por Abū ´Abd Allāh Mwāmmad V al-Ganī bi-Llāh, y sus yeserías interiores por Abū ´Abd Allāh Mwāmmad VII o Abū l-Ḥaŷŷāŷ Yūsuf III al-Nāşir li-l-Dīn Allāh, quizá éste por aparecer su kunya en el arrocabe y haber respetado en la portada de acceso la de su abuelo Abū ´Abd Allāh Mwāmmad V al-Ganī bi-Llāh, cuya obra es contemporánea a la del Palacio del Riyāḍ, con dintel en cuyas dovelas aparecen puños de mano cerrada con el pulgar recto sosteniendo composiciones de ataurique
      El arco de ingreso es de mocárabes con perfil mixtilíneo por los reiterados descensos que forman las adarajas en su composición ascensional; sus arranques serpentiformes apoyan en una cornisa de arquillos de mocárabes, con un bello intradós adarajado con motivos de clave. En la misma cornisa apoyan una columnillas decorativas que fingen apear un arco de trasdós, apuntado y lobulado. Una cenefilla epigráfica cúfica forma parte del arco lobulado de trasdós, prolongándose luego formando el alfiz y el círculo de ocho lóbulos que decora las albanegas en las que aparece el tema del puño de mano y pulgar recto sosteniendo un ramillete de at-tauriq, tema floral que se repite otra vez al otro lado del círculo lobulado. El intradós de éste arco de acceso al bahw tiene zócalos de alicatado de lazo de ocho en que una traza grande alberga a otra pequeña con proporción fija de 1 a 24, con ingenio y preciosismo admirables, pero distando mucho de llegar a la creatividad y espontaneidad de la composiciones de zócalos de Abū l-aŷŷāŷ Yūsuf I ibn Ismā´īl.
       Las ţāqas están fingidas por arcos ornamentales ciegos enmarcados por cuatro cenefas cada uno con su respectivo poemilla. Los ángulos y entrantes de cada frente muestran zócalos de alicatados de ruedas sencillas de 8 o de 9 y 12, sin entrecalle de cintas. Las ventanas, de un arco o dos, muestran alfiz epigráfico con un poema de fina y elegante letra cursiva, muy bien proporcionada. En los pilares angulares se vuelve a repetir la solución del arco de entrada; cornisas de mocárabes que sirven de soporte a motivos serpentiformes, de los cuales arrancan las adarajas de los arcos de mocárabes mixtilíneos con descensos en sus movimientos ascendente, estando descentrada la labor de mocárabes, lo que provoca una falsa sensación óptica de profundidad. Lo trasdosa un arco lobulado que descansa en columnillas ornamentales. Estos arcos de mocárabes, que cobijan ventanas ornamentalmente, tienen tímpanos triangulares decorados por frases laudatorias en cúfico a Abū ´Abd Allāh Mwāmmad V al-Ganī bi-Llāh, donde las cintas de prolongación de sus letras, con absoluta simetría axial, componen un rígido trazado geométrico, con un relleno de jaculatorias cursivas y de at-tauriq. Este maestro calígrafo muestra un gran virtuosismo en el trazado de la letra.
Este bahw se cubre con una armadura de cintas apeinazadas cuyos huecos rellena cristales traslúcidos de colores, por cima de las cuales se cubre el cuerpo lucernario de ventanitas y se encuentra la armadura real que sostiene el tejado, solución de cristalera.
       Completa al-Qubba Mayor a N un jardín, a 6,20 cm más bajo que el pavimento del bahw; la torre de Abū al-Ŷuyūš Naşr I fue entonces provista de su entrada, con fachadita con dintel en cuyas dovelas aparece repetidas veces el tema de la mano cerrada y pulgar recto, sosteniendo ramilletes derechos de at-tauriq.
       La decoración de las jambas del arco termina con un zócalo de azulejos de peregrina belleza, por las finuras y complicación de su traza y por la prolijidad de su trabajo, que hace que el orden rítmico de su labor se pierda y que no se haya superado. En él van combinadas dos trazas; una grande y la otra muy menuda injertada en ella. Los colores son como en general, negro, violeta, verde blanco y amarillo. El zócalo termina con una inscripción también de alicatado, de labor diminuta y sutil.
El pavimento es, asimismo, de azulejos, aunque ya muy deteriorados y de traza distinta y más amplia.

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