lunes, 19 de agosto de 2013

La conquista de Išbylīya/Sevilla


El asedio 
       Išbylīya, último bastión importante de Al-muwaḥḥád/Almohades, constituía una presa muy difícil a causa de las poderosas defensas de la madīnat/ciudad, sus riquezas y la numerosa población (se le atribuyen hasta trescientos mil habitantes). Esto, aparte del cinturón de plazas fuertes que la rodeaban, como Qatanyāna/Cantillana, Qarmūna/Carmona y Qal´at Wādī-Xirá/Alcalá de Guadaira, y del wādī-l-Qabīr/río Guadalquivir que la unía con la poblada comarca de Šariš/Jerez de la Frontera y con el Norte de Ifriqiiah/África, desde donde le podían llegar víveres para aguantar el asedio, único sistema que para tomarla tenía Fernando III, rey de Castilla y León.
      Se desarrolló a lo largo de más de dos años, en cuatro fases bien diferenciadas:

Primera.- En el otoño de 644/1246 tuvo lugar una expedición de tala y saqueo que alcanzó los campos de Qarmūna, Šariš/Jerez y Iqlim al-Saraf/Aljarafe; durante su transcurso se entregaron sin resistencia la madīnat Qal´at wādī-Xirá/Alcalá de Guadaira, una vez sometida, Fernando III, rey de Castilla, se la entregó al ´Āmir de Garnāţa Mwāmmad I ibn Naşr al-Amar, y posiblemente Marssen´ah/Marchena.

Segunda.- En la primavera de 645/1247, se dirigió el ejército hacia Qarmūna, donde mandaba Abū l-Ḥassān, que defendió la madīnat con un valor y un arrojo increibles. Pero acabó cediendo la plaza en el plazo de seis meses a Fernando III, rey de Castilla y encerrándose en Išbylīya para defenderla. El ´Āmir de Išbylīya era Cide A´Abd Allāh, tío del walī de Qarmūna. Se instalaron centinelas en la Giralda, en la cumbre del castillo de Izn al-Farach, fortaleció el castillo del otro lado del río, llamado de Ţiryāna y se despacharon mensajeros con la noticia de una inminente invasión pidiendo a todos los āndalusīes que acudieran para defender Išbylīya.
Los castellanos mientras tanto, con la colaboración de Mwāmmad I ibn Naşr al-Amar, y sus quinientos caballeros garnāţinos, se dedicaron a organizar expediciones de castigo. Talaron los campos de Šariš/Jerez, arrasaron olivares, viñedos y huertas. Aquellas tierras eran autenticos vergeles y estaban siendo destruidas por los guerreros de la cruz en el pecho ante la mirada de los garnāţinos.
La moral de los hombres de Fernando III, rey de Castilla iba en aumento y su confianza también. Ya caminaban confiados por las campiñas porque pensaban que había desaparecido cualquier conato de resistencia. Atravesaban wādī-l-Qabīr/río Guadalquivir sin antes informarse, hasta que un día se metieron en terrenos pantanosos, en barrizales terribles, ellos que marchaban embutidos en sus armaduras pesadas y engorrosas. Desde lo alto de una colina los miraban los habitantes de Qatanyāna/Cantillana que eran bastantes levantiscos y no esperaban otra cosa que verles en difiultad para atacarles. Los caballos de los castellanos no podían moverse en medio de los pantanos. Sólo intentar salir entre nubes de flechas, lanzadas y gritos de terror. Los de Qatanyāna desde su altura mezclaban su odio con una sonrisa de desprecio ¡Al fin les habían pillado!. 
Algún caballero castellano no estaba muy metido en los barrizales y pudo correr para pedir auxilio al resto del ejército que se acercó de inmediato, atacó a los de Qatanyāna, los metieron en el pueblo, librando así del apuro a los castellanos. El odio y la sonrisa cambiaron de bando. Ahora las muecas de desprecio eran de los castellanos y las expresiones de miedo de los āndalusīes. 
Los castellanos estaban deseando vengarse para dar una soberana lección a aquellos odiosos desgraciados. Cercaron el pueblo, combatieron con todas sus fuerzas y como la técnica y la superioridad de los castellanos eran indudables, entraron en Qatanyāna y mataron a la práctica totalidad de sus habitantes. Los lamentos de los heridos eran respondidos con una certera lanzada que acababa con la vida del infeliz que los prefería. De Qatanyāna quedaron vivos muy pocos, testigos que transmitirían su terror a los demás habitantes de los pueblos cercanos. La lección estaba dada. Mwāmmad I ibn Naşr al-Amar, contempló impotente el desastre de Qatanyāna
Eran sus hermanos y habían muerto como animales masacrados en un establo. Por lo que en adelante desempeñaría el papel de consejero de los āndalusīes en esas ciudades, pueblos y fortificaciones para que se entregaran a los castellanos a cambio de que se les perdonara la vida y evitar matanzas como había ocurrido en Qatanyāna. El primer pueblo que se les entregó por este método fue Guillena, después Gerena, con lo que las tropas leonesas, en especial las de la Orden de Santiago tuvieron libre acceso desde el N. hasta las cercanía de Išbylīya. Luego fueron a cercar Qal´at wādī-l-Qabīr, mandada por el caudillo llamado Abū l-Jetaf. Como en aquel momento llegaron remontando el wādī-l-Qabīr las galeras que Ramón Bonifaz traía desdelos puertos cantábricos, después de derrotar a una flota tunecina y terminaron de concentrarse las tropas de concejos, nobles y Ordenes Militares, fue posible pasar a la tercera fase y dar comienzo al asedio directo de la ciudad desde finales de julio de 645/1247.

Tercera.- Ya se había preparado el terreno, se habían conquistado los castillos que rodeaban la madīnat y era el momento de atacar definitivamente Išbylīya. Fernando III rey de Castilla, puso cerco a la madīnat de Išbylīya a comienzos de ŷumādà 1ª del 645/agosto del año 1247 con inmensas fuerzas en las que participaron la mayoría de los príncipes castellanos en la Península y Europa en una verdadera Cruzada sin precedentes.

      La madīnat de Išbylīya amurallada tenía más de 300 hectáreas, 7.400 metros de murallas, 12 puertas y tres postigos. Era la madīnat más grande que había cercado jamás un contingente castellano, mucho más grande que grandes villas de la época como Ţulaytūla/Toledo, que Qūrţuba/Córdoba o Balansiyya/Valencia. Por esto, pidió que se hicieran expediciones de castigo a la Orden de Santiago por Iqlim al-Šaraf/ Aljarafe y las haciendas de la ribera del wādī-l-Qabīr/río Guadalquivir, que aún no habían sido sometidas y abastecían a Išbylīya con gran ayuda del Puente de Barcas.
       La llegada a primeros de 1248 del infante Alfonso, de la conquista de Mursiyya/Murcia, con muchos hombres, caballos y milicias permitió a Fernando III, rey de Castilla y León estrechar el cerco y evitar el suministro de agua por los caños de Carmona. En La Macarena se establecieron las tropas del infante Enrique y las huestes de las órdenes de Calatrava y Alcántara, los caballeros Diego López, V de Haro y Rodriguez Bobes de Galicia. En la actual calle San Fernando, que se encontraba en las proximidades del Arroyo Tagarete, se situó el arzobispo de Santiago. Fernando III, rey de Castilla y León avanzó por el Sur hasta la Puerta de Jerez
      La Orden de Santiago puso su campamento al Oeste del wādī-l-Qabīr/río Guadalquivir para continuar acechando Iqlim al-Šaraf/Aljarafe. Sin embargo, la zona del Puente de Barcas, al Oeste, y la zona Noreste de la madīnat seguían sin un bloqueo efectivo.
Mwāmmad I ibn Naşr al-Amar, tenía destacados a sus hombres en dos lugares diferentes. Un destacamento ocupaba los altos del castillo de Izn al-Farach/san Juan de Aznalfarache y otro a las mismas puertas de al-Qaşába . En uno y otro lugar se tenía que enfrentar a la caballería de al-Garb mandada por Mwāmmad señor de Labra/Niebla
      Los campamentos castellanos se situaron en Tablada, con la flota en aquella zona del río; Ge-bal/Gelves fue arrasado y los habitantes de Trayana hubieron de refugiarse en el castillo o en la madīnat.
      La gente de Išbylīya, sin embargo, proyectó su defensa con una valentía heróica. El cerco de Išbylīya se prolongó durante casi ocho meses, donde se producían frecuentes escaramuzas en campo abierto y en el río, con mayor pérdida relativa para las tropas išbylīyanas, que no podían recibir refuerzos o sustitución de sus pérdidas.
      Al ser Išbylīya una madīnat con río navegable era preciso remontar el wādī-l-Qabīr/río Guadalquivir con una flota militar. Fernando III, rey de Castilla y León, encargó ésta flota al Almirante de Castilla Ramón de Bonifaz y Camargo, que armó los barcos y consiguió tripulación en Cantabria, en los puertos de Castro Urdiales, Laredo, San Vicente de la Barquera y en Santander. La flota también contó con los marinos vascos al mando de Diego López de Haro y gallegos al mando de Paio Gómez Charino. Reunió 13 naves de vela y 5 galeras.
      Dicha flota fue hasta San lūka Bar-Hammeda/Sanlúcar de Barrameda, donde venció a las naves de los Banū Marīnīes que venían en auxilio de Išbylīya y remontó el wādī-l-Qabīr/río Guadalquivir llegando a Qawra/Coria del Río probablemente a finales del verano de 1247, al tiempo que los soldados de Fernando III, rey de Castilla y León tomaban el Qal´at wādī l-Kabīr /Alcalá del Río (que se tomó con una batalla con maquinarias de asedio y que tardó varias semanas en tomarse).
      Antes de iniciar la toma de Išbylīya era preciso tomar la cercana fortaleza de Ḥişn al-Faray/San Juan de Aznalfarache, cosa que el rey encargó al caballero de la orden de Santiago, Pelay Pérez Correa. Los santiaguistas, con el apoyo de la flota, lograron tomar la fortaleza, que además servía para proteger la curva del río a la altura de Tablada y, sin éste enclave, los barcos castellanos eran ya libres de entrar hasta la propia madīnat de Išbylīya que, de otro lado, también estaba debidamente fortificada y protegida, incluso en la parte del cauce de su río con la enorme Būrŷ al-Dahab/Torre del Oro en una de sus orillas.
       Los castellanos levantaron campamentos alrededor de la madīnat, como en la dehesa de Tablada y en la zona donde actualmente se encuentra el barrio de San Bernardo. En dichos campamentos estaban personajes trascendentales de la conquista como el infante Alfonso, futuro Alfonso X, y el caballero Garci Pérez de Vargas
      El asedio de Išbylīya por parte de las tropas castellanas comenzó en agosto de 1247, momento en el que se corta el suministro de agua a la madīnat a través de los Caños de Carmona y la toma de la madīnat se produjo el 23 de noviembre del año 1248, de modo que la madīnat vivió un asedio de 14 meses.
      La madīnat debía de ser tomada con el control de una posición estratégica al Noreste de la madīnat amurallada, el Puente de barcas, que estaba donde hoy está el Puente de Triana, y que se encontraba junto al Castillo de Gabir, una gran fortaleza, que fue reconstruida por los castellanos tras la toma de la madīnat y bautizada como Castillo de San Jorge. Dicho puente, se encontraba anclado tanto a Išbylīya como a Trayana. Los castellanos trataron de tomar sin éxito el Castillo de Gabir utilizando maquinaria de asedio.
Conquista de Išbylīya 646/23 diciembre de 1.248                                                                              En la parte más al norte de la madīnat, por donde aparece el río, los constructores de naos de guerra del ejército castellano, se emplearon en preparar dos grandes naves de carga. Debían estar preparadas para ser cargadas a tope. Las dotarían de un gran velamen para que tomaran la mayor velocidad posible río abajo En otro lugar se pusieron a trabajar los artificieros. Llenarían grandes ollas de alquitrán revuelto con pólvora, trozos de hierro y acero. Debían también preparar mistos que sirvieran de detonante a estos artefactos de rudimentaria artillería naval. Era necesario además contar con viento favorable. Cuando consideraron que se daban las condiciones, cargaron las naves con las grandes ollas de pólvora y alquitrán, desplegaron las velas, dejaron las naves deslizarse río abajo, las enfilaron hacia el puente de barcas que comunicaba Išbylīya con Trayana, encendieron los mistos y esperaron para contemplar el espectáculo de destrucción y muerte que habían preparado.  
      El 3 de mayo de 646/1248, las naos castellanas se fueron a estrellar contra las āndalusīes que servían de puente entre ambos lados del río. Las cadenas y cuerdas que ataban las naves āndalusīes se habían roto con el enorme golpe. Lentamente se fueron distanciando unas de otras impulsadas por el suave movimiento del río. De improviso todo explotó. Los mistos llegaron hasta los depósitos de pólvora y se produjo un gran fogonazo y un incendio que en un momento se extendió a los barcos hasta que el fuego se fue rio abajo convirtiendolo todo en cenizas que se mecían bajo el empuje suave y plácido del agua. La rotura por la escuadra de las amarras que sujetaban las barcas en el puente que comunicaba la madīnat con Trayana a fue decisiva, pues cortó a los išbylīyanos la vía principal de abastecimiento, (un fragmento de las cadenas que ataban el puente, se conservan en la Iglesia de Parroquial de Santa María de la Asunción, en Laredo. Esta acción, se rememora en los actuales escudos de Santander, de Cantabria, de Laredo y de San Vicente de la Barquera).                                  
     Desde aquél momento, la madīnat, aislada, iniciaba una batalla contra el tiempo, en la esperanza de que el hambre acuciara menos a los sitiados que el calor a los sitiadores porque, en efecto, el estío fue la prueba de fuego de aquella última fase, Las peticiones de ayudas cursadas a tunecinos y al-muwaḥḥád no pudieron ser atendidos. La rendición era el único alivio posible a los muchos sufrimientos de la población, pues no había salida alguna ni esperanza próxima ni remota de recibir algún socorro. ¿Qué ayuda exterior podían esperar si el único rey āndalusī de al-Āndalus estaba de parte de los castellanos?. Los išbylīyanos pretendían conservar sus casas y heredades y entraron en negociaciones en otoño. La postura de Fernando III era inflexible: los āndalusīes tenían que dejar “toda” la madīnat “libre et quita” Ante aquella tajante actitud, los išbylīyanos se vieron forzados a entregarse a primeros de Ramaān del año 646/23 diciembre de 1248. La población judía y āndalusī (300.000 habitantes) es expulsada. Los išbylīyanos habían pedido que se les permitiera destruir la Mezquita al-Ŷamá‘a para que no fuera profanada. Alfonso amenaza con matarlos a todos a puñaladas si alguien toca una sola teja de la Mezquita al-Ŷamá‘a o un sólo ladrillo de su torre, convirtiendola inmediatamente los castellanos en iglesia como de costumbres. Y Fernando III rey castellano ocupó al-Qaşr y repartió a sus caudillos por las ciudades y fortalezas cercanas.      
     Los āndalusīes perdieron para siempre Išbylīya, sus torres y sus mezquitas se llenaron de cruces cristianas. Ya no se oía en la madīnat el canto de al-Muezzín/muecines llamando a la oración, su lugar lo ocupaban estruendosas campanas que de noche y de día sonaban y sonaban anunciando que una nueva civilización se había apoderado de una de las ciudades más bellas del mundo, pasando a ser la capital de su reino de Ţulaytūla a Išbylīya.

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