lunes, 27 de mayo de 2013

Masyid al-Ŷamá‘a de Garnāţa/Mezquita Mayor de Granada

 La Masyid al-Ŷamá‘a fue mandada construir por el Āmir Zāwi ibn Zirī ibn Manad (403/1013-410/1020), en la llanura, cuando la madīnat se extendió fuera del recinto amurallado de al-Qaşába Qadīma o Vieja de Garnāţa, sita en la colina de Al-Bayyezīn/Albayzīn en su ladera S., y era el lugar en que se asentaron en un principio los emigrantes, y posteriormente surgió la llamada al-Qaşába al-Ŷidīda (o “alcazaba nueva”), que se suele situar en la otra orilla y que los historiadores situan en Qal´at al-Hamrā.

Esta primera mezquita era bastante amplia, pero carecía de cualquier valor monumental, modestia que fue habitual en las mezquitas andalusīes. Estaba orientada a sureste (hacia la calle Oficios) y presentaba once naves perpendiculares al muro de quibla, siendo las naves central, extremas y la inmediata al muro de quibla (muro donde se ubica el mihrab y marca la dirección de la oración) de mayor anchura que las restantes. En el momento de su construcción las naves estaban soportadas por nueve hileras de pies derechos de madera que descargaban sencillos alfarjes de madera, pero en 1116, bajo el gobierno de al-murábiţ/almorávides, se sustituyeron gran parte de estos soportes por columnas de mármol que descansaban sobre capiteles reutilizados (distintos de fuste) y carentes de basa, traídas de las ruinas del palacio califal de Madīnat az-Zahrā´ en Qūrţuba. Las paredes eran de tapias (tierra, guijarros y cal) y el tejado estaba constituido por cubiertas a dos aguas sobre cada nave, al modo que lo está la antigua Masyid Al-ŷamá‘a de Qūrţuba.     

Su extensión se estima en 140 por 110 pies (39’20×30’80 m), superficie bastante moderada para Masyid Al-ŷamá‘a/Mezquita mayor de la ciudad baja, si tenemos en cuenta las actuales dimensiones de la Catedral; su solar sería prácticamente el de la actual iglesia del Sagrario.
Unicamente aparecían ricamente labradas sus tres puertas principales, estando el resto del edificio carente de adornos externos. Se conocen las características de su construcción por un plano fechado en 1704, donde aún subsistían 6 soportes de madera.

El austriaco Hieronymus Münzer, uno de los primeros viajeros cristianos en visitar la madīnat tras la conquista de Garnāţa en 1492, relataría en su “Viaje por España y Portugal”, cuando el 22 de octubre de 1494 llegó a Garnāţa y describió su primer encuentro con la ciudad recién conquistada:

“El 22 de octubre, después de mediodía, entramos en la gloriosa y populosísima madīnat de Garnāţa y ese mismo día visitamos la Masyid al-Ŷamá‘a de la madīnat: Toda está recubierta de finos tapetes de blanco junco, lo mismo que el arranque de las columnas. Tiene setenta y seis pasos de anchura y ciento trece de largura; en el centro, un palacete con una fuente, para sus abluciones, y nueve naves u órdenes de columnas; en cada nave hay trece columnas exentas y catorce arcos. Además de las columnas laterales, hay huertos y palacios. Vimos también arder muchas lámparas, y a sus sacerdotes cantar sus Horas.

Fuera de aquella mezquita hay un edificio, y en su centro una larguísima pila de mármol, de veinte pasos, en la cual se lavan antes de su entrada en la mezquita. En los alrededores hay pequeñas construcciones, con conducciones de agua para sus retretes y cloacas, que son una abertura sobre la tierra, larga de un codo y ancha de un palmo. Debajo de ella va el agua corriente. Hay también una pequeña pila para orinar. Todo esto está construido tan cuidadosa y pulcramente, que causa admiración. Hay asimismo un pozo excelente con agua para beber”.

Tras la conversión forzosa de los mudéjares, esta mezquita pasó a ser iglesia parroquial en 1501, bajo la advocación de Santa María de la O, dedicación mariana que venía a rememorar la hazaña de Pérez del Pulgar, el cuál, en pleno asedio de Garnāţa a finales de la Conquista, llegó hasta las puertas de la mezquita tomando posesión de ella en nombre de los reyes Isabel I de Castilla y León y Fernando II de Aragón. Más tarde fue convertida en Catedral, comenzando poco después la construcción del nuevo templo metropolitano hacia el noroeste, en la zona en que se ubicaba el patio y alminar más un amplio solar que fue expropiado al efecto. En el proyecto catedralicio de Diego de Siloé se contemplaba convertir ésta mezquita en un claustro con el sagrario en el centro, pero ésta idea se fue postergando hasta que, una vez terminada la Catedral y estando en un estado ruinoso el antigüo edificio, fue derribado en 1704 y se procedió a levantar un nuevo templo.

La necesidad de tener que conservar memoria de las posesiones de capillas, altares y enterramientos, hizo que se realizara un plano de dicho edificio, conservando todavía importantes rasgos de cuando era mezquita. Este dibujo, realizado por el maestro mayor de la catedral José Sánchez, ha servido para establecer en gran medida su morfología. También la pintura realizada en 1431, con motivo de la batalla de la Higueruela, reproduce su aspecto exterior con bastante aproximación. Desde su conversión en templo cristiano había sufrido algunas transformaciones, las primeras consistentes en la inclusión de tribunas y altares, y a poco se eliminaron algunas columnas para dejar un espacio más despejado como nave central delante del presbiterio. Por necesidades de culto y para atender a las diferentes funciones conferidas a este templo se abrieron diferentes portadas, una a la calle de los Arcos (actual Oficios), otra dando a la actual plaza de Alonso Cano y las obligadas de comunicación con la Capilla Real y la Catedral. Estas obras y otras más sucesivas, como la construcción del muro medianero con la Catedral, debilitaron notablemente la estructura, y a mediados del siglo XVII ya había perdido la mitad de las naves, derribadas por ruinosas, y su espacio fue ocupado por accesorias, patios y habitaciones diversas, hasta que iniciándose el siglo XVIII desapareció la mezquita y lo nuevamente construido.

Tenía esta mezquita un renombrado alminar, denominado en época cristiana la torre Vieja y también la “Torre Turpiana”, era el punto más elevado de la mezquita, situado en uno de los laterales y era la torre de llamada para invocar a los fieles para que acudiesen al rezo diario y a la oración del viernes. Fué demolido en 1588 por estorbar en el trazado de la planta que ocuparía la Catedral de Granada, apareciendo una caja con unas supuestas reliquias que marcaron el origen del mito sacromontano. Era éste alminar una buena torre, de 13’40 metros de altura cuando el derribo, hecha con sillares de piedra retallados y escalera interior en torno a un machón central, parecida a la actual de la iglesia de San José, según se aprecia en un oportuno grabado realizado por Francisco Heylan. Poseía también la mezquita un patio porticado plantado de naranjos y una midah o habitación para realizar las abluciones y con letrinas públicas.

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