domingo, 13 de diciembre de 2009

711 ¿¿ INVASION O GUERRA CIVIL ??

711 ¿ Invasión o guerra civil ?

En el año 587, el rey godo Recaredo se alió a los trinitarios (adheridos al dogma predicado por san Pablo, que mantenía que hay tres personas distintas- Padre, Hijo y Espiritu Santo- en un solo Dios verdadero, por conveniencias políticas y, en nombre propio y en el de todo su pueblo, abjuró de los unitarios o arrianos (que negaban que el Hijo fuera igual que el Padre) que habían practicado los anteriores monarcas godos. Se prohibió el culto arriano y se iniciaron brutales persecuciones contra sus seguidores y también contra los judíos, quienes hasta entonces habían practicado su religión libremente. Los arrianos de la Península y del sur de Francia (la Septimania y la Narbonense) se sublevaron y tuvieron que soportar durante el siglo siguiente robos, violaciones, asesinatos y reducción a la esclavitud, perpetrados por elementos de la oligarquía goda y del propio clero.
La tensión se rebajó cuando el rey godo Witiza subió al trono en el 702 y comenzó a deshacer los entuertos de sus antecesores: declaró una amnistía contra los perseguidos y les restituyó sus bienes; detuvo las medidas hostiles contra los judíos y convocó el XVIII concilio de Toledo, cuyas actas, sospechosamente, se han perdido. El grueso de los historiadores opina que fueron destruidas porque eran contrarias al Cristianismo ortodoxo romano. A la muerte de Witiza, en torno al año 709, todo cambió. La nobleza y los obispos impidieron que su hijo Achila, que era menor de edad, ocupara el trono, y eligieron en su lugar al que la historia ha conocido como Rodrigo, un jefe militar afín a sus intereses. Estalló entonces una guerra civil entre los partidarios de éste, probablemente seguidores del Cristianismo establecido, y quienes apoyaban a los sucesores de Witiza, más comprometidos con las creencias unitarias o arrianas, que veían en Rodrigo a un usurpador del trono visigodo.
Los hispanos-godos tenían unas provincias aparte de la Península, más allá de Ŷabal al-Burt/Pirineos – La Septimania y la Narbonense y otra en el Norte de Ifriqiiah/África – La Tingitania, alrededor de Tánger.
Al mando de la Bética estaba Rechesindo, el antiguo tutor del hijo de Witiza. Rodrigo lo mató en una escaramuza y entró en Hispalis sin oposición.
El gobierno de Rodrigo, con un sistema feudal decadente que disfrutaba del apoyo de la Iglesia, mantenía a gran parte de la población descontenta con el statu quo existente. .
Entonces los partidarios del último rey godo Witiza, que había designado al de Tingitania, cuando el conde Roderik (don Rodrigo) se levanta contra los hijos de Witiza en la Bética, ellos piden ayuda a sus hermanos. Mūsā ibn Nusayr, que era el gobernador de la provincia visigótica de Tingitania (la actual Tánger), en el norte de Marrākuš/Marruecos مراكش.
Uno de los jefes militares era Olbán, Urbán, Ulyán, Alyán o como la historia a elevado a rango de conde y reconocido con el nombre de DonYulián. Mūsā ibn Nusayr mandó llamar al liberto ´Abd al- ´Azīz Ţāriq ibn Ziyād, lo puso al frente de doce mil árabes y beréberes y le ordenó que invadiese la Península, con la ayuda del conde don Yulián
// Los expertos subrayan que sólo un Estado puede organizar una invasión militar. Y no existe entonces un Imperio arábigo, sino tribus y pequeños caudillos frecuentemente enfrentados entre sí y carentes de gobierno, administración y ejército//.
Echó anclas cerca de lo que es hoy conocido como Gibraltar. Este nombre deriva del árabe "Ŷabal Ţāriq خيبرالتار, “la montaña de Ţāriq". Cubierto por la oscuridad, desembarcó el ejército sin que nadie se apercibiera. Una vez el ejército en tierra, ´Abd al-´Azīz Ţāriq ibn Ziyād, prendió fuego a los barcos e informó a sus tropas de que su elección era simple: debían conquistar la Península o morir en el camino de Allāh.
Después de varias pequeñas escaramuzas en el sur, la presencia de los musulmanes llegó a oídos de Rodrigo, quien había estado ocupado combatiendo una sublevación de los vascos en el norte de la Península. Reunió a sus ejércitos y se dirigió a su encuentro al frente de una caballería de cien mil hombres. El tirano venía en una litera llevada por tres mulas en fila; un palio abovedado, salpicado de perlas, rubíes y las más ricas joyas, le cubría para protegerle de los rayos del sol; iba vestido con una túnica hecha con cordones de perlas entretejidas con seda y seguido por largas filas de mulas, cuya única carga eran cuerdas para atar los brazos de los cautivos, porque no dudaba que pronto haría prisioneros a todos los árabes.
El ejército de Rodrigo comprendía unos cien mil hombres, el de ´Abd al-´Azīz Ţāriq ibn Ziyād, constaba de doce mil a diecisiete mil. Los combates duraron una semana, desde el domingo 28 Ramaḍān 92/Julio del 711 hasta el día 26 del mismo mes y año. Lo que fue de su rey, Rodrigo, nadie lo sabe; se dice que, escapando de entre los prisioneros, trató de ocultarse entre la maleza a orillas del río, pero que llegó a un pantano y se ahogó; para corroborar esto unos soldados mostraron una de sus sandalias adornada con perlas y rubíes que, sin duda, había caído de uno de sus pies.

El lugar del encuentro aparece en las fuentes árabes con varias denominaciones: Wādī Lakk/Río del Lago, identificado tradicionalmente con el Guadalete; Wādī-l-Buhayra/Río de La Albufera, que puede corresponder al río Barbate o a la laguna de La Janda; Wādī Šidūna/Río de Sidonia, que puede ser el mismo Barbate; Wādī Umm Ḥakīm/Río de Umm Hakim, nombre de una esclava que acompañaba a ´Abd al-´Azīz Ţāriq ibn Ziyād y que éste dejó en una isla que también recibió su nombre: Wādī Bakka/Río de Beca o Meca, que puede tratarse del Barbate o de una mala lectura de Wādī Lakka/Guadalete; Wādī-l-Tin/Río del Barro, donde pereció ahogado el rey Rodrigo, y Wādī-l-S˘āqiyat/Río de las Acequias.
´Abd al-´Azīz Ţāriq ibn Ziyād se dirigió hacia Corduba y consiguió una gran victoria en Istīyya/Ecija al cruzar el Wādī Šanīl/río Genil junto a una ţayfūr/fuente o monte que a partir de entonces recibió su nombre. Tal vez haya que relacionar este lugar con la villa de Monturque en la provincia de Cordoba y como un intento más para explicar la etimología de este lugar. Desde allí envió escuadrones hacia el sur y el este, que ocuparon los kūras de Rayya (Mālaqah مالاغا), llbira y Tudmīr, región del sudeste gobernada por el conde Tudmīr/Teodomiro.
Un mes más tarde, su nā´ib/lugarteniente Mugayţ al-Rūmī cerca la ciudad de Corduba. Dice Haim Zafrani en su obra “Los judíos del Occidente musulmán”:
“Durante el asedio, los judíos se encierran en sus hogares esperando impacientemente el desenlace. Contrariamente a lo que sienten por los godos y su clero, no temen en absoluto la llegada de los musulmanes en los que tienen puestas todas sus esperanzas, pues no olvidan que los reyes visigodos los han oprimido despiadadamente. Sirviéndose de estratagemas, los judíos -según narran los historiadores musulmanes y politeístas cristianos- contribuyeron a facilitar la entrada del ejército islámico a la ciudad, celebrando su victoria. Mugayţ al-Rūmī los tomó a su servicio, confiándoles la guardia de la ciudad.
Según Madoz, la antigua Híspalis romana, la Spalis hispano-visigoda, fue sitiada por Mūsā ibn Nuşayr en la primavera del año 712; resistió un mes; mas hubo de capitular. El trato de la capitulación no humilló demasiado a los vencidos. La mayor parte de la población vio con simpatía a los conquistadores, especialmente la de origen hispano-romano, que siempre se sintió mortificada por los visigodos; los judíos, tan maltratados por las leyes visigodas; y los descendientes de Witiza, rey apeado por el alzamiento que encumbró a Rodrigo, entre ellos el prelado de Híspalis, Oppas, quienes alentaron o se aliaron abiertamente con el invasor.

¿Un puñado de beréberes (unos veinticinco mil) pudo someter a 10 millones de hispano-romanos durante varios siglos? La población nativa mayoritariamente arriana y la numerosa comunidad judía recibieron a los musulmanes como libertadores y comulgaron con su fe, ´Ādab/costumbres y tradiciones, que eran prácticamente las mismas que ellos tenían. El pueblo íbero-romano, (no se puede hablar de pueblo español en esa época), fue más bien cómplice que conquistado. Además, en menos de una generación, los musulmanes beréberes y árabes se integraron completamente a la población autóctona a través de múltiples matrimonios mixtos, ya que la inmensa mayoría había llegado a la Península sin mujeres.
Se puede decir que los musulmanes pacificaron la Península en menos de dos años y establecieron un estado islámico integrado por politeístas cristianos y judíos que llegó a durar casi ocho siglos, hasta 897/1492. Recordemos que los fenicios y cartagineses habían tratado infructuosamente de sojuzgar a los béticos y celtíberos durante cuatro siglos, y los romanos durante casi seis, provocando espantosas matanzas como aquella de la heroica Numancia, la cual resistió durante 20 años su asedio y fue destruida por las legiones de Escipión Emiliano (185-129). Los musulmanes no destruyeron nada de lo que había, sino que reconstruyeron las antiguas obras dejadas por los romanos, como puentes y acueductos, erigiendo una “cultura del agua”, y construyeron monumentos maravillosos que han sobrevivido hasta nuestros días.

Y como señala Antonio Medina Molera en su obra Historia Nacional de Andalucía:
"....fueron a la par el pueblo más culto e ilustrado, el agricultor más inteligente y laborioso; introdujeron en Europa la fabricación del azúcar, fomentaron el cultivo y la ganadería, establecieron grandes fábricas de tejidos de brocado y brocadillos, lanas y algodones, aventajando a todos; continuaron la tradición de los antiguos pueblos de Andalucía en el temple y primor de las armas blancas, y en la riquísima labor de sus objetos de orfebrería y platería. Con sus productos agrícolas y manufacturas, y con la producción de multitud de objetos y utensilios de hierro y cobre mantuvieron un comercio activísimo y lucrativo entre los puertos andaluces y los de Italia, Egipto, Siria, etc.Las madrasas (escuelas públicas), academias y bibliotecas, las ciencias, la filosofía, la literatura, las bellas artes, menos la pintura de imágenes y la estatuaria; las tertulias literarias, los certámenes y concursos científicos y literarios, todos los medios, en fin, para difundir las luces y hacer prosperar en todos los ámbitos el poder humano. Recibieron de los emires y califas independientes andaluces aquel poderoso impulso que hizo de Córdoba y de todas las ciudades andaluzas, la Atenas de la Edad Media."

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