miércoles, 1 de octubre de 2025

La cruz de los Juramentos

 

La Cruz de los Juramentos

Ubicada en el lateral del Archivo General de Indias, frente a la puerta de San Cristóbal o del Príncipe, de la catedral de Santa Mª de las Sedes, (Sevilla), ubicada en la calle Fray Ceferino González, y a la derecha de la Avenida de la Constitución a la izquierda de la Plaza del Triunfo.

La cruz es conocida como Cruz del Juramento o Cruz de los Juramentos y para entender esta historia, tenemos que saber que el Archivo de Indias, fue construido en el s. XVI como Lonja de los Mercaderes y en ella, se llevaban a cabo la mayor parte de los acuerdos y negocios relacionados con el comercio americano.

Para conocer mejor el contexto histórico, volvamos un poco atrás en el tiempo y situémonos en 1492. A raíz del Descubrimiento de América, Sevilla se convierte en cabeza del monopolio del comercio con el Nuevo Continente. Esto fue debido a la creación, por parte de los Reyes Católicos, de la Casa de Contratación de las Indias en 1503. A través de esta institución se gestionarán todos los movimientos, comercio, transacciones, mercancias y personal que surge en torno al nuevo eje comercial Europa-América, dirigido desde Sevilla. La ciudad se había convertido en "puerto y puerta" de Indias, o lo que es lo mismo, el puerto y la puerta de Europa hacia el Nuevo Mundo

El crecimiento de la actividad comercial marítima y sobre todo, el aumento de los comerciantes, hicieron necesaria la creación de un sistema que garantizase el control de toda aquella "maquinaria" económica. El Consulado de Cargadores a Indias sería la institucuón encargada de ello. Se estableció en 1543, aglutinando de manera obligatoria, casi gremial, prácticamente a todos los comerciantes que tenían que ver con la Carrera de Indias.

Parte de los negocios y de los acuerdos comerciales entre ambos lados del Atlántico se cerrarán en las Gradas de la catedral hispalense (centro habitual de comercio ya desde época almohade). Esto provocaba el malestar del Cabildo catedralicio, que veía como el entorno del templo mayor de la ciudad, aparecía invadido diariamente de una masa humana, que se movia alrededor de toda esta actividad que protagonizó la vida económica de la ciudad durante el s. XVI y primera mitad del XVII. Los días de lluvia, parte de aquel gentío buscaba refugio en el Patio de los Naranjos e incluso dentro del templo, agravando aún más el malestar entre los canónigos.

El Cabildo transmitió su malestar al Emperador Carlos y años después a su sucesor, Felipe II, el cual autorizó la construcción de la antigua Lonja de Mercaderes en 1570. El edificio serviría de punto de encuentro y de sede digna donde llevar a cabo los negocios, fuera de la catedral y a cubierto en los días lluviosos.

Por la documentación existente, se sabe que la Lonja sirvió como punto de encuentro pero, el grueso de aquel movimiento mercantil; las charlas; el bullicio y el ajetreo comercial que movía todo aquel ir y venir de mercaderes, se siguió haciendo en el exterior del edificio. El interior de la Lonja se usaba poco, solo en determinados momentos y en los días en los que la climatología hacía poco propicio estar en el exterior. El nuevo edificio, diseñado en su mayor parte por Juan de Herrera, arquitecto real, y levantado bajo la dirección de Juan de Minjares, sirvió de lugar más que digno para esa Sevilla del XVI que se había convertido en uno de los centros económicos a nivel mundial.

Con el traslado a Cádiz de la Casa de Contratación en 1717, marchó también el Consulado de Cargadores y con ellos, el grueso del movimiento comercial. Acababa así definitivamente la hegemonía sevillana en el comercio atlántico; se marchaba el sueño que supuso dirigir parte del mundo durante doscientos años; se marcharon los gritos, las voces, el bullicio diario en torno a la Lonja, que fue perdiendo poco a poco su función. Tras años de estar apenas sin uso, el rey Carlos III decidió aprovechar el edificio como sede de un gran archivo donde reunir toda la documentación generada durante décadas de relaciones con el Nuevo Continente. Esa documentación se encontraba dispersa por diferentes archivos, quedando a partir de ese momento concentrada en lo que pasaría a llamarse Archivo General de las Indias, declarado actualmente Patrimonio Mundial por la UNESCO desde 1987 junto con la catedral y el Real Alcázar.

Ahora que ya sabemos mucho más sobre el lugar que al empezar el artículo, podemos hablar de la cruz, motivo de este post de hoy. La Cruz del Juramento está realizada en jaspe de color rosado y sustentándola, encontramos una peana barroca realizada en mármol. El conjunto, sencillo pero muy elegante, se rodea de una verja de hierro forjado. La diseña Miguel de Zumárraga en 1609 y donde hoy la vemos, no era su ubicación original. Cuando se realiza a comienzos del XVII, se colocó más cerca de la puerta de sur de la catedral y casi en la esquina del actual Archivo de Indias con la Plaza del Triunfo. Ahí se formaba en el s. XVI una pequeña plazoleta conocida como "Plaza de la Lonja", presidida por la cruz.

Ante ella, fueron muchos los negocios que se cerraron y los acuerdos a los que se llegaron. Bastaba simplemente un apretón de manos ante la cruz para que todo acuerdo quedara cerrado. La palabra de un hombre bastaba, el apretón de manos servía de firma y al hacerlo delante de la cruz, lo convertía en algo sagrado, fiable e irrompible.

La calle Fray Ceferino González ya no tiene mercaderes, ni delante de la cruz se hacen juramentos. Poco queda ya de aquel bullicio mercantil que dio vida a la ciudad. Quizás, si cerramos los ojos, e intentamos escuchar a aquellos viejos muros que hoy rodean la cruz, podamos aún percibir los ecos de aquellas historias ya lejanas, vividas en el lugar. Quizás cerrando los ojos podamos sentir todavía las voces; los idiomas de medio mundo; los gritos y los murmullos; los olores a especias, a río y a mar; el sonido de las carretas cargadas de plata llegando a la Casa de la Moneda; los cascos de los caballos; y de fondo, dirigiendo los compases y los coros de aquella ópera imaginaria, las campanas de la Giralda.


lunes, 29 de septiembre de 2025

Patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla

 

Patio de los Naranjos

De todo ello sólo queda hoy el hermoso Patio de los Naranjos, al que podemos acceder por la denominada Puerta del Perdón, en el eje de la nave central y el mirāb, las yeserías cubren el intradós del arco de entrada, combinando temas geométricos claramente herederos de Córdoba, con una faja central con decoración del tipo que Terrasse llamó “compacto”, lo que lleva a una fecha tardía a fines del s. XII, cuando se abandona en su opinión la palma sobre fondo liso que considera habitual en las primeras decoraciones almohade. En su origen era un espacio rectangular, de 43,60 m de ancho por 82,40 m de largo. Los lados cortos, al Este y Oeste, se componían de dos naves paralelas, prolongación de las naves laterales de la mezquita. El lado largo del Norte sólo tiene una nave, en línea con el muro exterior. Toda la obra está realizada en ladrillo, excepto los salmeres de los arcos que son de piedra. El conjunto se estructura, al igual que el resto de la mezquita, a base de arcos doblados de herradura apuntada sobre pilares cuadrados en el interior y cruciformes los que dan al patio El patio ocupa las 13 arcadas centrales y 7 en sus lados menores. El riwáq o galería del Patio es de doble nave. Los arcos exteriores tenían contrafuertes y estaban doblados. Eran de herradura tumida y con arranques en nácela. El alero está constituido por una espesa batería de modillones en voladizo cuyo ritmo solo se rompe en los estribos, donde dos se transforman en ménsulas “S”; lo único que varían los pilares del patio, dibujaron rectángulos de 43,32 m por 81, 36 m; es en su planta, los que dan a la alquibla son cruciformes, pues hay un estribo interior, y estos están doblados en poca profundidad. Los estribos delimitan el espacio de rezo, lo individualizan. El alero está constituido por una espesa batería de modillones en voladizo. Las galerías se cubrían con techumbre de madera, descritas detalladamente por A Morgado en 1587, con cubierta de tejas a dos aguas limitada por líneas de merlones en gradas. Curioso que haya naranjos pues la doctrina malikí lo prohibía; esto se debe a que se eligió otra doctrina en al-Āndalus antes de que se impusiera la malikí que aceptaba poner árboles en al-Sanh En 1196, el calīfa ordenó ensanchar el Patio, derribando las casas y tiendas del vecino Mercadillo del Clavo. Es de planta rectangular, con pórtico de arcos doblados de herradura túmidos que en los lados Este y Oeste incorporan doble galería, como se mantiene todavía en el costado contigüo a la Giralda. El tipo de pilares de acuerdo a las necesidades constructivas que desempeñan para apoyo de los arcos: de planta cruciforme en el lado Sur con estribo por dentro y por fuera, de forma de “T” en los lados Nordeste y Oeste y rectangulares sencillos en la arquería interior de los dos últimos. Todo en ladrillo, y muy próximo en estructura y elementos a los ejemplos almohade del Magreb, pero manteniendo detalles de raigambre hispano-musulmana, como la cornisa de modillones en el alero y el remate de almenas. Aunque bien conservado en conjunto, excepto el lado oeste derribado en 1617 para construir el templo parroquial del Sagrario. En el centro se halla una fuente, cuya taza visigoda y octogonal se conserva integrada en el mar de la misma de fábrica moderna. Según antigüa tradición, en esta taza fue bautizado San Hermenegildo. Bajo el suelo hay diez aljibes, restaurados recientemente, algunos de los cuales se emplearon en el s. XVII como osarios.

Las naves del lado de levante del Patio de los Naranjos se cerraron y se levantó un piso intermedio para habilitar una sede a la biblioteca de más de cinco mil volúmenes que donó el canónigo Hernando Colón, hijo del descubridor de América, y que desde entonces lleva como nombre "Biblioteca Colombina".

El exterior del Patio Las actuales gradas de la Catedral ofrecerían en el s. XII un panorama de actividad febril. Los comerciantes ofreciendo su mercancía al público que accedía a la mezquita, bien para rezar o para asistir a las clases que se desarrollaban en el Patio de los Naranjos, en aquel tiempo convertido en centro de enseñanza superior por los grandes maestros que impartían sus conocimientos en las galerías cubiertas que lo rodeaban. El exterior del Patio, muestra un simple muro almenado, ritmado por estribos, coronado con almenas escalonadas. Entre los estribos corren tres altos escalones o gradas. Por lo que sabemos cada costado del Patio poseyó tres puertas gemelas, más otra en el eje del lado mayor, llamada del Perdón. Las puertas laterales son arcos de herradura con alfíz muy alto y sin dobladura; este arco se repite al otro lado del muro, ocupando el resto de éste una bóveda de mocárabes (un tramo del riwáq conservado (lado E), el más antigüo conservado en España).



sábado, 27 de septiembre de 2025

Enterramientos en la Catedral de Sevilla

 

Enterramientos en la catedral de Sevilla

. Fernando III, rey de Castilla. Fue enterrado por primera vez en la Mezquita Aljama de Sevilla el 31 de Mayo de 1252. En su testamento dispuso ser sepultado a los pies de la imagen de la Virgen de los Reyes, en una sepultura sencilla, sin ningún tipo de estatua. A pesar de ello, su hijo, Alfonso X el Sabio, ordenó la realización de unos mausoleos para sus padres con efigies sedentes realizadas con metales preciosos y adornadas con piedras preciosas. Además de redactar unas inscripciones en castellano, latín, hebreo y árabe en las que se loa la figura de su padre. El quinto y último enterramiento del monarca fue realizado el 14 de mayo de 1729, con una gran procesión presidida por el rey Felipe V. Esta sepultura está colocada ante las gradas del altar de la Virgen de los Reyes, sobre un basamento de mampostería. Se trata de una urna de plata que permite ser abierta y así contemplar el cuerpo momificado de Fernando III. Su primera esposa la reina doña Beatriz de Suabia. Su hijo Alfonso X el Sabio.

. Fadrique Alfonso de Castilla, hijo de Alfonso XI de Castilla y Leonor de Guzmán.

  • El rey Pedro I de Castilla, su amante María de Padilla, y uno de los hijos de ambos, Alfonso de Castilla, su hijo el infante Juan de Castilla hijo de Pedro I y Juana de Castro.

  • El arzobispo Leandro

  • El arzobispo Gonzalo de Mena y Roelas.

  • El arzobispo Raimundo de Losada

  • El cardenal Juan de Cervantes y Bocanegra

  • El canónigo Mateo Vázquez de Leca

  • El beato Marcelo Spínola y Maestre

  • El cardenal José María Bueno y Monreal.

  • El cardenal Luis de la Lastra y Cuesta.

  • El cardenal Eustaquio Ilundain y Esteban. El 12 de abril de 1909, a las doce de la mañana, la Guardia Civil, reclamada por Eustaquio Ilundain y Esteban, disparó contra los vecinos de San Cristobal de Cea (ayuntamiento de Oseira) que se habían reunido delante de la iglesia del monasterio de Oseira para protestar por el traslado de un baldaquino barroco que el obispo Eustaquio Ilundain y Esteban quería llevarse a otra parte, supuestamente por razones de seguridad dado el mal estado que presentaba. El resultado fueron nueve muertes (entre ellos una mujer embarazada y una niña).

  • El Venerable Fernando de Contreras.

  • Sepulcro de Cristóbal Colón, Es obra del escultor Arturo Mélida. Sobre un basamento de rica piedra, cuatro heraldos de Castilla, León, Aragón y Navarra sostienen el féretro que guarda los restos mortales de Cristóbal Colón, cuyas cenizas fueron traídas desde la Habana a Sevilla el año 1899 y su hijo Hernando Colón (en el trascoro)


La tumba de Cristóbal Colón se encuentra en la Catedral de Sevilla desde 1899. Previamente estuvo situada en Valladolid, en el Monasterio de la Cartuja de Sevilla, en Santo Domingo y en La Habana.

La inscripción del pedestal dice así: «Cuando la isla de Cuba se emancipó de la Madre España, Sevilla obtuvo el depósito de los restos de Colón, y su ayuntamiento erigió este pedestal».

El féretro es decorativo y no posee las dimensiones del Almirante, porque los restos se encuentran en una caja en su interior una urna de plomo dorada realizada en 1795. En la tapadera de la caja pone: "Aquí yacen los huesos de Cristóbal Colón, primer Almirante y descubridor del Nuevo Mundo R.I.P.A.".

Según los últimos estudios de ADN mitocondrial realizados en la Universidad de Granada en 2006, donde se contrastaron los restos de Colón con los de su hermano mayor Diego, los restos que se encuentran en Sevilla son auténticos.

  • Gaspar Esteban Murillo, canónigo e hijo del pintor Bartolomé Esteban Murillo





viernes, 26 de septiembre de 2025

Capillas de la Catedral de Sevilla

 

Capillas de la Catedral de Sevilla

Capilla y Retablo mayor

Diseñó el retablo el flamenco Dancart, quien en el año 1482 lo empezó, trabajando en él hasta 1492, continuaron la obra, entre otros; Marco, Francisco y Bernardo de Ortega, terminandolo en 1526. el dorado y estofado del altar y de la obra escultórica corrió a cargo de Alejo Fernández.

El retablo consta de 45 compartimentos, en los que aparecen más de un millar de figuras que presentan la curiosidad de ir aumentando en tamaño, según la altura en que se halla.

Mide el retablo de frente, 18 metros y es casi cuadrado.

Dignas de la capilla mayor son las verjas que la cierran, de estilo Renacimiento, de hierro forjado y dorado. Fabricadas en la primera mitad del s. XVI, son obra de Francisco de Salamanca. De las tres verjas, la del centro consta de tres cuerpos. El primero tiene seis columnas corintias, adornadas con relieves, las cuales descansan sobre pedestales, y los intercolumnios sobre un basamento de balaustre.

Desde 1522 aparece Miguel Perrín que permanece vinculado a estos trabajos hasta 1552. En 1564 se nombra como escultor a Juan Marín. Y por último, en 1572, se nombra a Diego de Pesquera que finalizaría el trabajo en 1575

Está presidido por una talla de la Virgen del Reposo, bella imagen de la Virgen con el Niño dormido sobre su pecho atribuida a Miguel Perrin.

Debajo de ella se abre la entrada a la Cripta Yanduri, lugar de enterramiento del bilbaíno Pedro de Zubiría e Ybarra, I marqués de Yanduri y su esposa María Teresa Parladé y Heredia. (su nombre se ve en la reja) frente por frente a la Capilla Real y a la Virgen de los Reyes. El cerramiento de la capilla mayor continua por los laterales de la misma

Al girarnos nos encontraremos de frente con esta maravilla del arte universal que es el retablo del altar mayor de esta catedral. Su construcción se inició en el año 1482, y en él intervinieron Pedro Dancart, Jorge Fernández Alemán, Roque Balduque y Juan Bautista Vázquez el Viejo que la concluyó.

En la predela del retablo se encuentra la pequeña imagen de la Virgen de la Sede del s.XIII, titular y patrona de la catedral.

La rejería del altar mayor es otra belleza renacentista del s.XVI obra de Francisco de Salamanca.

Frente al altar mayor veremos la reja que cierra el coro, obra de 1523 realizada también por Francisco de Salamanca.

El cuerpo inferior está separado del superior por una zona de molduras y calados con un circulo en cuyo centro se halla el busto del Salvador. Entre las dos columnas del medio está la puerta, de dos hojas. Igual numero de columnas tiene el segundo cuerpo, y en el friso del cornisamento se representa el entierro de Cristo.

Las rejas laterales, aunque no de tanto valor, son notables por su prolija ejecución. Constan de un cuerpo alto con pilastras y remates de flameros y candelabros. Las trazó y comenzó ael conquense Sancho Muñoz, el año 1518, en unión de Juan de Yepes, y las acabó Diego de Idobro, en 1523.

Interesantes son también los púlpitos, labrados en hierro. En el del Evangelio se representan los evangelistas, y en el de la Epistola cuatro pasajes de los hechos apostólicos y del Apocalipsis, obra de Francisco de Salamanca en 1531.

Las vidrieras de esta capilla son de principios del s. XVI de estilo gótico. La del lado de la Epistola representa el Transido de la Virgen, y es obra de Juan de Jacques. La del lado del Evangelio la hicieron Juan Viván y Bernardini de Gelandia; representa la Coronación de la Virgen.

En la sacristía de este altar luce un magnifico artesonado de madera dorada, hecho en 1522 por Pedro López y Sebastián Rodríguez. Es muy curiosa la reja del lado derecho que da a la capilla real.

Las hojas de puerta de la sacristía son hermosos ejemplares del arte mudéjar de fines del s. XV. Los muros de la capilla están decorados con estatuas de barro cocido, debidas a Miguel Florentin, Juan Marín y Diego Pesquera. En el muro posterior esta la imagen de la Virgen del Reposo.


El coro

Ocupa el espacio de las bóvedas cuarta y quinta de la nave central, cercado por tres muros y de una hermosa reja, muy parecida a las de capilla mayor, obra de Sancho Muñoz. Hizo la sillería Nufro Sánchez. De estilo ojival florido, consta de 117 sillas; 67 altas y 50 bajas. Los frisos de la silleria alta son elegantes, con embutidos de maderas de colores en los respaldos. Sobre ellas corre un dosel prolongado, con remates de torrecillas y estatuitas.

Las sillas bajas del lado del Evangelio tienen en el friso, tallados, pasajes del Nuevo Testamento, y las del lado de la Epístola reproducen escenas del Antiguo. De gran mérito, aunque de época muy posterior, es el reclinatorio de la silla arzobispal, con la grandiosidad de su traza y por el buen gusto de su ornamentación.

El facistol, de madera y bronce, de gran mérito, fue terminado en 1565. es debido a los escultores Juan Bautista Vázquez, Juan Marín y Francisco Fernández y fundido por Bartolomé Morel.

Los órganos, de gusto barroco, construido por Jordi Bosch y Bernat quedaron destrozados por el hundimiento de 1889, y considerado uno de los mejores del mundo, y el actual siendo construido por Aquilino Amezúa en 1901 y restaurado por Gerhard Grenzing en 1996.


Capillas junto al coro.

Llamadas de los Alabastros, en razón a este material que los reviste. Se abren en los muros laterales del coro, dos a cada lado, son de estilo ojival, transición al Renacimiento. Su traza se debe a Diego Riaño, 1528

Las del lado de la Epistola son las de la Encarnación y de la Concepción,. El relieve del altar de la primera, es de Martínez Montañéz, como asímismo la hermosa escultura de la Pureza.

Las capillas del lado del Evangelio están dedicadas; una a San Gregorio, y otra, a la Virgen de la Estrella, de estilo italiano del s. XVI´.

La capilla mayor y el coro, separadas por el crucero, cuyas bóvedas son las más altas del templo, llegando a alcanzar los 37 m. Por detrás de la capilla mayor se encuentra la cabecera del templo con la Capilla Real y detrás del coro se encuentra el trascoro y el hastial


Trascoro.

Fue realizado por Miguel de Zumárraga en estilo barroco, lo diseñó en el año 1619 y tras permanecer diez años paradas las obras, se finalizaron en 1635. Fue construido en valiosos y vistosos materiales como mármoles y jaspes. Está adornado con relieves y bustos de bronce presididos En el altar existe una buena pintura de la virgen de los Remedios, de clara influencia italiana, y debajo de ella, en el basamento, un lienzo de Pacheco, con la entrega de Sevilla a san Fernando, 1634


Capilla Real

Situada a la cabeza de la nave central, esta capilla era la cabecera también de la mezquita musulmana, que cuando fue consagrada tras la conquista cristiana. Sigue en importancia a la capilla Mayor, ocupando el sitio del ábside del templo. Su estilo es plateresco, y la traza se debe a Martín Gainza, aunque no pudo terminar las obras a causa de su fallecimiento, 1555, sucediendole Fernán Ruiz, que tampoco las pudo terminar, finalizandola, en 1575 Juan de Maeda, discípulo de Diego de Siloé. En el altar de la capilla veremos la imagen de la Virgen de los Reyes una talla gótica de una Virgen sedente, patrona de Sevilla, el cuerpo de Fernando III y los restos de otros individuos de la familia real se trasladaron a este recinto en 1579.

Mide esta capilla 28 metros de longitud por 15 de latitud y 29 de alto, hasta el anillo, de la linterna. La entrada, es un arco de 87 pies de elevación, con el mismo ancho que tiene la nave mayor de la Catedral. Está adornada con 12 estatuas de piedra, del tamaño natural, que representan reyes de Viejo Testamento.

Forma la techumbre una elevada cúpula, en la cual aparecen en relieve cabezas de reyes.

Con una cubierta de cúpula semiesférica y linterna realizada entre 1567 y 1569 por Hernán Ruiz el Joven. Es de notar la hermosa concha que cierra el presbítero, que, empezando en la cornisa, termina en la media naranja. En los canales de la concha hay ángeles mancebos, y sobre ellos, querubines y serafines.

Los muros están divididos en siete compartimientos por ocho grandes pilastras. En el central está el retablo con la Virgen de los Reyes, escultura de madera, del s. XIII.

Al pie de las gradas del altar, se conserva, en riquísima urna de plata sobredorada, obra de Juan Laureano de Pina, el cuerpo de Fernando III, de estilo barroco.

A los lados de la puerta, en sendos sepulcros, se conservan los restos de Alfonso X y Beatriz de Suavia.

En la cripta, modernamente restaurada, se guardan los restos de Pedro I de Castilla y de los hermanastros, los infantes Fabrique, Alonso, Pedro y María de Padilla, para que ni muerto lo dejen en paz.

En el altar está la efigie en marfil, del s. XIII, la Virgen de las Batallas, así como la espada atribuida a Fernando III.

La rejería que cierra la capilla es una belleza, con el rey recibiendo las llaves de Sevilla, obra de 1775 de Sebastián van der Borcht.


- Capilla de San Pedro

A continuación veremos la Capilla de san Pedro, con un bello retablo obra Diego López Bueno, hombre muy polifacético pues fue arquitecto, escultor y entallador, mientras que las seis pinturas son obra de Francisco de Zurbarán realizadas en 1630, todas excepto la del ático que es mas moderna destacando, que representa al Padre Eterno, la central, que es una bellísima Inmaculada, una de las mejores que salió de sus pinceles. También dos cuadros de san Pedro Papa y las lágrimas de San Pedro son excepcionales.


- Capilla Virgen del Pilar, situada al lado de la Puerta del Lagarto.

En el muro una vidriera de Arnau de Flandes 1553. Entrada en Jerusalén y una alegoría a la Caridad.

En el retablo principal una escultura de barro cocido de la Virgen con el Niño, de Pedro Millán.

El retablo lateral ofrece en su centro una imagen de san Antonio y a los lados Santa Inés y san Antonio.


- Capilla de los Evangelistas; nueve tablas pintadas por Hernando de Sturnio 1555. de los cuadros que forman el retablo, es muy curioso el de las Santas Justa y Rufina, en él se ve la torre de la Catedral, antes de la obra que le adicionó Hernán Ruiz.

- Capilla de las Doncellas; su verja forjada en 1579. Retablo representa un gran relieve figurando la Anunciación, de Cristobal de Morales. La vidriera, representando a la Virgen, de Arnau de Vergara

- Capilla de san Francisco; retablo, un lienzo de grandes proporciones de Francisco Herrera, el Mozo. 1657, “Triunfo de san Francisco”. La vidriera es una de las muchas de Arnau de Flandes. - Capilla de Santiago; retablo, lienzo pintado por Juan de las Roelas. 1609 “Santiago en la batalla de Clavijo”. Existe en esta capilla un valioso altorrelieve de la Virgen con el Niño, terracota esmaltada, obra de Andrea della Robia.

- Capilla de la Scala; “la visión de san Antonio de Padua”, de Bartolomé Esteban Murillo. La pila bautismal de grandes proporciones 560x369, es de mármol blanco con ángeles danzantes en relieve. - Capilla de san Antonio, de todos los lienzos de Murillo guardados en la Catedral, “San Antonio”, es el mayor, 5,60 x 3,30. Sobre este lienzo hay otro del mismo autor, que representa el bautismo de Cristo, pintado por los años 1667. La vidriera es barroca, ejecutada por Juan Bautista de León 1670

- Capilla de los Jácome de Linden o de las Angustias; “La Piedad” de Juan de Roelas. Altar de la virgen de la Alcobilla; Virgen de barro cocido y policromado de pequeño tamaño 30

- Capilla de san Leandro: del año 1733, la reja que protege la capilla fue fabricada en 1733 por los maestros Francisco de Guzmán y Francisco de Ocampo el Menor. “San Leandro” talla del escultor Pedro Duque Cornejo.

- Altar del Niño mudo, recibe dicho nombre por una imagen del Niño Jesús en actitud concentrada y silenciosa.

- Altar de la virgen del Consuelo, del pintor Alnso Miguel de Tovar

-Altar del Angel de la Guarda, guarda lienzo original de Bartolomeé E. Murillo. - Altar de la virgen del Madroño, escultura de piedra policromada de Lorenzo Mercadante de Bretaña.


- Capilla de la Concepción Grande, esta capilla sirvió primitivamente como lugar de enterramiento de los caballeros que acompañaron a Fernando III en la conquista de Sevilla. La preside un soberbio retablo barroco trazado y ejecutado por el arquitecto y ensamblador Martín Moreno en 1656. Las imágenes son obra de Alonso Martínez, excepto el Cristo crucificado conocido como Cristo de San Pablo, talla anónima de otro retablo del s.XVI

En el primer cuerpo la imagen central es la Inmaculada Concepción y las laterales corresponden a san José y san Pablo.

En esta capilla estaba un cuadro del nacimiento de la Virgen de Murillo que robó el felón de Soult y hoy luce en el Louvre.

Y por último veremos el altar de Santa Justa y Rufina con una destacada escultura de las santas que fue realizada en 1728 por Duque Cornejo.


- Capilla de los Dolores; la Dolorosa, un busto tallado por Pedro de Mena. --Sacristía de los Cálices; crucifijo, llamado de la Clemencia o de los Cálices de Juan Martínez Montañes. Pinacoteca; “San Fernando”, de Murillo, “La Sagrada Familia” de Murillo, “La liberación de san Pedro”, de Juan Valdes Leal, “Santa Justa y Rufina”, de Goya, “La Gloria” de Tintoretto, “Adoración de los Magos” de Alejo Fernández, “Virgen del Rosario” de Zurbarán. “Inmaculada” de Miguel del Cid, “Cristo en brazos del padre eterno”, de Luis Tristán, “Virgen del Pozo santo”, de Pedro Pacheco.


- Capilla de la Antigua Después de la capilla rel, es la mayor del Tempo, tiene la altura de las segundas naves y la mitad más que las demás capillas. En el altar se venera la imagen de Nuestra Señora de la Antigua, pintura mural que puede considerarse como la primera, en el orden del tiempo, de las que guarda la ciudad. La imagen, de tamaño mayor que el natural, está en pié, con el Niño en brazos; la coronan tres ángeles y, a la izquierda una mujer arrodillada. Pintada sobre un muro, el 18 de noviembre de 1578 fue colocada donde hoy se venera. El retablo, de ricos mármoles y adornos de plata, consta de dos cuerpos. En el primero, a los lados de la Virgen, están San Joaquín y Santa Ana, esculturas de mármol. En el segundo hay tres estatuas, también de mármol; el Salvador, en el medio, y san Juan y el Evangelista a los lados, rematando el altar con las Virtudes teologales, de Duque Cornejo.

Notable es el sepulcro del cardenal Diego Hurtado de Mendoza, erigido por sus hermanos Diego e Iñigo, conde de Tendilla, en 1509, obra de Miguel Florentin, de estilo Renacimiento. La verja de la capilla, de gran mérito, ocupa casi todo el arco; tiene ricos adornos y bellas figuras. La empezó fray Francisco de Salamanca y la terminaron el granadino Juan López, su hijo y su yerno 1568. en el presbítero luce una valiosa baranda de plata, obra del artista Alexandre, cuya marca ostenta. El sagrario y los atriles son también de plata, labrados en 1604. Notable es la puerta del presbítero, de ébano, concha y bronce. La vidriera es moderna y de escaso mérito, reproduce el pendón de la ciudad.


- Capilla de San Hermenegildo; escultura de madera policromada de Bartolomé García de Santiago. Sepulcro del cardenal Juan de Cervantes, ojival, labrado en alabastro, de Lorenzo de Mercadante de Bretaña 1458. Es, sin dura, el monumento funerario de más mérito artístico de la Catedral, aparece sostenido por cuatro leones, y en las cuatro fachadas dos ángeles soportan los escudos del cardenal, cuya estatua, vestida de pontifical, yace encima de la urna sobre un rico paño de brocado, la cabeza sobres dos almohadas y a los pies una cierva recostada. La vidriera, de fines del s. XV, es obra de Cristóbal Alemán y representa cuatro santos obispos.


- Capilla de San José; retablo de mármoles y bronce de corte neoclásico 1785-1800. Digno de ver en ella el cuadro de Valdés Leal, pintado en 1667, que representa los desposorios de Nuestra Señora. La vidriera, sobre la puerta, es notable, de transición del estilo gótico al Renacimiento, de fines del s. XV. Obra de Cristóbal Alemán. El mausoleo que se ve en la capilla es del cardenal Tarancón s. XIX


- Capilla de Santa Ana o del Cristo de Maracaibo; retablo con 14 tablas de pintores sevillanos. La pintura del Crucificado es anónima, y el altar, obra de Joaquin Bilbao. En el muro de los pies de la capilla está el sepulcro del cardenal Luis de la Lastra y Cuesta, obra de Ricardo Bellver.


- Capilla de San Laureano, fue la primera capilla que se empezó al construir la Catedral. A los pies de las gradas está la losa sepulcral del patriarca de Constantinopla, Alonso de Exea 1417. Siguen dos altares. El primero luce ocho tablas debidas a Luis de Vargas. La del centro, que es la más notable, representa la Adoración del Niño Jesús por los pastores. En el segundo se admira una curiosa escultura del s. XV, con la efigie de la Virgen de la Cinta.


- Capilla de San Isidoro; Forja del s. XVIII

- Altar de la virgen de la Cinta; Junto a la puerta de san Miguel. Escultura de barro cocido

- Altar del Nacimiento; protegido por una verja plateresca, contiene ocho tablas y está dedicada al nacimiento de Cristo, pintura del pintor sevillano Luis de Vargas.


Lado SUR.

- Capilla de San Lorenzo; la primera en construirse, en el s. XVIII experimentó una renovación profunda, con ostentoso despliegue salomónico, se dedicaron nuevas bóvedas con pinturas de Lucas Valdes. Cinco lienzos de Matías de Artiaga con pasajes de la vida y martirio de san Laureano, vidrieras renacentistas de san Leandro y san Isidoro.


- Capilla de las Granadas; primera entrando por Patio de los Naranjos o Giralda, en primer lugar a la derecha. - Altar de la Asunción del s. XVI, relieve de la Asunción de la virgen. - Pintura, San Ildefonso, autor Alonso Vázquez en 159 - Altar de la Magdalena, situado al otro lado de la puerta - Aparición de Cristo a la Magdalena y a los lados los donantes Pedro García de Villadiero y su esposa

Sobre la Puerta de Palos hay varios cuadros de san Sebastián vestido y con las saetas en las manos, pintado por Antonio de Alfian.

En lo alto del muro hay una vidriera representando a san Sebastián, obra de Arnau de Verguera 1535.



jueves, 25 de septiembre de 2025

Puertas de la Catedral

 

Portadas de la Catedral de Sevilla

La Portada Principal o de la Asunción o Puerta del Perdón Nueva, se encuentra situada en el centro de la fachada que da a la avenida de la Constitución. No se llegó a labrar en el momento histórico en que se construyó la Catedral, permaneciendo inconclusa durante siglos, hasta que en 1.827 el Cardenal Cienfuegos y Jovellanos decidió su remate, que no terminó el Maestro Mayor de la Catedral, Fernando de Rosales, hasta seis años más tarde.

El gran arco ojival está sobre las arquivoltas, 39 magníficas esculturas de santos y apóstoles a tamaño natural, sobre pedestales y bajo doselete, entre las que se observan las de san Pedro, san Pablo, Santiago el Mayor, san Andrés, san Juan Evangelista, Santiago el Menor, etc. Esta puerta principal quedó reservada para las visitas protocolarias de los monarcas y las entradas solemnes de los arzobispos.

En ella comienza, además, el Camino de Santiago por la Ruta de la Plata o Camino Mozárabe, que conecta la zona occidental del sur peninsular con Santiago de Compostela.


Portada de San Miguel o del Nacimiento, también en la avenida de la Constitución, más cercana al Archivo de Indias. Está situada en el lugar de un acceso anterior cuyo nombre desconocemos y frente al antiguo colegio de San Miguel, primer establecimiento de carácter universitario de esta ciudad, fundado por Alfonso X el Sabio, y cerca del arquillo del mismo nombre que existió hasta 1.762. Es llamada “del Nacimiento” porque en la portada se incluye la representación del Nacimiento de Cristo.

Es gemela de la Puerta del Bautismo. Construida en el s. XV, se encuentra decorada con esculturas de terracota entre las que destacan las de san Laureano, San Hermenegildo y los Cuatro Evangelistas, ejecutados por Millán. El motivo central y el resto de imágenes son debidas a Lorenzo Mercadante de Bretaña. Ésta es la vía de acceso actual (2.011) de las procesiones de Semana Santa al templo catedralicio en su recorrido por la carrera oficial.


La Portada del Bautismo, en la avenida de la Constitución, es la más cercana a la calle Alemanes. Construida en el s. XV, se encuentra decorada con la representación del relieve del Bautizo de Cristo en el tímpano. De estilo gótico, en las arquivoltas se disponen personajes del Antiguo Testamento, siendo las esculturas mas importantes las de las jambas laterales situadas sobre ménsulas y bajo doseletes, donde aparecen, a tamaño natural, las figuras de santa Justa, santa Rufina, san Leandro, san Isidoro, san Fulgencio y santa Florentina; son obras de barro cocido que originariamente estuvieron policromadas; su calidad es excepcional y fueron realizadas por Lorenzo Mercadante de Bretaña entre 1.464 y 1.467. Los ángeles y siete profetas, así como las figuras del tímpano son debidos al escultor Pedro Millán.

La portada del Bautismo ocupa el mismo lugar que tuvo la Puerta de Consolación desde 1.248. Constituía el ingreso que conducía a los fieles hacia la pila bautismal en la mezquita-catedral, al altar mayor de este templo y también tuvo gran importancia en el contexto de algunas ceremonias, ya que por ella entró en la Catedral el infante don Fernando de la Cerda en 1.407 cuando vino a recoger la espada de Fernando III para que le sirviera de talismán en la batalla de Zahara.


Una al sur, que da a la Plaza del Triunfo:

La Puerta de san Cristóbal o del Príncipe, de estilo neogótico, es la que coincide con el brazo sur del crucero, frente al lateral del archivo de Indias, en la calle Fray Ceferino. Fue proyectada por Adolfo Fernández Casanova y terminada en 1.917, aunque su primer diseño fue realizado por el arquitecto Demetrio de los Ríos en 1.866. Actualmente (2.011), delante de esta puerta, está situada una réplica a tamaño real del «Giraldillo».


Puerta de la Concepción. Comunica la Catedral con el Patio de los Naranjos. También el diseño fue realizado por Demetrio de los Ríos y proyectada y finalizada por Adolfo Fernández Casanova en 1.895, También de estilo ojival florido, esta decoradas con un altorrelieve en el tímpano que representa la Concepción y con estatuas de barro cocido


En la facha del oriente se abren:

Puerta de Palos. Gemela de la anterior, es conocida también como Puerta de la Adoración de los Magos, por el relieve con este tema que se encuentra en su tímpano, modelado por Miguel Florentín hacia 1.520. El nombre de «Palos» es más popular, y se debe a las verjas de madera que la separaban del adyacente Corral de los Olmos, donde antiguamente se situaron algunas dependencias del Cabildo Catedralicio.luce en el timpano un altorrelieve con la entrada de Jesús en Jerusalén, y en los lados varias esculturas, obras de Miguel Florentín.

Es muy popular entre la ciudadanía, porque por ella salen de la Catedral las Hermandades durante la Semana Santa, así como la Virgen de los Reyes cada 15 de agosto.


Puerta de La Campanilla. Antiguamente, la puerta estaba dedicada a san Mateo por la proximidad a la capilla de este Evangelista y, aunque su advocación actual es la de la “Entrada en Jerusalén”, se le denomina popularmente como “de la Campanilla”, que era el nombre de un postigo ubicado cerca y que fue derribado a fines del s. XVIII. El apelativo lo recibía por una esquila, actualmente en la parroquia catedralicia de san Sebastián, que convocaba a los obreros de la fábrica. En la actualidad se accede por su atrio a la Capilla Real mientras está funcionando la visita cultural.

Se sitúa entre la Capilla Real y la Sala de Ornamentos, en el muro de levante de la Catedral, y fue construida por Juan de Hoces hacia 1.480. Su imaginería se compone de la Entrada de Cristo en Jerusalén en el tímpano, así como seis profetas en las jambas de la puerta y cuatro ángeles en la parte superior, talladas entre 1.522 y 1.523 y se han atribuido a Lope Marín y a Miguel Florentín, aunque últimamente se está barajando la posibilidad de que fueran obras del francés Michel Perrín.


Puerta Vieja, de la Granada o exterior del Lagarto. Comunica la Plaza de la Virgen de los Reyes con la parte cubierta del Patio de los Naranjos; es la de más simple decoración. Actualmente sólo se puede acceder al Patio de los Naranjos desde la Catedral a través de la Puerta de la Concepción y salir por la Puerta del Perdón, por lo que esta puerta permanece cerrada. Las puerta de entrada al Patio tuvieron decoración de yeserías, se conservan restos del borde festonado o con lambrequines y bóveda de mocárabes en el tramo de acceso a la galería, como la existente en la llamada Puerta del Lagarto, junto a la Giralda. Dignas de admiración son los dos grandes batientes de sus puertas, de madera de alerce revestida de chapas de bronce, cuya sobria decoración de lacería deja en sus interespacios una delicada labor de atauriques mezclada con máximas del Corán en caracteres cúficos.


El lagarto de la catedral

El cocodrilo (o como lo conocemos aquí, "el lagarto") de la catedral de Sevilla. Tenemos que remontarnos a la Sevilla de Alfonso X el Sabio, a la ciudad recién conquistada a los sevillanos musulmanes, a la nueva ciudad mayor de Castilla.

Una amplia comitiva saldría de Egipto hacia la Península Ibérica cargada de presentes, con el objetivo de llegar a Sevilla y pedir, en nombre del sultán, la mano de Berenguela, hija de Alfonso X. El pretendiente sería el primogénito del sultán egipcio, Al-Malīk Az-Zahīr entre 1260 y 1277.

Berenguela nació en Sevilla en 1253 y fue la heredera al trono de Castilla hasta el nacimiento de su hermano, el infante Fernando de la Cerda, e ingresó finalmente como religiosa en el monasterio de Santa María de las Huelgas de Burgos.

Tras semanas de viaje, la comitiva llegó a Sevilla con exóticos regalos como un cocodrilo del Nilo, un colmillo de elefante y una jirafa, queriendo impresionar a Alfonso X con estos animales, símbolos de la riqueza y el poder de su lejano reino. El monarca agradeció los presentes pero rechazó la pedida de mano.

Tras la muerte del cocodrilo, el animal se disecó para ser expuesto hasta que siglos después, ya en el s. XVI y debido a la mala conservación, sería sustituido por una copia realizada en madera. Junto a él se exhiben el colmillo de elefante, el freno de hierro que supuestamente traía la jirafa y una especie de vara que para unos era un cetro y para otros una fusta con la que dirigir al domesticado animal. De todos ellos, evidentemente lo que más llama la atención por original, es el reptil. Sevilla no es ciudad donde abunden los cocodrilos y aquellos sevillanos de siglos anteriores no habían visto nunca ninguno. Es por ello que la gente lo denominara"lagarto" y con ese nombre ha llegado hasta nosotros.


La Puerta del Perdón (nombre que recibirá ya en época cristiana 1407).

La primera fecha en la que está datada esta puerta es en el año 1196 cuando la ciudad es conquistada por los almohades en el año 1147, levantarán una nueva Mezquita Aljama (mezquita principal), de un tamaño muy superior a la anterior ´Umar ibn ´Adabbās (que siguió funcionando como mezquita hasta la conquista cristiana). El nuevo edificio sería más digno para la capital del nuevo Imperio. Con ella se construirá el alminar que, siglos después, se convertiría en la Giralda.

La Puerta del Perdón era por tanto la entrada (y fachada) principal de la gran mezquita, la que daba acceso al patio de abluciones para posteriormente, entrar en la enorme sala de oración. Al ser conquistada la ciudad por los cristianos en 1248, la mezquita pasa a usarse como catedral, conservando el edificio y modificando solamente su orientación. En lugar de rezar mirando al sur, los cristianos lo harían mirando hacia el este. Durante el s. XV, el edificio almohade se iría destruyendo a la vez que se levantaba la actual catedral gótica.


La mezquita se encontraba junto con el Alcázar, dentro de un segundo recinto amurallado, justo en el extremo sur de la ciudad. Por tanto, como ha ocurrido en tantas ciudades históricas, la parte civil estaba separada de la religiosa y de la regia, la Puerta del Perdón sería ese punto donde la ciudad "pública" y la "privada" se unían.

La puerta estaba concebida a modo de torreón cuadrangular, de cierto carácter militar y defensivo, en cuyo interior, tres arcos de herradura apuntados daban acceso al patio de abluciones. La portada original tendría como remate una azotea, con un pretil de merlones de gradas, de los que aún se conserva uno original y fragmentos de otros dos.

Lo que más destacaría sin duda, eran las dos hojas batientes de la puerta, conservadas in situ y que son una verdadera joya. Datan de inicios del s. XIII, tienen una altura de 7,24 metros y cada hoja de la puerta mide de ancho 1,97 metros. Están hechas de madera de cedro y forradas en bronce, con una decoración a base de hexágonos alargados, que contienen temas florales y letreros en cúfico florido y octógonos inscritos en estrellas de cuatro puntas. Se sabe que la puerta estaba policromada, al menos en parte, usando el rojo para destacar relieves e inscripciones.

Son de admirar los dos grandes batientes de sus puertas de alerce, revestido de chapas de bronce, con dos magníficos aldabones de bronce fundido y cincelados, con bellísima labor de atauriques calados, cual si fueran encajes o filigranas, cuyos originales se exponen en el interior de la catedral, en una de las cámaras de subida a la Giralda. Las que vemos en la puerta son copias realizadas en 1982. En las aldabas también aparecen inscripciones procedentes del Corán, así como en las bandas que rodean los largueros de ambos batientes, perfilando ambos rectángulos. - Aldabón izquierdo: “Entran allí en los jardines y fuentes pacíficamente salvados. Nosotros habíamos arrancado de sus pechos lo que existía de rencor. Estarán fraternalmente sentados sobre divanes, cara a cara. Ninguna pena les tocará, y de allí no serán expulsados nunca”.
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Aldabón derecho: “En unos oratorios que Dios permitió elevar y en los cuales su nombre era invocado. En ellos glorifican a Dios, en el aurora y en el crepúsculo, unos hombres a los que ni el negocio ni el trueque distraen de la invocación a Dios y el cumplimiento de la oración” (Corán, surat al-Nur: 24, 36-37).

Sobre la azotea, ya en época cristiana y en estilo mudéjar, se levantaría una cámara con cinco ventanas que abren al interior del patio, donde se sabe que hasta al menos 1496, esta cámara la formaban dos habitaciones que se alquilaban. Del s. XV son también las yeserías que la decoran, siendo por tanto mudéjares, realizadas ya en época cristiana. Durante el tiempo que el edificio sirvió como catedral, antes de la construcción del edificio gótico, la Puerta del Perdón ejerció también de fachada principal del templo mayor sevillano, algo que se prolongaría hasta la conclusión de las obras en el XVI.