martes, 30 de diciembre de 2025

TEMPLETE DE LA CRUZ DEL CAMPO

 

Templete de la Cruz del Campo

Llamado popularmente, "El Templete", es una cúpula sostenida por columnas y arcos ligeramente apuntados en cuyo interior, y abierto al público, se guarda una cruz que se yergue sobre una columna.

Su fecha de construcción es dudosa siendo datado por unos el año 1380, cuando lo edificaron los hermanos de la cofradía o hermandad de los negritos llamada Nuestra Señora de los Ángeles (existente desde el siglo XIV y fundada por el arzobispo Gonzalo de Mena y Roelas) situando en su interior una modesta cruz de madera.

Según otras fue en 1482, siendo responsable de tal hecho el corregidor de Sevilla, Diego de Merlo (según indica en la cúpula del Templete) pero también se elucubra que el corregidor realizó solo una reforma que sustituiría la cruz de madera por una de piedra y la cubriría con el templete mudéjar. De inconfundible estilo mudéjar, la vetusta cruz de madera se cambió por la actual cruz de mármol se atribuye a Juan Bautista Vázquez «El viejo», tallada con las imágenes de Cristo y María en el año 1571

Fadrique Enríquez de Ribera, I marqués de Tarifa, III conde de los Molares, Adelantado mayor de Andalucía y señor de Alcalá de los Gazules compró el Humilladero a los frailes de San Benito Abad en la lejana época de 1536, desplazando la cruz hasta aquel lugar para hacerla coincidir con la distancia recorrida por Jesús durante su Pasión hasta el monte del Calvario o el Gólgota en las afueras de Jerusalén –al menos eso cuenta la leyenda–. Así pues, la distancia que hay entre la conocida Casa de Pilatos de Sevilla -desde la capilla de las flagelaciones, en la calle Águilas- y este lugar marcaría la distancia exacta que caminó Jesucristo hasta el lugar de su crucifixión y muerte. A partir de ese momento fueron varias las hermandades de Sevilla que hacían la estación de penitencia al Humilladero de la Cruz del Campo. No sería hasta 1604 cuando el cardenal Niño Ladrón de Guevara decidiera que la estación de penitencia se hiciera a la Catedral de Sevilla y las ubicadas a la otra orilla del río, a la «catedral» o iglesia de Santa Ana.

El vía crucis al Templete de la Cruz del Campo constaban de catorce estaciones a lo largo del camino hacia él, distando una distancia de unos dos kilómetros –antaño la distancia recorrida era de 997 metros, era en tiempos de Fadrique Enriquez de Rivera, en 1521–. En cada estación se representaba una escena de diferentes momentos de los vividos hacia el año 33 en la Jerusalén de la época, teniendo como protagonista al Nazareno, al llamado rabí de Galilea. Cada parada en ese camino de sacrificio, oración y penitencia estaba marcado por un azulejo, al estilo sevillano, donde se indicaba el número de estación y el momento recogido en aquella parada según su analogía con la Pasión de Cristo.

lunes, 29 de diciembre de 2025

HUEVO DE COLÓN

 

Huevo de Colón

El parque tiene su origen en los viveros que se colocaron en este lugar para abastecer de plantas a la Expo 92 y para aclimatar las plantas que llegaban de todo el planeta con destino a la muestra. Tras finalizar la exposición, se arregló como parque, con una superficie de unos 148.000 m².

Es la mayor escultura de bronce que hay en España, con una altura de 32 metros dentro de un huevo de 45 metros de altura. Es obra del escultor ruso de origen georgiano Zurab Tsereteli de 1995. Fue una donación del Ayuntamiento de Moscú a la ciudad de Sevilla.

El conjunto llegó por mar hasta la ciudad de Santurce, desde donde fue trasladada por carretera hasta Sevilla en siete camiones tipo tráiler y dos vehículos especiales para las piezas de mayores dimensiones.

El conjunto representa un gran huevo formado por las velas de las naves del almirante, en cuyo interior, se sitúa una estatua de Cristóbal Colón, el cual sostiene un mapa desenrollado desde una mano a otra, y sobre el cual, se disponen las tres carabelas.


domingo, 28 de diciembre de 2025

MONASTERIO SANTA MARIA DE LAS CUEVAS

 

Monasterio de Santa María de las Cuevas

El Conjunto Monumental de Santa María de las Cuevas, situado en la margen derecha del Guadalquivir, en la isla de la Cartuja, abarca en sus cercas un área de 11 ha. y una superficie construida de 3500 m2.

Los almohades en el siglo XII le dieron uso ubicando en el lugar hornos alfareros de cocción aprovechando su situación junto al río y dada la existente abundancia de arcillas que la extraían labrando cuevas (más tarde continuarían con la extracción de arcilla también los alfareros de Triana). Una leyenda de alrededor del año 1248 (fecha de la conquista castellana de Sevilla) cuenta que se halló una imagen de la Virgen María en una de las cuevas (supuestamente escondida durante la época musulmana). En esta zona se construyó la ermita Santa María de las Cuevas, en la que se situó esta imagen

A finales del siglo XIV el arzobispo Gonzalo de Mena y Roelas entregó la ermita de las Cuevas a los franciscanos, que comenzaron las gestiones para fundar un monasterio en este lugar.

La Orden de los Cartujos fue fundada el alemán Bruno de Colonia en el siglo XI en el valle de Chartreuse, cerca de Grenoble, Francia. Ruy González de Medina, caballero veinticuatro de Sevilla y tesorero de la Casa de la Moneda, había conocido a la Orden de los Cartujos en el monasterio de El Paular, provincia de Burgos, cuando estaba en la corte de Juan I de Castilla. González aconsejó al arzobispo de Sevilla, Gonzalo de Mena y Roelas, que promoviese la instalación de esta orden en la ciudad. El arzobispo contó con la autorización de la orden en 1398. En el 1400 vinieron de el Paular los cartujos Juan Carrillo, Juan Fernández Gallego, Juan de Orduña, Toribio de Madrigal y el lego Juan de Soria. El arzobispo les entregó la ermita de las Cuevas y adquirió para ellos heredades y bienes por valor de 20.000 doblas moriscas.

En el 1400 el arzobispo llegó a un acuerdo con los franciscanos, a los que, a cambio de la ermita, les fueron entregados un templo en San Juan de Aznalfarache, que había sido iglesia parroquial, y la Iglesia de San Juan de Moraniña, en la localidad de San Juan del Puerto, del condado de Niebla.

En 1401 los cartujos tomaron posesión de la ermita. El arzobispo entregó al fraile regidor, Juan Fernández, fondos para los primeros gastos y la compra de algunos terrenos. Ese año el arzobispo murió sin testamento y sus bienes pasaron a la curia romana. Había dejado a su albacea y familiar Juan Martínez de Vitoria, canónigo de la catedral de Sevilla, 30.000 doblas de oro para este monasterio. En 1402 el cabildo de la ciudad otorgó al monasterio una carta de vecindad. La fundación fue aprobada en 1404 por Benedicto XIII, que le donó 5000 doblas de oro y ornamentos eclesiásticos. En 1407 la suma de 30.000 doblas del albacea del anterior arzobispo fue incautada por el infante Fernando de Antequera, para sus campañas militares de la conquista. Los frailes solicitaron la devolución del dinero, solicitando su mediación al papa. El 23 de abril de 1409 el papa Benedicto XIII solicitó que se le otorgase al monasterio los tercios reales de los diezmos de las vicarías de Sanlúcar la Mayor, Aznalcázar y Constantina, lo que fue aceptado por los reyes. Ese mismo año el papa donó a este monasterio 1.000 florines. En 1410 el cabildo de la ciudad le dio al monasterio 3.000 maravedíes como limosna.

Per Afán de Ribera el Viejo, adelantado y notario mayor de Andalucía, asignó rentas perpetuas de productos agrícolas al monasterio y subvencionó la construcción de la iglesia a cambio de tener en ella enterramiento para él y para su familia.

El monasterio también contó con aportaciones de otras personas piadosas y muchos de sus monjes pertenecían a linajes ricos de la ciudad. (Mena, Ribera, duque de Veraguas).

En 1513 consta que el monasterio tenía: viñedos en Dos Hermanas, Alanís, Alcalá del Río, Camas y Sevilla; huertas en Alcalá de Guadaíra, Alcalá del Río y Gelves; olivares en Camas, Santiponce y San Juan de Aznalfarache; cultivos de cereales en Camas, Carmona, Alcalá del Río, La Rinconada y Cantillana; y herededades y donadíos en Cambogaz (Camas), Casa Rubia (Alcalá del Río), Esteban de Arones o "Esteñadarenes" (San Juan de Aznalfarache), Alcalá del Río, Camas, Sevilla y Casaluenga (La Rinconada).

En este convento fue fraile Juan de Padilla, autor de Retablo de la vida de Cristo (1505), uno de los libros que tenía santa Teresa de Ávila en su juventud.

En 1526 Carlos V visitó Sevilla con motivo de su boda con Isabel de Portugal. El emperador visitó este monasterio y donó su altar portátil, que estuvo en la sacristía. Felipe II pasó aquí tres días en mayo de 1570. El 4 de marzo de 1642 Felipe IV visitó el monasterio. En la iglesia leyó los epitafios de los Ribera y se cantó un solemne Te Deum.

Benito Arias Montano, erudito del siglo XVI, estuvo muy unido a este monasterio, donde tuvo varios retiros religiosos. En su testamento le legó su biblioteca y otros bienes. También fue visitado por santa Teresa de Jesús.

La cercanía del inmueble al río hizo que padeciera las riadas de 1485, 1595, 1603, 1626 y 1784.

La Cartuja tuvo 2 hospederías: una en el exterior del edificio dando a la huerta Chica, hoy escritorios de la antigua fábrica de loza, donde se acogía a los parientes de los frailes, a los que iban de camino y a los peregrinos que se iban allí para hacer prácticas de piedad o ejercicios espirituales, y otra, en la que los monjes tenían dispuestos algunos departamentos con hermosos salones, que se encontraba cerca de la biblioteca y alojaba a personas de calidad, hombres de estudio y artistas. En esa fue donde Felipe II residió cuando visitó el monasterio, donde pintaron cuadros Francisco de Zurbarán cuadros y Francisco Pacheco y donde el entallador Pedro Duque Cornejo realizó algunas obras. Probablemente allí fue también donde Colón residió durante las largas temporadas que pasaba en Sevilla.

El terremoto de Lisboa de 1755 afectó gravemente al edificio.

El 24 de enero de 1810, al acercarse las tropas francesas a la ciudad, los frailes embarcaron algunos objetos de valor hacia Cádiz para evitar que fueran expoliados. No obstante, el barco fue interceptado por los franceses en Sanlúcar de Barrameda, y requisaron todo su contenido. En febrero de 1810 la ciudad fue invadida por los franceses. En 1811 el mariscal destinó el convento a cuartel de artillería y sede administrativa del ejército, poniéndolo a cargo del general Lery. Se vació de contenido religioso. La iglesia fue usada como almacén de víveres, la sacristía como carcinería, la capilla del Capítulo como bodega, la capilla de Santa María Magdalena como botica, el refectorio como almacén de grano. En el cementerio del monasterio construyeron una cocina. Los naranjos de una huerta de 2.000 pies fueron arrancados. Se creó un doble foso alrededor del edificio, con un puente levadizo en la puerta que daba al río. En el muro exterior, se pusieron baluartes y torres vigías. La entrada principal fue tabicada y, frente a la misma, se creó una plaza de armas para la tropa y la artillería.

Tras la expulsión de los franceses, los cartujos regresaron a Sevilla el 30 de septiembre de 1812. Fueron acogidos primero en el Oratorio de san Felipe Neri y regresaron a su convento el 28 de octubre.

En el Trienio Liberal, de 1820 a 1823, los bienes del monasterio fueron incautados y el monasterio fue exclaustrado para ser usado como casa de vecindad. El edificio les fue devuelto a los cartujos en 1823 y en 1827 su iglesia volvió a abrirse al culto.

Finalmente, el 19 de febrero de 1836 llegó la desamortización de Mendizábal, por la cual el Estado confiscó los bienes de la Iglesia Católica, ocasión que aprovechó el comerciante inglés Charles Pickman compra las instalaciones, con el fin de instalar una fábrica de porcelana de estilo inglés. Durante siglo y medio, los productos con la marca "La Cartuja de Sevilla" gozaron de merecida fama en el mundo entero. Como es natural, las instalaciones tuvieron que adaptarse al ritmo de producción y, si bien en principio se intentó respetar los edificios originales del monasterio, la elevada demanda obligó a la utilización de capillas, refectorio y otras salas como almacenes o talleres. En su momento de máxima producción la fábrica de la Cartuja contó con diez grandes hornos, de los cuales se conservan cinco, convenientemente restaurados.

En el año 1982, el Monasterio fue expropiado por el Estado para instalar en la Isla de la Cartuja la Exposición Universal de 1992, en la que el Monasterio albergó el Pabellón Real.

En la actualidad, la Cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla acoge las sedes del Rectorado de la Universidad Internacional de Andalucía, del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.



sábado, 27 de diciembre de 2025

HOSPITAL SAN LAZARO

 

Hospital de San Lázaro

La historia del Hospital de San Lázaro se inicia con la Sevilla que surge tras la conquista castellana en 1248, para recluir a enfermos de lepra. Su fundación se produjo en el arrabal islámico de la Macarena que era uno de los tres más importantes de la Isbiliya musulmana, junto con el de San Bernardo y el más importante de ellos, Triana. El acceso actual al hospital aún se hace a través de una de sus torres, la de los Gausines, único vestigio de este importante arrabal, ya que los restos de la torre de la Macarena, mayor que la de los Gausines, se perdieron incomprensiblemente en los años 90.

La iglesia mudéjar fue construida siguiendo el modelo de las parroquias que se estaban construyendo en Sevilla en los siglos XIV y XV. El hospital albergó dos cofradías y una de ellas, la de San Blas contaba con gran devoción entre los Sevillanos que acudían al hospital en sus celebraciones y también hay noticia de que la hermandad de penitencia más antigua de las que existen actualmente en Sevilla, la Hermandad del Silencio, realizó su primera salida procesional hasta el hospital de San Lázaro en 1356. En el siglo XVI el Hospital de San Lázaro fue el lugar elegido para recibir a varios reyes en sus visitas a Sevilla, incluido el Emperador Carlos V y su futura esposa Isabel de Portugal con motivo de su boda en Sevilla.

Monumento histórico artístico desde 1964 y Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1985.


viernes, 26 de diciembre de 2025

MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO DE BUENAVISTA

 

Monasterio de San Jerónimo de Buenavista

Fray Diego Martínez de Medina, un jurista laico perteneciente a la orden jerónima. Este convento lo fundó con el apoyo del arzobispo Alonso de Ejea y algunos aristócratas sevillanos simpatizantes de la orden, fundó un convento en unos terrenos al norte de Sevilla, un 11 de febrero de 1414.

Debido a la cercanía de los jerónimos con las clases altas, contó con el favor de la realeza y la aristocracia. Gracias a la privilegiada posición donde se encuentra el monasterio, al pie del camino que unía Sevilla con la meseta, es conocido que varios monarcas pernoctaron en sus dependencias antes de entrar en la ciudad, normalmente a través de la puerta norte, la puerta de la Macarena. De hecho, entre sus muros se hospedaron los reyes Isabel I y Fernando II hasta en 11 ocasiones. En 1526 pernoctó el rey Carlos I antes de entrar en la ciudad para casarse con Isabel de Portugal. Felipe II, pernoctó en Buenavista el 30 de abril de 1570..Felipe IV pernoctó aquí el 29 de febrero de 1624.

Fue una de las primeras imprentas españolas en el siglo XVI y por ese motivo, el rey Felipe II les encarga a los jerónimos la impresión de las bulas de la Santa Cruzada. De esta imprenta es de donde salen los primeros libros (no manuscritos) que parten a América.

El monasterio de San Jerónimo fue uno de los más poderosos de Sevilla por el gran apoyo de la monarquía y las familias de alta alcurnia que sufragaron los costes de esta obra monumental.

Sufrió la incautación y saqueo por parte de las tropas francesas en la invasión de 1810.

Sin embargo, la desamortización de Mendizábal en 1822, sumió al edificio en una agonía, en 1823 se autoriza a los jerónimos a volver a sus dependencias pero es tan malo el estado de las instalaciones que muchos declinaron el permanecer en el cenobio, ( de los 150 frailes, se pasó a una docena) a partir de ahí el uso del monasterio es variado, fue usado como lazareto y colegio; se transformó en fábrica de vidrio a mediados del XIX; se uso como almacenamiento de ganado porcino. Se transformó en residencia particular hasta que en 1984 lo adquirió el Excmo Ayuntamiento de Sevilla. habiendo sido años antes, en 1964, declarado Monumento Histórico Artístico por parte del Ministerio de Cultura, para usarse en nuestros días como un centro cívico y biblioteca pública.


jueves, 25 de diciembre de 2025

PIEDRA LLOROSA

 

Piedra Llorosa c/ Liñán 2

A pocos metros de donde se ubicaba la Puerta Real, encontramos aún hoy un bloque de piedra que conocemos como "La Piedra Llorosa de Sevilla". Según la tradición, fue el lugar donde Juan José García de Vinuesa, Teniente de Alcalde en 1857 se sentó a llorar de impotencia por los tristes hechos ocurridos. Falleció por la epidemia de cólera de 1865, atendiendo y ayudando a enfermos en Triana.

Año 1857, cuando en la ciudad se produjo un pronunciamiento popular, liderado por jóvenes de la media burguesía sevillana. El movimiento, contaba con apenas una treintena de jóvenes que partió de Sevilla hacia Ronda, reivindicando República y Libertad. Recorrieron las diferentes localidades que encontraban por el camino. La primera por la que pasaron fue Utrera y de ahí, la idea era en un principio seguir hasta El Coronil para llegar a Morón de la Frontera. Desde Utrera finalmente decidieron dirigirse a Arahal, Paradas y Marchena para desde ahí bajar a Morón. Prosiguieron adentrándose en la Serranía de Ronda hasta llegar a Pruna, Alcalá del Valle, Setenil de las Bodegas y Benaoján. En cada localidad que atravesaban fueron sumando sublevados a la causa. Los motivos eran principalmente las malas cosechas y el atraso del campo andaluz.

La primera parada que los insurrectos realizaron en su ruta fue Utrera, allí tomaron armas y sumaron hombres. También lo harían en Arahal, donde además quemaron los archivos públicos de la localidad. En cada parada aprovechaban para armarse, coger caballos y hasta instrumentos musicales como en Utrera, donde robaron tambores y cornetas de la sociedad filarmónica para ir anunciando su llegada allí por donde pasaban. La Guardia Civil los frenó en Marchena, produciéndose un tiroteo con víctima mortal y varios prisioneros. Los insurrectos pensaban que en la Serranía de Ronda se unirían a un ejército de 30.000 hombres que los esperaban para volver a Sevilla e incendiar muchas casas de la ciudad, pero en la sierra no los esperaba nadie. Lo que sí salió de Sevilla en su búsqueda fue una columna defensiva que iba directamente a frenarlos y apresarlos, algo que ocurrió en Benaoján, Málaga. Allí muchos fueron sorprendidos y abatidos, superando las cuarenta víctimas y varias decenas de presos. Algunos consiguieron huir dirección Gibraltar. Estos hechos aparecen en uno de los llamados Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, concretamente en el que lleva el título de "O´Donnell"

El pronunciamiento popular fue severamente aplastado por el gobierno de Narváez, algo que produjo víctimas mortales y encarcelados. Los apresados fueron llevados a la prisión que era por entonces el antiguo convento de San Laureano (edificio junto al cual se sitúa la piedra). Días después, los encarcelados serían ejecutados en el Campo de Marte, actual Plaza de Armas, ante la indignación de unos y la alegría de otros. Todo fue tan rápido que no dio lugar a que llegaran las peticiones de indulto que se reunieron en todas las poblaciones, llegando casi al centenar de páginas firmadas pidiendo clemencia. Entre estas firmas se encontraba la de la infanta María Luisa, hermana de la reina Isabel II y esposa de Antonio de Orleans, duque de Montpensier. Estos hechos provocaron la impotencia de Juan José García de Vinuesa, Teniente de Alcalde, salió por la Puerta Real, se sentó en un bloque de granito que se encontraba a la entrada de la prisión, el antiguo convento de San Laureano y allí sentado lloró por no haber podido frenar aquella barbarie.

La Piedra Llorosa de Sevilla no se encontraba exactamente donde hoy la vemos. Con las obras de reurbanización de la zona, se trasladó unos metros hacia atrás en época reciente para no entorpecer el tránsito de peatones y vehículos. Cuando ocurrieron los hechos, la piedra se encontraba a pocos metros de la antigua Puerta Real, llamada en origen Puerta de Goles, que desaparecería cinco años después, en 1862, precisamente bajo el mandato de García de Vinuesa. Sus "restos", los de la antigua puerta, estuvieron durante años a la espera de ser reconstruidos para servir de entrada al cementerio de San Fernando, inaugurado apenas nueve años antes, en 1853, algo que nunca ocurrió.


martes, 23 de diciembre de 2025

HOMBRE DE PIEDRA

 

Hombre de Piedra

La calle Hombre de Piedra se encuentra en el barrio de San Lorenzo, muy cerca de la Alameda de Hércules. De hecho es una de sus perpendiculares, uniendo la calle Santa Clara con Jesús del Gran Poder, desembocando justo a las espaldas de la Casa de las Sirenas.

Por esa época esta calle se llamaba calle del Buen Rostro. La leyenda nos habla de una taberna donde varios hombres se encontraban bebiendo vino, cuando a lo lejos empezó a oírse una campanilla y unas voces que rezaban. Venían de San Lorenzo, e iban a dar la última comunión a algún enfermo de la feligresía. Tras el párroco, unas señoras con velas acompañaban el cortejo.

Los hombres salieron de la taberna y vieron como la comitiva aparecía por la calle de Santa Clara y se dirigían hacia el entorno de la Alameda de Hércules (que aún no existía, siendo en esa época todavía una laguna y una zona bastante degradada).

Los hombres de la taberna, más por obligación que por devoción, se arrodillaron ante el paso del sacerdote, el cual portaba en sus manos el viático con la Hostia. Entre ellos se encontraba uno, conocido como Mateo el Rubio, uno de los delincuentes más conocidos del barrio. Este, alardeando de valentía e incredulidad increpó al resto gritando:

"Atajo de gallinas, que os arrodilláis como mujeres. Ahora veréis un hombre de verdad y no me arrodillaré, sino que me quedaré de pie para siempre".

Y así fue. Un rayo cayó sobre el valiente Mateo, acompañado de un trueno ensordecedor, hundiéndolo en el suelo hasta las caderas y convirtiéndolo en piedra para siempre.

Si dejamos a un lado la leyenda, seguramente se trate de un busto romano, utilizado como material de acarreo en la construcción de un nuevo edificio, o como otros apuntan, un busto romano utilizado como señal o reclamo de algún baño público de época musulmana ubicado en la zona.