lunes, 26 de noviembre de 2012

EL QUEMADERO

Más o menos donde hoy está la estatua del Cid Campeador, vulgo “el caballo”, (cuyo modelo original no muchos saben que está justo en la puerta de la Hispanic Society de Nueva York, a orillas del río Hudson) estatua de bronce realizada por la escultora norteamericana Anna Huntington, que lo regaló a la ciudad de Sevilla, en el año 1929 con motivo de la Exposición Iberoamericana, estuvo situado el quemadero de la ciudad, donde el tribunal del Santo Oficio- La Inquisición;

El Papa Sixto IV establece la Inquisición, a través de la bula exigit sincerae devotionis, dada en Roma el 01/11/1478. La Inquisición comenzó a actuar en Sevilla, con su primer auto de fé, que se celebró el 6 de febrero de 1481, entre 1481-1489 fueron quemados 10.220 judíos. Los hijos y nietos de los condenados (por la Santa Inquisición) no podían desempeñar o poseer oficios públicos, ni puestos, ni honores, ni ser ascendidos a las órdenes sagradas, ni ser jueces, alcaldes, condestables, magistrados, jurados, escribanos públicos, médicos, cirujanos, tenderos, corredores, cargadores, fieles, recaudadores, alcabaleros o poseedores de cualquier otro oficio público parecido. El 15 de Julio de 1834 se publicó un decreto por el que se suprimía la Inquisición definitivamente en España.

El quemadero fue encomendado al cuidado de los frailes dominicos, que ejecutaban a los condenados a la hoguera. Era una especie de mesa cuadrada de mampostería sobre cuatro pilares que empotrados en postes de ladrillo sobresalían en los ángulos. En las esquinas había cuatro estatuas de barro de los profetas. Dejó de utilizarse en 1781 y los franceses lo destruyeron al poco de tomar sevilla.

Otras formulas de ejecución de la Santa Inquisición fueron:

Por ahorcamiento, que se realizaba en los campos de Tablada.

Por desmembramiento, usualmente con caballos; atando cada extremidad a un animal y azuzándolos hasta que se les desprenden los miembros a la víctima. Esto se realizaba en la plaza san Francisco

Otros tormentos que se aplicaban en el castillo de san Jorge, (hoy mercado de Triana):

El tormento de la garrucha, o la polea, se ataban grandes pesas a los pies de la víctima. Se le ligaban los brazos por detrás en la espalda y se le sujetaban a una cuerda que pasaba por una polea atada al techo de la cámara de tortura. Entonces se le levantaba lentamente en el aire y después se le dejaba caer bruscamente a un par de pies del suelo. Normalmente esto ocasionaba dislocación de las articulaciones y tendones.

La tortura de la torca, o tortura del agua, se atascaba un trapo en la garganta de la víctima. Entonces se echaban grandes cantidades de agua en la boca y, por medio del trapo, estaba obligada a deglutirla toda.

La tortura del potro, se amarraba la víctima a un armazón de madera, con una cuerda gruesa que después se apretaba vuelta tras vuelta.

El sambenito, era una prenda larga, de color amarillo, con una o dos cruces diagonales impresas en ella. Los arrepentidos estaban condenados a llevarlo como señal de infamia durante un periodo que podía ir de unos cuantos meses a toda la vida. Quien llevara un sambenito estaba expuesto al insulto y al ridículo y si era exiliado de su localidad, tenía que hacer frente al robo y al asesinato en la carretera y a una nueva persecución dondequiera que fuese.



1 comentario:

Francisco José Gutiérrez Gallego dijo...

Buenas noches.
Sus comentarios sobre la Inquisición son falsos y, sobre todo, negrolegendarios.
Puede consultar a Geofrey Parker, o a García Cárcel, o a Contreras, o a Henningsen, o a Haliczer, o a María Elvira Roca para saber la verdad.

Las torturas que cita son falsas o, más bien, de las inquisiciones protestantes. La inquisición española sólo admitía dos tipos tipos de tortura: el látigo y el agua
La Inquisición española era una institución muy organizada, mucho mejor reglamentada que cualquier otra en su momento, y en la que la religión seguía siendo asunto de la religión y no del Estado. Se ocupaba de delitos que todavía lo son hoy día, como por ejemplo los que se conocían como delitos contra la honestidad: el proxenetismo, la pederastia, la trata de blancas, la falsificación de monedas y documentos... Tenía un campo muy amplio de trabajo. El hecho de constituirse como una forma organizada, reglamentada y judicialmente estable de tratar las disidencias religiosas evitó las matanzas que éstas provocaron en el lado protestante. Conocemos todas y cada una de las sentencias a muerte que aquí se firmaron. Están muy bien documentadas en un estudio del profesor Contreras y de un danés, Henningsen. La Inquisición juzgó un total de 44.000 causas desde 1560 hasta 1700, con el resultado de 1.340 muertos aproximadamente. Y esa es toda la historia. Calvino mandó a la hoguera a 500 personas en solo 20 años por herejía. Cuando uno se pone a ver las barbaridades que sucedieron en el lado protestante, es que no hay color, entre otras cosas porque el cálculo de muertos que la intolerancia protestante pudo provocar sólo puede hacerse aproximadamente puesto que en la mayoría de los casos no hubo juicio, ni abogados, ni derecho a defenderse, fue por el procedimiento bárbaro del linchamiento, nada más. Esto no ocurrió nunca en las zonas católicas, jamás, y por tanto, no ocurrió en Sevilla.
La Iglesia tendría que haberse puesto de manera un poco activa a limpiar su buen nombre y no esperar a que venga un señor como Stephen Haliczer, de la Universidad de Illinois, a publicar un trabajo de investigación sobre la Inquisición y a decirnos: «vamos a ver, ¡pero si esta institución era ejemplar en su tiempo! ¡Si el uso de la tortura era absolutamente limitado! ¡Si las cárceles suyas eran más benignas que las de la jurisdicción civil! ¡Si los juicios tenían más garantías que todos los demás!
Por favor, corrija sus datos.
Gracias.